Carrillo no se considera responsable de la matanza de Paracuellos
?Si empezamos as¨ª no conseguiremos nunca una atm¨®sfera de reconciliaci¨®n nacional sino un esp¨ªritu de revancha que va a hacer imposible el camino hacia la democracia y el cambio pac¨ªfico. S¨®lo los nost¨¢lgicos de El Alc¨¢zar insisten en ello, pues lo que pretenden es perpetuar la dictadura y la guerra civil?, ha declarado a EL PAIS Santiago Carrillo, secretario general del Partido Comunista de Espa?a (PCE), ante la publicaci¨®n por el citado vespertino de una lista de asesinados en Paracuellos del Jarama.
El diario vespertino madrile?o El Alc¨¢zar, ¨®rgano de la Confederaci¨®n Nacional de Combatientes, public¨® ayer en su portada y en cinco p¨¢ginas interiores, con motivo de la puesta en libertad de Santiago Carrillo, un recuerdo para los ?12.000 m¨¢rtires asesinados en Paracuellos del Jarama y los 953 asesinados por el maquis?.Encabeza a relaci¨®n un comentario editorial en el que se dice, entre otras cosas: ?Ha habido y hay un deliberado muro de silencio en torno a uno de los cr¨ªmenes m¨¢s terribles de a historia de Occidente. El cometido por las hordas de Carrillo en el vecino pueblo de Paracuellos del Jarama, adonde en fat¨ªdico noviembre de 1936 fueron conducidos las sacas de las c¨¢rceles madrile?as y ametrallados entre 10.000 y 12.000 espa?oles... ?
Carrillo: no al esp¨ªritu de revancha
Ante esta publicaci¨®n, un redactor de EL PAIS se puso ayer tarde en contacto con Santiago Carrillo, secretario general del PCE, y le pregunt¨® si ten¨ªa algo que declarar en torno a los asesinatos de Paracuellos.?Ya he explicado en otras ocasiones -dijo el se?or Carrillo- que de mi participaci¨®n en este asunto es una especulaci¨®n pol¨ªtica qu¨¦ ha comenzado a hacerse hace dos o tres a?os, cuando mi nombre y el papel de mi partido empezaba tener un peso pol¨ªtico importante en el pa¨ªs.
No he querido contestar a estas acusaciones, pues, aparte de desmentirla, tendr¨ªa que desenterrar a los doscientos y pico mil muertos que han sido ejecutados despu¨¦s de que finaIizase la guerra civil. Tendr¨ªa tambi¨¦n que desenterrar a los asesinados en la zona franquista durante la guerra.
Pero si empezamos as¨ª no conseguiremos nunca una atm¨®sfera de reconciliaci¨®n nacional sino un esp¨ªritu de revancha que va a hacer imposible el camino hacia la democracia y el cambio pac¨ªfico.
Si queremos un pa¨ªs en el que se destierre definitivamente el esp¨ªritu de venganza, lo mejor es que sean sensatos y no desaten, como el aprendiz de brujo, fuerzas que pueden volverse contra ellos. Vamos a tener la fiesta en paz, mejor dicho, Espa?a en paz, que es lo que nos interesa a todos. ?
Santiago Carrillo, explic¨® el pasado mes de julio en la revista Guadiana, el hecho que se le imputa en los siguientes t¨¦rminos: ?Una guerra civil es una cosa siempre terrible, y en la nuestra hubo represi¨®n y hubo cr¨ªmenes en ambos lados. EL 7 de noviembre de 1936 yo tomo posesi¨®n de la Comisar¨ªa de Orden P¨²blico, al formarse la Junta de Defensa de Madrid. Hasta ese, momento, yo no he tenido ninguna relaci¨®n con el orden p¨²blico ni con la represi¨®n y mi jurisdicci¨®n se limita a la ciudad de Madrid, que en ese momento est¨¢ semicercada por las tropas franquistas, y yo me encuentro con que en la C¨¢rcel Modelo hay un n¨²cleo muy numeroso de detenidos franquistas que est¨¢n a punto de ser liberados esa noche por las tropas que llegan a cuatrocientos metros de la c¨¢rcel. Era un regalo envenenado que nos hab¨ªa dejado el Gobierno republicano a la Junta de Defensa. En esas condiciones, tom¨¦ la decisi¨®n de trasladar a Valencia a esos detenidos. En el camino hacia Valencia, fuerzas que en ese momento no pudimos concretar quienes eran se apoderan del convoy y ejecutan a los presos fuera ya del terreno de mi jurisdicci¨®n. ?Cu¨¢l es mi responsabilidad? Mi responsabilidad es no haber sacado una brigada al frente para proteger hasta Valencia a esos prisioneros. Pero en ese momento en el frente de Madrid no se pod¨ªa sacar no ya una brigada, sino ni un soldado... Era una cuesti¨®n militar. Yo no he intervenido personalmente. Ni me considero responsable en nada de la desaparici¨®n de esos hombres?
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