Un tr¨¢mite inevitable

EL GOBIERNO del presidente Su¨¢rez convoca hoy un refer¨¦ndum seg¨²n la mec¨¢nica del r¨¦gimen de Franco, para dar paso a otro sistema distinto, basado en el sufragio universal que es base de todas las democracias occidentales.El refer¨¦ndum es un extra?o h¨ªbrido, tanto en la forma como en fondo, del pasado dictatorial y de un futuro que puede ser plenamente democr¨¢tico. Arrojados ya los dados, cerrada la campa?a, fijadas las reglas de juego de la pregunta y de las respuestas, cabe desear que a lo largo del d¨ªa de hoy al menos una caracter¨ªstica. de ese futuro sea conquistada: la serenidad y el civismo que deben acompa?ar a los actos electorales. El Gobierno ha presionado indebidamente para que no se produjeran abstenciones; pero los abstencionistas cometer¨ªan no s¨®lo un grave error, sino un atentado contra los h¨¢bitos democr¨¢ticos, si trataran de responder con actos dirigidos a impedir la concurrencia a las urnas. Tampoco en los centros oficiales, de cualquier naturaleza, o en los lugares de trabajo, debe permitirse que funcionarios demasiado celosos o patronos autoritarios coaccionen a sus subordinados para acudir a las urnas.

Tal vez en algunos sectores de los defensores del no surja la tentaci¨®n de la violencia como consecuencia de su moral de derrota; en este caso, desgraciadamente, de nada valen las exhortaciones a los valores democr¨¢ticos,, pues lo que el voto negativo pretende es el regreso al autoritarismo del pasado.

M¨¢s all¨¢ del tr¨¢mite del refer¨¦ndum se dibuja la perspectiva de lo que realmente puede ser la plena reconciliaci¨®n de nuestro pa¨ªs con la democracia: las elecciones libres mediante las cuales los ciudadanos designen a sus representantes para elaborar las leyes o modificarlas. As¨ª como el car¨¢cter equ¨ªvoco del refer¨¦ndum puede contemplarse con una mezcla de resignaci¨®n y esp¨ªritu cr¨ªtico, esas futuras elecciones no pueden admitir adulteraciones de ning¨²n tipo. Tal, vez la salida del franquismo exigiera procedimientos autoritarios y mecanismos no del todo claros para llevarse a cabo. Pero la entrada en la democracia excluye esas soluciones mixtas. La negociaci¨®n de la ley electoral, la legalidad de todos los, partidos, el reconocimiento del problema de las nacionalidades y las regiones, la libre campa?a electoral son condiciones m¨ªnimas planteadas por la Oposici¨®n y que el Poder puede y debe aceptar. Si lo hace, incluso los partidarios de la abstenci¨®n juzgar¨¢n, con la ventaja que da el paso del tiempo, que el Gobierno actu¨® de buena fe en su planteamiento del refer¨¦ndum y que tal vez eligi¨® el camino m¨¢s seguro y practicable. Si no lo hace, buena parte de quienes hoy voten s¨ª se llamar¨¢n justamente a enga?o.