El acuerdo Espa?a-Comunidad debe ultimarse antes del 1 de julio
El nuevo a?o 1977 comienza en las relaciones Espa?a-CEE sin que haya conseguido adaptarse el acuerdo comercial de 1970 de la comunidad de los seis a la de los nueve. Para antes de julio de 1977 este nuevo acuerdo debe estar ultimado, ya que en esa fecha las tarifas aduaneras entre los nueve estar¨¢n ya homologadas. Este a?o puede ser el que conozca la petici¨®n formal de entrada de Espa?a en la CEE una vez alcanzadas las instituciones democr¨¢ticas homologables. Si as¨ª ocurre la integraci¨®n plena tardar¨¢ a¨²n cuatro o cinco a?os en los cuales el acuerdo comercial ser¨¢ pieza clave.
El a?o ya finalizado ha sido un a?o de transici¨®n entre Espa?a y la CEE. Hay que destacar que por primera vez se precis¨® la ¨®ptica de una adhesi¨®n total de Espa?a a las Comunidades Europeas, al t¨¦rmino del proceso de democratizaci¨®n que deber¨ªa culminar con la elecci¨®n del primer parlamento espa?ol desde hace cuarenta a?os.La gira de Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza, ministro de Asuntos Exteriores del primer Gobierno de la Monarqu¨ªa, por las nueve capitales de los pa¨ªses miembros de la CEE sirvi¨® para aclarar dos principios: Espa?a rechazaba dejarse encerrar en una negociaci¨®n de libre cambio, de dudosas ventajas para Madrid, y solicitaba abiertamente una adaptaci¨®n simple del acuerdo de 1970 a la CEE ampliada, en espera de poder presentar la socilitud de entrada total al Mercado Com¨²n.
La negociaci¨®n ?t¨¦cnica? para la adaptaci¨®n del acuerdo comercial preferente de octubre de 1970 no avanz¨®, sin embargo, a pesar de las presiones espa?olas. La Comisi¨®n Europea prepar¨® un proyecto de mandato que, sin citar el libre cambio, se orientaba hacia la eliminaci¨®n progresiva y casi total de las barreras de los intercambios industriales -con perjuicio para la industria hispana- sin ofrecer contrapartidas sustanciales en el sector agr¨ªcola.
Madrid desplaz¨® a sus ?dos? embajadores ante la CEE, el que iba a cesar, Ullastres, y el que le ha sustituido, Bassols, para explicar a los Gobiernos,de los ?nueve? que Espa?a,no aceptaba el proyecto de acuerdo ofrecido por la Comisi¨®n.
El ?no? de Madrid impresion¨® a los expertos de la Comisi¨®n Europea. Sobre todo porque en la historia de las negociaciones de la CEE con pa¨ªses terceros, alargar las discusiones con mandatos y m¨¢s mandatos, nunca es muy positivo para el m¨¢s d¨¦bil, en este caso Espa?a.
Desde entonces circulan seis o siete hip¨®tesis posibles para una .extensi¨®n del acuerdo comercial Espa?a-CEE de los ?seis? a la actual CEE de los ?nueve?. Algunos, favorables a Espa?a, llegaron incluso a interpretarse como documentos t¨¦cnicos ?de apoyo a la,Monarqu¨ªa espa?ola?.
Sin ir tan lejos, es evidente que los comunitarios juegan a dos, barajas en el caso espa?ol. Tienen una versi¨®n pol¨ªtica, que siempre dice ?s¨ª? y lo ve todo muy claro. Cuentan con otra t¨¦cnica que siempre pone ?peros?, cuando se desciende a la negociaci¨®n concreta. Tomates, pepinos, pescado o acero...
El nuevo a?o comienza con un problema pesquero considerable, derivado de la extensi¨®n a 200 millas de las ?aguas de pesca ? de la CEE. Por el momento hay optimi smo por parte espa?ola, a pesar de una primera reducci¨®n de casi el 60% para las capturas espa?olas de merluza en aguas de la CEE. Ya veremos qu¨¦ pasa¨ªr¨¢ m¨¢s adelante, dentro de unas semanas, cuando se perfile la posicion comunitaria a partir del 1 de abril.
Acuerdo para cuatro o cinco a?os
Una vez resuelto el asunto pesquero, Espa?a deber¨¢ afrontar con rapidez la adaptaci¨®n del acuerdo comercial que servir¨¢ de ?puente? entre el momento actual, las negociaciones, de adhesi¨®n y la aplicaci¨®n del tratado de adhesi¨®n. Es decir, en el mejor de los casos, el acuerdo ?transitorio? que deber¨¢ cubrir un per¨ªodo de cuatro a cinco a?os.
La negociaci¨®n de adaptaci¨®n del acuerdo presente deber¨ªa concluir antes del 1 de julio de 1977, fecha en que termina la homologaci¨®n de tarifas aduaneras entre Gran Breta?a, Irlanda y Dinamarca y los ?seis? pa¨ªses fundadores de la CEE, regidos por una misma tarifa exterior com¨²n cara a pa¨ªses terceros.
Con car¨¢cter temporal, y por decisi¨®n unilateral de la CEE, brit¨¢nicos, irlandeses y daneses han aplicado un statu quo a los productos espa?oles, olvidando las reglas CEE.
Par¨ªs y Roma han protestado en varias ocasiones, sobre todo por la competencia agr¨ªcola de productos espa?oles que entran libremente en el mercado brit¨¢nico, y se fijan como fecha tope julio del a?o pr¨®ximo, para eliminar el statu quo.
Bassols: una visi¨®n global del tema
Ralmundo Bassols, nuevo embajador de Espa?a acreditado ante las Comunidades Europeas, al igual que su antecesor, Alberto Ullastres -por lo menos en los ¨²ltimos a?os-, parece tener una visi¨®n global del tema. Sabe que la soluci¨®n de los litigios, pesqueros, sider¨²rgicos, textiles o agr¨ªcolas, hay que buscarla en una adhesi¨®n total de Espa?a a la CEE. Lo ¨²nico que puede fallar en tal estrategia o.puede retrasar y entorpecer el camino,es el proceso pol¨ªtico interno en Espa?a.
Bassols piensa, al parecer, ligar los problemas actuales con la perspectiva de entrada de Espa?a al Mercado Com¨²n. Pero, como en la CEE, que son buenos negociantes, no viven de promesas sino de hechos, la idea espa?ola de solicitar la adhesi¨®n no jugar¨¢ hasta que Madrid presente oficialmente la candidatura. Para ello es necesario contar con instituciones pol¨ªticas an¨¢logas a las de los pa¨ªses de la CEE. Es decir, democr¨¢ticas.
Los griegos presentaron la candidatura y se acepta. Las negociaciones son lentas -dada la crisis interna de la CEE-, pero los griegos consiguen ya un trato de ?cliente? en casi todos los temas. Los portugueses se preparan en la misma direcci¨®n. Los espa?oles deber¨ªan ya haberlo hecho, antes d¨¦ que progrese entre los ?nueve? la idea de ?un estadio intermedio entre la asociaci¨®n y la adhesi¨®n?, que permita seguir colonizando econ¨®mica y comercialmente a Espa?a, sin que los espa?oles tengan voz y voto en los consejos de ministros, Comisi¨®n Europea y Parlamento Europeo de las Comunidades Europeas. Ser¨ªa un mal servicio para el pa¨ªs. Un pa¨ªs que sufre ya de cuarenta a?os de aislacionismo de las instituciones europeas que, a pesar de sus defectos y cualidades, funcionan.
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