Sobre el grupo de Bloomsbury: una aproximaci¨®n
El inter¨¦s creciente que ha despertado en los ¨²ltimos a?os la obra de Virginia Woolf ha tra¨ªdo consigo una paralela curiosidad hacia la novel¨ªstica inglesa de los primeros cuarenta a?os del siglo (E. M. Forster, Compton-Burnett, etc.), y, asimismo, por lo que fue y signific¨® el llamado Grupo de Bloomsbury, del que se erigi¨® en una de sus m¨¢s relevantes figuras la autora de Mrs. Dalloway. Me refiero, claro est¨¢, al inter¨¦s y la curiosidad demostrados por el lector culto espa?ol, y en ese contexto ha de inscribirse forzosamente la publicaci¨®n reciente de la obra El Grupo de Bloomsbury, de Quentin Bell.La verdad es que ni siquiera en la copiosa bibliograf¨ªa brit¨¢nica resulta posible encontrar una obra que haya estudiado con rigor objetivo la naturaleza de Bloomsbury y las m¨²ltiples implicaciones, de todo tipo que proyect¨® sobre la vida inglesa. Las hay en pro (The Bloomsbury Grup, de J. K. Johnstone) y en contra (Ordinal by Planning, de John Jewkes), adem¨¢s de los testimonios fragmentarios y parciales, aunque valiosos, que aportaron sus mismos protagonistas a trav¨¦s de sus obras. Pero, ?qu¨¦ fue Bloomsbury en realidad y c¨®mo ha de ser entendida su existencia? Esa es la doble respuesta nada f¨¢cil que intenta ofrecer Quentin Bell en su libro y me arriesgo a decir que, al menos por lo que respecta al lector espa?ol, lo consigue s¨®lo a medias.
Quentin Bell
El grupo de Bloomsbury. Taurus, 1976.
No cabe la menor duda que Mr. Quentin Bell, nacido en 1910 en el seno del propio Bloomsbury, es el hombre objetivamente mejor preparado para aclarar cualquier duda razonable que pueda suscitar el car¨¢cter del grupo y de sus componentes. La prueba es que a ¨¦l se debe la mejor biograf¨ªa de Virginia Woolf, reunida en dos vol¨²menes que seg¨²n creo, se propone publicar en fecha pr¨®xima Editorial Lumen. Ahora bien, al intentar emitir un juicio cr¨ªtico de ¨¦sta su obra referida a Bloomsbury, es preciso tener en cuenta dos factores de suma importancia. Primero: que Quentin Bell no necesita explicarse a s¨ª mismo Bloomsbury, puesto que sus v¨ªnculos familiares e intelectuales arrancan y lo identifican espont¨¢neamente, con los presupuestos de algo intangible que le es consubstancial. No se olvide que Mr. Quentin Bell es hijo de Vanessa Stephen -hermana de Virginia Woolf (Stephen, de soltera)- y del te¨®rico de arte Clive Bell, pilares ambos del grupo, junto a Duncan Grant, Lytton Strachey, Maynard Keynes, Roger Fry, Leonard Woolf, Desmond McCarthy, etc. Y segundo: que Quentin Bell escribi¨® este libro (la primera edici¨®n original aparece fechada en Londres en 1968) pensando, l¨®gicamente, en el lector ingl¨¦s, y, por tanto, partiendo de un c¨®digo de referencias sociales y culturales supuestamente comunes.
Ese ¨²ltimo aspecto que se?alo como condicionante se manifiesta con claridad a lo largo de la lectura. En un momento dado (p¨¢g. 19), Bell escribe: ?Me he estado preguntando si debiera a?adir algunas noticias biogr¨¢ficas.? Pero acto seguido llega a la conclusi¨®n de que no es necesario, puesto que ?parece dif¨ªcilmente probable que el lector quiera que se le diga que Morgan Forster es el autor de A passage to India, o que Roger Fry trajo el postimpresionismo a Inglaterra....?, y dado que ?el lector seguramente habr¨¢ o¨ªdo algo sobre Maynard Keynes, Lytton Strachey y Virginia Woolf, de lo contrario no estar¨ªa leyendo este libro?. En mi opini¨®n, dudo que el lector espa?ol sepa con exactitud qui¨¦n fue Strachey y creo, por el contrario, que habr¨ªa agradecido la inclusi¨®n de esas ?noticias biogr¨¢ficas?, as¨ª como de mayor n¨²mero de notas aclaratorias a pie de p¨¢gina.
Obra eficaz
Con todo, la obra de Quentin Bell es eficaz como base de orientaci¨®n para aproximarse a la g¨¦nesis de Bloomsbury y su proyecci¨®n en el vasto campo de la interdisciplina intelectual, desde la est¨¦tica, en general, a trav¨¦s de la literatura y la pl¨¢stica, hasta la filosof¨ªa y la econom¨ªa. Y si bien en un primer estadio de lectura Bell no acierta a impedir que el lector se forme de Bloomsbury la idea de que en cierto modo pudiera tratarse de la transposici¨®n brit¨¢nica de la t¨ªpica capillita espa?ola, una lectura m¨¢s atenta del texto y la valoraci¨®n estricta de sus connotaciones pone en claro que el grupo acogido bajo la nominaci¨®n del barrio londinense al que se trasladaron los hermanos Stephen a la muerte del padre, logr¨® trascender toda limitaci¨®n minimizadora debido a que conformaron un esp¨ªritu af¨ªn que no exclu¨ªa la diversidad, otorgaron entidad a una actitud frente a la vida, la sociedad, el arte, la econom¨ªa, las relaciones afectivas, que si en principio supuso un rechace del puritanismo victoriano que todav¨ªa encorsetaba la sociedad inglesa de finales de siglo, m¨¢s tarde dot¨® a esa misma sociedad de una amplia serie de recursos renovadores, sin los cuales la Inglaterra resurgida de los escombros de la segunda gran guerra no habr¨ªa podido, en modo alguno, presentar la fisonom¨ªa que a¨²n hoy -diluida- conserva.Soy consciente de que el tema da mucho m¨¢s de s¨ª y dif¨ªcilmente admite los planteamientos esquem¨¢ticos. Pienso que tambi¨¦n Quentin Bell debi¨® comprenderlo as¨ª, con m¨¢s raz¨®n si cabe, aun cuando en cierto modo se dej¨® vencer por la tentaci¨®n de reducir el cosmos de Bloomsbury a esquemas demasiado simplistas de divulgaci¨®n. S¨®lo as¨ª se puede aceptar, por ejemplo, la adscripci¨®n de E. M. Forster al grupo, sin matizar adecuadamente el tipo de relaciones tangenciales que le unieron a los aut¨¦nticos animadores del grupo. En definitiva, la gran obra clarificadora de Bloomsbury, en extensi¨®n y profundidad, est¨¢ a¨²n por escribir. Quentin Bell intent¨® una aproximaci¨®n interesante y, por supuesto, ¨²til, en tanto que orienta a grandes rasgos acerca de c¨®mo ha de ser interpretado correctamente el complejo tema de Bloomsbury, que encuentra su mejor complemento en la soberbia biograf¨ªa que nos ha ofrecido de Virginia Woolf. Es ineludible remitir a ella al lector interesado cuando finalmente, aparezca esa obra esencial en su versi¨®n castellana.
Babelia
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