Una v¨ªa asc¨¦tica
La repesca cinematogr¨¢fica nos trae otra pieza arqueol¨®gica no demasiado bien tratada por el tiempo. En su momento esta pel¨ªcula desat¨® discusiones encendidas y aviv¨® pol¨¦micas que hoy se nos antojan aut¨¦nticamente trasnochadas. El tema de esta Madre Juana de los Angeles arranca del c¨¦lebre proceso hist¨®rico de las posesas de Loudun, que tan bien estudiara Aldous Huxley en su c¨¦lebre ensayo y del que sirvi¨® Ken Russell para una de sus pel¨ªculas m¨¢s desmelenadas y estramb¨®ticas, Los diablos, excelente producto para asustar cardenales posconciliarses y personas sensibles, pero nulo o casi, en el plano cinematogr¨¢fico.Kawalerowicz pertenece al grupo de cineastas polacos surgidos a finales de los cincuenta, de los que Wajda es el m¨¢s conocido y difundido, en el momento en que aquella cinematograf¨ªa intentaba independizarse de las imposiciones ideol¨®gicas del Gobierno oficial e intentar diversas experiencias creadoras se?aladas por la libertad respecto a imposiciones externas. El final de la historia es bien sabido: Wajda se ha refugiado en reconstrucciones literarias del pasado, que no inquietan a los pol¨ªticos profesionales; otros m¨¢s j¨®venes -Polanski, Skolimovski- escogieron el camino del exilio, as¨ª como algunos veteranos, como el mismo Kawalerowicz, quien despu¨¦s de rodar hace cuatro a?os una versi¨®n de Mar¨ªa Magdalena en Italia no ha vuelto a hacer nada.
Madre Juana de los Angeles
(Matka Joanna od Aniolow).Producci¨®n polaca, a?o 1961, grupo Kadr. Director: Jerzy Kawalerowicz. Gui¨®n: Jerzy Kawalerowiez y Tad¨¦usz Konwicki, seg¨²n la novela hom¨®nima de J. Iwaszkiewicz. Int¨¦rpretes: Lucyna Winnicka Mieczvslaw Voil A. Ciepielewska. Estreno en Cine Rosales.
Madre Juana de los ?ngeles no es la mejor obra de este autor, pero s¨ª la m¨¢s famosa, aunque yo prefiera, desde un punto de vista global, Fara¨®n, estrenada en Espa?a hace diez a?os. Como en casi toda su filmograf¨ªa, esta versi¨®n del turbio asunto de la abadesa Juana y del exorcista Suryn -la obra comienza exactamente cuando Los diablos, de Russell ha terminado, es decir, cuendo el cura Grandier, Graniec, en la versi¨®n polaca, ha sido quemado en la hoguera- plantea el viejo tema de las relaciones entre sexo y religi¨®n, o tambi¨¦n, si se quiere, el de la naturaleza y fines de la actividad religiosa, relacionada con la fascinaci¨®n del mal.
Kawalerowicz es un autor riguroso, poco dado a simplificaciones maniqueas y a trucar los datos. Aunque sus planteamientos cr¨ªticos son muy evidentes, no falsea los hechos ni modifica el equilibrio dram¨¢tico para llegar a un final prefabricado, propio del viejo cine de tesis. Su estilo, intenta seguir una v¨ªa asc¨¦tica y despojada -vagamente inspirado en De Dreyer- con una pl¨¢stica rebuscada y muy precisa, excesivamente geom¨¦trica y r¨ªgida, pero no exenta de encanto.
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