La nueva Casa de Cultura, en Vitoria
?El continente o el contenido? Tras no pocas incidencias, mediaciones y par¨¦ntesis, acaba de abrirse al p¨²blico, en la ciudad de Vitoria, la nueva sede de la Casa de Cultura, dependiente de la Direcci¨®n General del Patrimonio Art¨ªstico y Cultural. Se ha visto acompa?ada la inauguraci¨®n de una muestra de pintura espa?ola. El car¨¢cter colectivo de la exposici¨®n (en cuya cuenta no abundan las novedades) debe, a juicio m¨ªo, ceder el comentario al an¨¢lisis del edificio en cuanto que tal.Porque conozco desde sus or¨ªgenes el proyecto de Antonio Fern¨¢ndez Alba (con la colaboraci¨®n de Jos¨¦ Erbina) y he seguido (acompa?ante, incluso, en visita de obras) el Curso intermitente de su alzado, me creo, una vez llevado a feliz t¨¦rmino, en condiciones privilegiada para dar cuenta de sus peculiaridades arquitect¨®nicas, de su ejemplar inserci¨®n en el medio urbano y de su escueta manifestaci¨®n como edificio p¨²blico, al margen enteramente de externas indicaciones emblem¨¢ticas.
?Dij¨¦rase que Antonio Fern¨¢ndez Alba -he escrito en ocasi¨®n no lejana- ha invertido, por un empe?o insistente de movilidad, de concentraci¨®n vital, de crecimiento estructurante, los t¨¦rminos consabidos de la arquitectura org¨¢nica. Si los planes de ¨¦sta nacen de un espacio interno, organizador, germinativo, cabe insinuar que el proceso constructor de nuestro hombre atiende, por el contrario, a cerrarse hacia la creaci¨®n de ese mismo espacio, pero como algo organizado y germinado.?
El n¨²cleo vital, el coraz¨®n de la morada, es, en la concepci¨®n arquitect¨®nica de Fern¨¢ndez Alba, lo que la c¨¦lula viviente respecto al organismo vivo. As¨ª como aqu¨¦lla, posee las propiedades b¨¢sicas de ¨¦ste y resume toda su vitalidad, as¨ª tambi¨¦n, el n¨²cleo en que se clausura y perfecciona como edificio el proceso estructurante de Fern¨¢ndez Alba entra?a y sintetiza el principio de su propia movilidad: de ¨¦l nacen y a ¨¦l retornan las arterias del morar y del convivir.
Antonio Fern¨¢ndez Alba es un arquitecto de edificios (del lat¨ªn aedes, en plural: la estancia) y en su m¨¢s rotunda y compleja dimensi¨®n: la estancia dispuesta para la vida eminentemente comunitaria. Cotejado el curso de su actividad, se hace patente el predominio del edificio p¨²blico, abierto a la convivencia en comunidad u orientado al desempe?o de una funci¨®n m¨²ltiple y coordinada (la escuela, el colegio, el convento, la casa-bibliciteca, el conjunto asistencial, industrial, polideportivo...)
El edificio de Fern¨¢ndez Alba, siempre pensado para acoger una funci¨®n m¨²ltiple y ordenar el cauce comunitario de la convivencia, exigir¨¢ siempre la totalidad del espacio embargante. El universo exterior se ve pr¨¢cticamente amurallado y escindido, desde los cuatro puntos cardinales, hacia la creaci¨®n de un espacio interno en el que palpita la concentraci¨®n vital de la estructura org¨¢nica y de la que arranca el principio de su propiamovilidad, sin ¨¦nfasis alguno, hacia el exterior.
Proyectado en 1964, a instancias del Ayuntamiento de Vitoria, realizado en 1972 e inaugurado el pasado martes, 30 de noviembre, este nuevo edificio de la Casa de Cultura, parece resumir la actividad antecedente de Fern¨¢ndez Alba (en estrecha colaboraci¨®n, esta vez, con el buen arquitecto alav¨¦s Jos¨¦ Erbina) y viene a ejemplificar lo que (frente a la habitual o exacerbada exteriorizaci¨®n emblem¨¢tica de tiempos recientes y quiera Dios que pasados) debe ser un edificio p¨²blico.
Sito en el parque vitoriano de la Florida, quiere recoger, en su clara propuesta, una llana alternativa urbana, en la que el edificio se acomode. sin aspavientos ni sobresaltos, al entorno en que se alza. El respeto r guroso a la escala de la ciudad, la atinada elecci¨®n y entonaci¨®n de los materiales. la organizaci¨®n de la planta.... atienden, ante todo, a la incidencia del parque (salvando, incluso, un ¨¢rbol centenario) y se limitan a servir de fondo neutral.
No son mue hos los ejemplos que el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia (u otras entidades de la Administraci¨®n) puede esgrimir, a t¨ªtulo de arquitectura oficial, en posesi¨®n de una calidad de dise?o como la que ofrece este nada pretencioso edificio de Erbina y Fern¨¢ndez Alba. Todo un ejemplo de arquitectura p¨²blica y urbana, respetuosa con el lugar, coherente con su funci¨®n, adecuada a la moderna interpretaci¨®n de la escala, fiel a su propia expresividad y a la econom¨ªa de los medios expresivos.
En su estricta neutralidad manifestativa, viene este proyecto a recordarnos que arquitectura y ciudad son realidades rec¨ªprocamente vinculadas (impensable la una sin la otra, canto y contracanto de un espacio colectivamente habitable), y a entra?ar, tal vez, por s¨ª mismo, un toque de atenci¨®n a las nuevas estructuras pol¨ªticas que habr¨¢n de tener muy en cuenta la funci¨®n arquitect¨®nica como alternativa pr¨®xima en los procesos de urbanizaci¨®n acelerada, propios de nuestro tiempo.
No necesita la nueva dimensi¨®n urbana monumentos-esot¨¦ricos, formas enigm¨¢ticas, ni presupuestos costosos. Una cuidadosa selecci¨®n de buenos profesionales (cuales los de nuestro caso, y de otros cuantos de no dif¨ªcil hallazgo en Espa?a) ser¨ªa, quiz¨¢, suficiente para recuperar las im¨¢genes p¨¦rdidas de nuestras ciudades, para sensibilizar al com¨²n de sus habitantes y llevar a su conciencia que una arquitectura p¨²blica, bien proyectada, es norma elemental de educaci¨®n c¨ªvica.
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