El desarrollo del pueblo divide al Ayuntamiento
A medio camino entre Madrid y El Escorial, Villanueva del Pardillo constituye un caso ins¨®lito ya que conserva un aspecto tranquilo y rural al margen del crecimiento galopante de los pueblos de la periferia madrile?a. Ahora parece, sin embargo, que quiere ganar el tiempo perdido, seg¨²n declar¨® el propio alcalde ante el presidente de la Diputaci¨®n, con planes de pasar, en cuatro a?os, de setecientos vecinos a 15.000.No todo el mundo est¨¢ de acuerdo con este crecimiento fulgurante. Una concejal, Mar¨ªa Bravo, lo mismo ante el presidente que en el ¨²ltimo pleno municipal, ha sostenido que es necesario prever antes la infraestructura y los servicios. Afirma, adem¨¢s, que las licencias de construcci¨®n que se est¨¢n concediendo son ilegales y que habr¨ªa que esperar, por tanto, a la aprobaci¨®n del Plan General que, seg¨²n el alcalde, es inminente.
En el mismo pleno se present¨® un proyecto firmado por Jos¨¦ de la Mata, que parece ser, interfiere con la futura autopista. Esta vez dos concejales pidieron que el asunto quedara sobre la mesa en espera de un informe m¨¢s completo. Otro concejal, exclam¨® golpeando con el cenicero en la mesa presidencial: ??y a m¨ª que me importa por d¨®nde vaya a pasar la autopista!? Tras esta argumentaci¨®n al proyecto, fue aprobado, inexplicablemente, puesto que si un concejal pide que un asunto quede para el pr¨®ximo pleno, hay que concederlo, a menos que se declare de urgencia, decisi¨®n que no se tom¨® en este caso.
Hay que destacar, tambi¨¦n, la curiosa trascendencia que, a falta de otras aprobaciones oficiales, concede la corporaci¨®n de Villanueva del Pardillo a, que los proyectos est¨¢n visados por el Colegio de Arquitectos, aprobaci¨®n que en s¨ª misma no otorga refrendo de legalidad urban¨ªstica. Finalmente, el pleno, tras varios puntos, termin¨® id¨ªlicamente con la concesi¨®n de un permiso para construir un aprisco.
Las diferencias en el seno de la corporaci¨®n, aparecieron a¨²n m¨¢s claramente ante el presidente de la Diputaci¨®n, que en su visita al pueblo anim¨® a que cada cual expusiera su opini¨®n. La concejal Bravo fue acusada de obstruccionista: el alcalde, como argumento supremo, la acus¨® de ?oponerse, incluso, a los proyectos de edificaci¨®n de sus parientes?. Ante el presidente la concejal mantuvo que se conced¨ªan licencias ilegales de construcci¨®n y que se estaba entregando el pueblo a los intereses de as grandes urbanizadoras. En el fondo la pol¨¦mica era un ejemplo m¨¢s de tantos pueblos del alfoz de Madrid, en d¨®nde se enfrentan unos criterios desarrollistas a¨²n mayoritarios.
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