La religi¨®n en la Universidad
UNA RECIENTE orden del Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia ha suprimido la ?asignatura? de Religi¨®n en la Universidad, as¨ª se cierra un cap¨ªtulo, que nunca debi¨® escribirse, de las relaciones entre Estado e Iglesia en nuestro pa¨ªs.La obligatoriedad de la ense?anza de la religi¨®n cat¨®lica en las Universidades se ven¨ªa arrastrando como una reliquia de un pasado que, sociol¨®gicamente hab¨ªa desaparecido, si es que alguna vez existi¨® de verdad. Es cierto que, a lo largo de muchos a?os, nadie se tom¨® en serio esa ?asignatura?: ni los alumnos, para quienes constitu¨ªa, en el mejor de los casos, un absurdo tr¨¢mite administrativo para obtener el t¨ªtulo, ni seguramente la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, a juzgar por las personas que, en muchos casos, puso al frente de esas ?ense?anzas?.
La Iglesia desaprovech¨® la ocasi¨®n de crear en las Universidades espa?olas n¨²cleos dignos de ense?anza e investigaci¨®n teol¨®gica, el Estado, ante lo que consider¨® desenganche traidor de la Iglesia, le castig¨® a estar presente donde y como no quer¨ªa estar. Confiemos en que la triste experiencia haya servido para algo.
Este paso que comentamos no es m¨¢s que el primero que se ha de dar para adoptar una soluci¨®n adecuada en materia de formaci¨®n religiosa en todos los niveles de- la ense?anza. Actualmente, por ejemplo, todos los profesores de EGB en los centros estatales est¨¢n ?obligados?, seg¨²n las normas vigentes, a ense?ar la religi¨®n cat¨®lica y todos esos mismos profesores tienen ?derecho? a ense?arla, aunque a los alumnos se les puede ?dispensar? de recibirla, con unos modos administrativos que recuerdan en todo la dispensa del ejercicio del atletismo a los incapacitados f¨ªsicos. Todo esto tiene que cambiar. Parece l¨®gico que la Iglesia, de acuerdo con sus propias prociamaciones conciliares, renuncie a posiciones maximalistas que no tienen explicaci¨®n alguna y crean un factor adicional de discrepancia social. Parece tambi¨¦n l¨®gico que el Estado reconozca una realidad sociorreligiosa efectiva y le d¨¦ el cauce jur¨ªdico que concibe la libertad de todos, profesores y alumnos, llevando a la pr¨¢ctica la proclamaci¨®n que, en esta materia, hace la Declaraci¨®n Universal de los Derechos del Hombre. Existen en Europa distintos ejemplos de soluciones satisfactorias sobre la ?cuesti¨®n religiosa?, en materia de ense?anza. En la b¨²squeda de una nueva situaci¨®n en Espa?a hay que despojarse de la mentalidad de los ?derechos inalienables? y sustituirla por la idea del mejor servicio a la colectividad, como ¨¦sta desee ser servida. En un Estado no confesional y democr¨¢tico, es posible la religi¨®n en la escuela. En un pa¨ªs ampliamente cat¨®lico es posible una ense?anza que no discrimine por razones religiosas. Es posible tambi¨¦n una Universidad de un Estado no confesional con facultades o departamentos de Teolog¨ªa. Pero no m¨¢s privilegios ni m¨¢s farsas.
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