El Metro
El Metro se para, el Metro se rompe, el Metro hace huelga. Pero a¨²n le pueden pasar cosas peores al Metro. Por ejemplo, que lo llenen de propaganda electoral, como est¨¢ pasando ahora con el refer¨¦ndum.Antes dec¨ªamos que el Metro ol¨ªa mal. Ahora huele peor, porque huele a refer¨¦ndum, que es una cosa que huele siempre a cuerno quemado. El establishment s¨®lo baja al Metro para subir el precio del billete o para montar un refer¨¦ndum.
-Para Metro el de Mosc¨², don Francisco -me dice el quiosquero- Qu¨¦ l¨¢mparas, qu¨¦ lujo, qu¨¦ comodidades.
Mientras escribo mi cr¨®nica, me llaman dos o tres mass-media para preguntarme m¨ª opini¨®n sobre el refer¨¦ndum. Antes, con la paz de Franco, pod¨ªas escribir todo seguido tu art¨ªculo l¨ªrico sobre la sementera, que me parece que es por ahora. Est¨¢ visto que la democracia no es buena para nada. A todos les digo lo mismo:
-La finalidad del refer¨¦ndum no est¨¢ cartesianamente clara, como no se a investir de mayor autoridad a la autoridad.- o sea rearmar pol¨ªticamente a-!'los que ya est¨¢n armados hasta los dientes.
La pol¨ªtica, que en muchos a?os no se hab¨ªa hecho para el hombre de la calle, ahora se hace para el hombre de debajo de la calle ha salido por ah¨ª diciendo que, en caso de no verlo claro, es l¨ªcito abstenerse. M¨¢s que propaganda del refer¨¦ndum, est¨¢n haciendo propaganda de la democracia venidera, si es que viene, con lo que el personal que viaja en Metro empieza a sufrir ya cierta empanada mental y cree que con votar en el refer¨¦ndum va a venir la Pasionaria. ?Inf¨®rmate bien, y vota?. ?Y d¨®nde hay que informarse? Le he preguntado al se?or de gorra que da la salida al Metro. Ha mirado de arriba abajo mi abrigo ingl¨¦s (dado la vuelta):
-No te enrolles, Charles Boyer.
?En una democracia no sobra ning¨²n voto? dice otro slogan. Por la tele nos han echado a un se?or corriente votando ostensiblemente que s¨ª. Ese se?or representa la mayor¨ªa silenciosa, compuesta de espa?oles unidimensionales, despolitizados y vestidos de reba jas. Debe ser la imagen ideal que el Poder tiene de nosotros: el re fer¨¦ndum apela al espa?ol que vis te de rebajas, consume ideas de s,aldo y. sue?a con la qu incena blanca de las vacaciones pagadas en La Manga del Mar Menor o c 1 ualquier otra manga.
Lorenzo L¨®pez-Sancho, escribiendo como en un campo de minas, ha tenido el valor de decir que ahora se reclama al espa?ol-indiferente para un J uego sedi'c'eht¨¦rnei¨ªte democr¨¢tico que por otra parte :ha estado pro~ibido y condenado durante cuarenta a?os. Bueno, ¨¦l 1 dice mejor y con menos palabras, debajo de la calle, al madrile?o del Metro. El R¨¦gimen s¨®lo ha bajado a sus propias alcantarillas, o sea al Metro, en ocasiones estelares de su historia: para sacar fotos de un' mortal choque de trenes, para inaugurar un nuevo tramo, para parar una huelga o para anunciar un refer¨¦ndum. Bueno, tambi¨¦n bajan de vez en cuando para subir el precio del billete. Lo dice una frase cruel: ?Fracasado es el que a los cuarenta a?os viaja en Metro.? Miles, millones de madrile?os llevan cuarenta a?os de paz viajando en Metro, de modo que son unos fracasados hist¨®ricos. En Metro viajan todav¨ªa Gerardo Diego, Julio Aumente, alguna hija de Aranguren y dos millones de madrile?os. Me lo dec¨ªa la otra noche Marcelino Camacho, que siempre llega el primero a los actos p¨²blicos y culturales:_Yo aprend¨ª a ser puntual en la clandestinidad, cuando nos cit¨¢bamos en una estaci¨®n,de Metro y por un minuto de retraso te pod¨ªa coger la polic¨ªa.Cuando el R¨¦gimen bajaba al Metro es que algo estaba pasando. ?l Mefro es la¨¢lc¨¢nt¨¢rilla humana, el ferrocarril ciego de los pobres, el laberinto maloliente donde el minotauro de la gran ciudad devora cada atardecer una virgen. Y encima, decorado de publicidad insolente y consumista. Leopoldo de Luis escribi¨® un doliente poema titulado Metro Estrecho. Cuando un sistema pol¨ªtico baja al Metro y apela al hombre de debajo de la calle, lo menos que puede pasar es que suban el precio del billete. O que anuncie un refer¨¦ndum.
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