Antonio Aradillas: "El divorcio no es politizable"
?Este libro es el reconocimiento del fracaso de mis dos anteriores libros -Matrimonios rotos y Proceso a los Tribunales Eclesi¨¢sticos- Si la Iglesia hubiera corregido las graves denuncias que yo formulaba en ellos, no habr¨ªa tenido necesidad de escribir ¨¦ste. Porque lo peor de todo es que la Iglesia, si no consintiendo, al menos est¨¢ propiciando un divorcio encubierto con esas nulidades que concede por dinero.?Con estas palabras se refiri¨® Antonio Aradillas a su ¨²ltimo libro, Divorcio 77, que presentar¨¢ el pr¨®ximo martes en el Ateneo de Madrid Miret Magdalena.
Antonio Aradillas, sacerdote, periodista y gran experto en el tema del divorcio, ha recogido, por medio de una serie de encuestas, opiniones representativas sobre la cuesti¨®n a tres niveles: teol¨®gico. legal y pol¨ªtico. A este repertorio de opiniones precede un informe sobre el divorcio en el mundo y la reforma del derecho de familia en Espa?a.
Divorcio 77, la elecci¨®n de ese t¨ªtulo hace suponer que usted cree que el divorcio en Espa?a es algo inminente.-?Es realmente as¨ª?
-Pues s¨ª, presiento que el a?o que viene ser¨¢ el del divorcio, si no en su legalizaci¨®n, s¨ª en la conciencia de su necesidad a nivel de calle. Seg¨²n las encuestas realizadas por FOESSA y el Instituto de Opini¨®n P¨²blica, el 76 % de los espa?oles entre dieciocho y cuarenta a?os, piden el divorcio. Ahora bien, el pueblo debe encontrar una v¨ªa democr¨¢tica de expresi¨®n de ese deseo, pues de momento, todav¨ªa hay dos impedimentos graves: una ley Fundamental y un art¨ªculo del Concordato, ambos perfectamente revisables, tal como nos lo est¨¢n demostrando los ¨²ltimos acontecimientos de la Reforma en las Cortes.
-Entonces, ?puede decirse que el divorcio es viable a corto plazo?
-En el aspecto civil lo veo factible: lo que no creo que sea f¨¢cil es que la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica espa?ola y determinados movimientos ?espirituales? le dejen v¨ªa libre. Incluso es de temer que quieran, justificar con ¨¦l una especie de cruzada tal y como ocurri¨® en Italia con el piccolo-divorcio. Esto ser¨ªa de lamentar, ya que el divorcio corresponde al paquete de derechos humanos y no es materia politizable. La actitud que a mi modo de ver le corresponde adoptar a la Iglesia espa?ola -siguiendo el ejemplo de la canadiense- es adoctrinar en libertad a las parejas para que mantengan sus v¨ªnculos conyugales e intentar influir para que la ley de divorcio sea lo m¨¢s justa posible. En mi opini¨®n, la Iglesia, no s¨®lo no deber¨ªa oponerse al divorcio, sino que tendr¨ªa que facilitarlo.
-?No conf¨ªa en que esa comisi¨®n que estudia la revisi¨®n del Concordato de cara a dise?ar las bases de una ley de divorcio, pueda dar una soluci¨®n v¨¢lida a la cuesti¨®n?
'Lo que me parece inexplicable y sospechoso es que, a estas alturas, se lleven tan en secreto los nombres de los que forman esa comisi¨®n y los contenidos de sus trabajos
.-Suponiendo que se legalizara el divorcio, ?qu¨¦ incidencia cree que podr¨ªa tener sobre la actual sociedad espa?ola?
-Menos apocal¨ªptica de lo que los detractores del divorcio afirman. Es sintom¨¢tico el hecho de que en el primer a?o de vigencia de la ley del Divorcio de la Segunda Rep¨²blica, el 88,8% de las parejas que se acogieron a ella lo hac¨ªan para normalizar una situaci¨®n f¨¢ctica de total separaci¨®n. Y otro dato en contra de las argumentaciones de los que dicen temer la llegada del divorcio: s¨®lo el 1 % del total de divorciados ten¨ªan m¨¢s de veinte a?os.
-?Y la cuesti¨®n de los hijos como ?v¨ªctimas? del divorcio?
-Lo que est¨¢ claro es que los sic¨®logos coinciden en que los ¨ªndices de inadaptaci¨®n entre hijos de matrimonios divorciados son sensiblemente inferiores a los que se dan entre hijos de matrimonios que deber¨ªan haberse separado y no lo hicieron.
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