La URSS y Rumania culminan un proceso de normalizaci¨®n
Las entrevistas entre Brejnev y Ceaucescu (tercera ronda en lo que va de a?o) concluyen un proceso de normalizaci¨®n entre Rumania y la Uni¨®n Sovi¨¦tica que comenz¨® en la conferencia de Helsinki y que, con algunos obst¨¢culos intermedios (la disputa geogr¨¢fica sobre Besarabia), concluy¨® pr¨¢cticamente en la conferencia panaeuropea de partidos comunistas, con la consiguiente impotencia sovi¨¦tica para mantener un centro sobre el que gravitase el movimiento comunista mundial.Durante diez a?os, Nicolai Ceaucescu luch¨® por conservar la independencia y soberan¨ªa nacionales y tuvo miedo, en algunas ocasiones, de una eventual injerencia sovi¨¦tica en sus asuntos. Hace dos a?os, poco despu¨¦s de una reuni¨®n del comit¨¦ pol¨ªtico consultivo del Pacto de Varsovia, reuni¨®n que se repite ahora en la capital rumana, Tito visit¨® a Ceaucescu, por invitaci¨®n de este ¨²ltimo, para conversar sobre la estrategia conjunta en caso de que la URSS presionase demasiado para obtener un corredor en la regi¨®n rumana de Dobrubka, por el que desfilar¨ªan las tropas del Ej¨¦rcito rojo cuando hubiese maniobras en Bulgaria.
Solucionado este problema en 1975 y con el reconocimiento de la independencia y soberan¨ªa rumanas por parte de la URSS, en Helsinki, y de manera oficial en Berl¨ªn-Este, los problemas sovi¨¦tico-rumanos desaparec¨ªan por completo.
Ahorta, Rumania tiene dos problemas internos, frente a los cuales la URSS no permanece indiferente. El primero seria un control ideol¨®gico de la poblaci¨®n, producto de la relajaci¨®n pol¨ªtica de la juventud (la generaci¨®n del relevo) y el temor al contagio con los pa¨ªses occidentales, si el apartado de Helsinki sobre circulaci¨®n de personas e ideas se lleva a la pr¨¢ctica. El segundo problema lo constituir¨ªa la econom¨ªa, que atraviesa un per¨ªodo dif¨ªcil, al disminuir el nivel de crecimiento del 14 al 9,8%, mientras el comercio sovi¨¦tico-rumano alcanza tan s¨®lo el 15% de las transaciones efectuadas por Rumania.
Respecto al control ideol¨®gico, el peri¨®dico Izvestia (¨®rgano gubernamental sovi¨¦tico) apoya decididamente tal pol¨ªtica. Para la URSS, la rigidez de las democracias populares en lo que concierne al partido ¨²nico, es fundamental (ver EL PAIS del 17 de noviembre) y el respeto estricto a este principio es la base de las buenas relaciones entre partidos y gobiernos comunistas. Para Mosc¨² es una satisfacci¨®n comprobar que el r¨¦gimen de Ceaucescu, definido como un estalinismo a la rumana, no ofrece ning¨²n peligro de provocar alteraciones democr¨¢ticas, al estilo h¨²ngaro o checoslovaco.
En relaci¨®n con la econom¨ªa, la URSS que pretende llevar a cabo una pol¨ªtica de mayor integraci¨®n en el seno del Comec¨®n, ver¨ªa a Rumania como uno de los pa¨ªses asociados que necesitar¨ªan incrementar sus actividades econ¨®micas en el seno de la organizaci¨®n.
En fin, la soberan¨ªa e independencia rumanas podr¨ªan servir a la Uni¨®n Sovi¨¦tica como medio de sondear las intenciones de los nuevos dirigentes de Pek¨ªn, ya que Ceaucescu mantiene relaciones amistosas con China, y, de todos los dirigentes del Este europeo, es el ¨²nico que est¨¢ en una posici¨®n capaz de hablar a la vez con Kosiguin y Li Hisennien. As¨ª pues, no resulta del todo protocolaria la asistencia de Gromyko, ministro sovi¨¦tico de Asuntos Exteriores a estas conversaciones.
(?Nepszabadsag?, ¨®rgano informativo del PC rumano atacaba el 7 de abril pasado la interpretaci¨®n de los partidos occidentales sobre el internacionalismo proletario, reafirmando su fidelidad a ?la dictadura del proletariado?.)
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