Amplia oposici¨®n al proyecto de Iberduero
La central nuclear que Iberduero, SA, construye en la bah¨ªa de Basordas significa en la pr¨¢ctica, seg¨²n los datos manejados por la propia empresa, condenar a una inmensa mayor¨ªa de vizca¨ªnos a residir entre los humos industriales de la margen izquierda del Nervi¨®n. Esa media Vizcaya rural y costera, todav¨ªa no polucionada y con bastantes disponibilidades de suelo urbanizable, quedar¨ªa inutilizada, al menos por espacio de unos cuarenta a?os, para canalizar el crecimiento demogr¨¢fico de la provincia. La sombra de la central desertizar¨ªa (si no desde un punto de vista paisaj¨ªstico, si en cuanto a su masiva utilizaci¨®n humana) la zona vizca¨ªna de mayores recursos tur¨ªsticos.
Si la Diputaci¨®n calla ahora ante las obras de la central, una vez que ¨¦sta entre en funcionamiento se ver¨¢ obligada a modificar todos sus esquemas urban¨ªsticos, porque la propia legislaci¨®n le impedir¨ªa asentar a 150.000 personas a tan s¨®lo seis kil¨®metros de Basordas, en la comarca Plencia-Gorliz. (Para el primero de estos municipios, Iberduero, SA, calcula para el a?o 2010 una poblaci¨®n de solamente 10.531 habitantes.)
No sabemos tampoco c¨®mo el Gran Bilbao podr¨¢ conjugar sus actuales declaraciones de que la margen izquierda es una zona saturada con esas previsiones de lberduero, SA, que calculan 468.000 habitantes para Portugalete, por poner s¨®lo un ejemplo. Claro que para el a?o 2010 es probable que la tecnolog¨ªa pueda colocar junto al puente colgante todo un nuevo Manhatan, que a falta de suelo acoja a sus habitantes en colmenas de cuarenta o m¨¢s pisos.
Pero los argumentos de orden demogr¨¢fico no son los ¨²nicos que se han menejado en la lucha por una costa vasca no nuclear. A juicio de la comisi¨®n que se ha echado sobre sus espaldas el papel de David frente a Goliat, son tantas las irregularidades cometidas por Iberduero, SA, en el orden administrativo, que proceder¨ªa una inmediata paralizaci¨®n de las obras.
El Colegio Oficial de Arquitectos Vasconavarro, se?ala que la central est¨¢ edificada sobre terrenos calificados como rurales y de parque. Hace tan s¨®lo unos meses, con las obras de f¨¢brica en trance de ser terminadas, Iberduero, SA solicit¨® de la Comisi¨®n Provincial de Urbanismo el cambio de calificaci¨®n.
Para ello utiliza b¨¢sicamente dos argumentos. Dice por un lado que gran parte de la central est¨¢ edificada sobre terrenos ganados al mar, carentes por tanta de calificaci¨®n urban¨ªstica. Por lo que se refiere a la zona de parque, se?ala que no se produce un cambio cualitativo, ya que la zona de exclusi¨®n quedar¨¢ ajardinada.
Los arquitectos contra argumentan en el sentido de que la zona mar¨ªtimo-terrestre est¨¢ sujeta a la jurisdicci¨®n municipal y que debe aplic¨¢rsele la misma calificaci¨®n urban¨ªstica a los lugares colindantes, seg¨²n jurisprudencia sentada por el Tribunal Supremo en 1967, precisamente en relaci¨®n una central convencional construida por Iberduero, SA.
Por lo que respecta a la zona de parque, los arquitectos califican como de simples espejismos el hecho de que la zona de exclusi¨®n vaya a ser ajardinada, ya que su propia definici¨®n como franja de seguridad en torno a la central, la invalida para el uso p¨²blico, que es el fin primordial de todo parque.
Acci¨®n p¨²blica de los arquitectos
Por todo ello, los arquitectos han decidido ejercitar la acci¨®n p¨²blica prevista en la ley del Suelo, para lo que han explicitado su postura en el expediente incoado por la Comisi¨®n Provincial de Urbanismo, declarando al propio tiempo que no existen razones de inter¨¦s p¨²blico que justifiquen tal cambio de calificaci¨®n. Por otro lado, este cambio exige un acuerdo del Consejo de Ministros previo informe del Consejo de Estado, mecanismos establecidos por la Ley, para preservar los parques de la especulaci¨®n por su especial incidencia en el bien p¨²blico.
La ley de Zonas Verdes establece taxativamente que ser¨¢n nulas de pleno derecho las obras realizadas sobre lugares que caigan bajo esta calificaci¨®n, y que tanto el alcalde como el gobernador podr¨¢n decretar la inmediata suspensi¨®n de dichas obras.
Por si no bastase con todo lo apuntado, la Comisi¨®n de Defensa de una Costa Vasca no Nuclear, —de cuyas iniciativas participan no menos de sesenta entidades vizca¨ªnas—, entiende que todas las obras realizadas hasta ahora son ilegales, por lo que reclama su inmediata paralizaci¨®n y derribo de lo ya construido.
El car¨¢cter de ilegalidad vendr¨ªa dado fundamentalmente por el hecho de que Iberduero, SA ha llevado a cabo, en su opini¨®n, obras de car¨¢cter definitivo —el edificio de contenci¨®n del primer reactor se encuentra pr¨¢cticamente terminado— con una simple autorizaci¨®n provisional, ya que el permiso definitivo de obra no ha sido concedido todav¨ªa, y ni siquiera fue solicitado a los Ayuntamientos de Munguia y Lem¨®niz, hasta el pasado mes de septiembre.
Si las obras se han llevado a cabo sin autorizaci¨®n —a?ade la comisi¨®n citada—, dif¨ªcilmente se habr¨¢ podido ejercitar el control que una construcci¨®n de este tipo exige. A la vista de ello, la comisi¨®n est¨¢ dispuesta a solicitar de la Agencia Internacional de Energ¨ªa, que supervise las obras realizadas hasta ahora.
Al mismo tiempo se van a presentar sendos expedientes administrativos, contra los Ayuntamientos de Mungu¨ªa y Lem¨®niz, por negligencia en la aplicaci¨®n de las vigentes leyes urban¨ªsticas. Si fuera preciso, la comisi¨®n est¨¢ dispuesta tambi¨¦n a seguir el procedimiento contencioso administrativo hasta los tribunales.
Por ¨²ltimo, la paralizaci¨®n de las obras en el momento presente permitir¨ªa, con un reducido costo econ¨®mico, su reconversi¨®n en una central t¨¦rmica convencional. En todo caso al realizar obras definitivas al abrigo de un simple permiso provisional, Iberduero, SA asumi¨® el riesgo de que la autorizaci¨®n definitiva no llegara a concederse. Y es eso, precisamente, lo que pretende la Comisi¨®n de Defensa de una Costa Vasca no Nuclear, bas¨¢ndose en razones legales y urban¨ªsticas que en definitiva fueron dictadas para amparar al ciudadano de a pie frente a los grandes intereses econ¨®micos.
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