Estudiantes luch¨® contra lo imposible

Ante unos grader¨ªos repletos de p¨²blico, los dos equipos deleitaron a una afici¨®n que se entreg¨® por completo a sus respectivos colores. Los dos entrenadores dispusieron de salida id¨¦ntico sistema: defensa de asignaci¨®n que coincid¨ªa en ambas zonas. Las parejas queda-ron as¨ª: Gonzalo- Brabender, M. Garc¨ªa-Walter, Pinedo-Corbal¨¢n, Beltr¨¢n-Crist¨®bal y Gregg-Luyk. Las luchas en ambas zonas eran terribles, pero'pronto se dej¨® ver que los madridistas superaban claramente a sus respectivos pares.En el minuto ocho, Jos¨¦ Ram¨®n Ramos ya se inquiet¨® por primera vez y solicit¨® tiempo (13-22). Pero el Madrid ya hab¨ªa puesto diferencia en el marcador y aunque Jos¨¦ Luis ocup¨® la plaza de Mar ano Garc¨ªa nada se solucion¨®. Posteriormente Gil y L¨®pez cogieron los puestos de Pinedo y Gonzalo,al que ya a esas alturas (minuto diecioch¨® y veintinueve y 45 en el marcador) Brabender hab¨ªa conseguido aburrir con una defensa sin fisuras en la que el menor de los Sagi-Vela no acert¨® a penetrar. El descanso se alcanz¨® con 3353.

En la segunda mitad ya no hubo color, el marcador fue en aumento favorable a los blancos y aunque Estudiantes lo intent¨® todo, la superioridad de los de Lolo S¨¢inz qued¨® tan patente como al final reflejaba el resultado 73-111.

Los madridIstas completaron un encuentro soberbio, formidablemente planteado desde el banquillo y con correspondencia absoluta en el campo. Corbal¨¢n dirigi¨® con mano maestra. Brabender descon cert¨® por completo a Gonzalo que s¨®lo hizo dos canastas (la primera en el minuto veintiocho) y Crist¨®bal y Walter apoyaban con gran acierto en el tiro y en la lucha bajo los tableros, donde Luyk era el coloso que superaba casi siempre al gigante estudiantil Gregg. El partido de Clifford fue completo l¨¢stima que apenas comenzado el segundo tiempo cayera lesionado y tuviera -que salir en brazos de sus compa?eros. Afortunadamente su lesi¨®n no reviste la gravedad que en un principio se temi¨®.