El obispo de Orense, contra la rentabilidad de las tierras de la Iglesia
La creaci¨®n de una sociedad religiosa, bajo control absoluto del obispo de Orense, es el final de la experiencia m¨¢s importante llevada a cabo en Galicia para aprovechamiento de bienes diestrales de parroquias orensanas a trav¨¦s de una sociedad an¨®nima, hoy desaparecida. Supone esto que 92 hect¨¢reas de terreno se ven condenadas a continuar improductivas.
Los bienes diestrales son tierras, la mayor¨ªa donadas por fieles, de muchas parroquias gallegas, que, pese a la gran extensi¨®n que en algunos casos alcanzan en una zona claramente minifundista, generalmente est¨¢n sin explotar.A impulsos del Consejo Presbiteral Diocesano, a finales de 1972, se constituy¨® por escritura p¨²blica la sociedad an¨®nima Diestrales Reunidos (Diresa), en Orense, en la que participaban doce sacerdotes titulares de parroquias que aportaban terrenos en un total de 92 hect¨¢reas, valorados en poco m¨¢s de mill¨®n y medio de pesetas, con una clara devaluaci¨®n, puesto que resultaba a poco m¨¢s de cincuenta c¨¦ntimos el metro cuadrado, y el obispo con una aportaci¨®n de 1.480.000 pesetas en efectivo. En el pre¨¢mbulo de la escritura se se?alaba que la motivaci¨®n era la ?escasa o nula rentabilidad de los diestrales?, as¨ª como su situaci¨®n de ?antitestimonio para los fieles, dado el abandono de los mismos? y que los otorgantes de la escritura deseaban que los bienes ?sirvan para resolver los problemas econ¨®micos de las parroquias?. El capital social era de tres millones de pesetas. Se nombr¨® presidente del consejo al can¨®nigo penitenciario de la di¨®cesis.
La sociedad de los diestrales, con el asesoramiento de un banco gallego y la colaboraci¨®n de lryda, puso en marcha dos granjas, una de cerdos y otra de terneros, realizando una inversi¨®n total cercana a los siete millones de pesetas. En 1974, las granjas en explotaci¨®n dieron un rendimiento superior a los cinco millones de pesetas. La eficacia cierta de la gesti¨®n fue el comienzo de los problemas de la sociedad. El obispo pretendi¨® el control directo de ella, seg¨²n manifestaba a mediados de ese a?o el presidente de la sociedad a los restantes miembros del consejo de administraci¨®n, presentando su dimisi¨®n, para que el obispo fuese nombrado en tal carga Monse?or Temi?o, como presidente de la sociedad, al comprobar que ten¨ªa que contar con los restantes miembros del consejo y no pod¨ªa gobernarla sin cortapisa alguna, solicit¨® de la Santa Sede la disoluci¨®n de la misma. Gesti¨®n que ocasion¨® gastos valorados en medio mill¨®n de pesetas.
Ahora, para suplir a la sociedad desaparecida, el prelado de la di¨®cesis orensana ha constituido una sociedad religiosa sobre la que ejerce un control total. Sociedad que explota las dos granjas, quedando desligados los terrenos de los diestrales, que vuelven a estar sin rentabilidad alguna, aunque sirvieron de base para la puesta en marcha de una f¨®rmula, siguiendo criterios de la Conferencia Episcopal, para que cada di¨®cesis arbitrase medios adecuados a fin de sustentar a sus sacerdotes.
Aunque la di¨®cesis se asienta en una provincia subdesarrollada, el obispado tiene grandes recursos econ¨®micos y de dinero en efectivo, fruto el ¨²ltimo, principalmente, de las ventas de solares en calles c¨¦ntricas de la capital.
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