El cacao
El cacao no es el cacao, o sea, la que se est¨¢ armando o la que se va a armar. El cacao es el cacao, o sea, como el colacao, pero de verdad. L¨®pez-Bravo lo ha dicho muy claro a prop¨®sito de los rumores sobre sus supuestas posesiones de grandes fincas de cacao en la Guinea Ecuatorial:-Son incre¨ªbles y absurdas patra?as.
Cuando el piadoso esc¨¢ndalo Matesa, era la pregunta que te hac¨ªan en los c¨®cteles:
-?Su se?ora teje con un telar sin lanzadera?
Era la manera de insinuarte finamente que si estabas en el cacao.
-Mi se?ora, como la de Buero Vallejo, es una tejedora de sue?os que se pasa las noches en plan Pen¨¦lope, esperando abnegada a que yo vuelva del peri¨®dico.
Pero no todos -ay- pod¨ªan dar una respuesta tan edificante.
Cuando lo del Sahara, los tiros iban por otro lado:
-El fosfato, ?solo o con leche?
Y ahora, con lo de Guinea, en todas partes se hace la gente igual pregunta. En los estrenos, en las cenas, en los copazos:
-?Estaba usted metido en el cacao del cacao?
A don Gregorio L¨®pez-Bravo le han cogido de malas y ha contesta do hecho una tarasca. Hace bien. Estuve en la presentaci¨®n de Jacaranda, revista grande y en color¨ªn que es como la faldumenta hippy y en papel de Rosa Montero, alma femenina e inspirada de la cosa.
-Me gusta mucho -le digo a Rosa-, pero le falta algo sobre el cacao del cacao.
Estoy seguro de que lo meter¨¢n en seguida. Mi amigo Cuadrado, erudito del underground y otras marginalidades, lo llama amarillismo del bueno. Ahora que van a salir Mundo Obrero y El Socialista para quitarle parroquia al As Color, que es lo que le¨ªa el l¨²mpem, creo que hay que lanzarse al amarillismo period¨ªstico y descubrir todos los cacaos -el del cacao y otros- que andan por el pa¨ªs.
El cacao Matesa, el cacao Sahara, el cacao Piramid¨®n, el cacao Redondela, el cacao Sofico, el cacao de la Seguridad Social, el cacao de Guinea y en este plan. Parece que ¨²nicamente no hay cacao en el colacao.
-Dice que si en el cacao de Guinea andaba Carrero-, se insin¨²a el parado.
-Dice que si Garc¨ªa Trevijano-, se perfila el quiosquero.
-O L¨®pez-Bravo.
-?Y el cacao de la Lockheed?
Eso no fue cacao, sino turr¨®n y mazap¨¢n. Unos regalos navide?os que les dejaron los Reyes Magos en los zapatos. El se?or Valero Bermejo, por su parte, ha puesto los zapatos a la puerta de Butano, SA, junto a la bombona, y los Magos le han dejado un cese.
-?Para que no arme el cacao?
Puede ser. Con la ca¨ªda de los secretos oficiales, los secretos de Estado y las materias reservadas, la oligrocracia anda por la calle pegada a las paredes. Es el colacao desayuno y merienda, lo torna aquel ciclista que es el amo de la pista. Pero mientras, los espa?oles de a pie tom¨¢bamos colacao, o nocilla, qu¨¦ merendilla, y unt¨¢bamos el pan con tulip¨¢n, resultan que otros se?ores se estaban poniendo moraditos para ganar dinero con el cacao de Guinea.
-?Pero en Guinea no defend¨ªamos las esencias?
-Y la civilizaci¨®n occidental cristiana.
-Y el cacao.
De la ¨²nica instituci¨®n que no se sospecha, en lo del cacao de Guinea, es de la Real Academia Espa?ola. Nunca han pasado del chocolate con picatostes.
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