Andreotti, ante el contrato social o la quiebra
El se?or Andreotti viajar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 18 a Bonn para tratar de concretar con el canciller Schmidt un nuevo cr¨¦dito alem¨¢n a Italia por m¨¢s de quinientos millones de d¨®lares. Para la concesi¨®n de este pr¨¦stamo, que habr¨ªa sido gestionado en noviembre por medio de funcionarios italianos y alemanes destacados en la Comisi¨®n Europea (¨®rgano ejecutivo de la CEE), y posteriormente por el ministro de Relaciones Exteriores de Roma, Arnaldo Forlani, durante su ¨²ltima a Bonn, el Gobierno de Schmidt ha impuesto, al parecer, una condici¨®n hasta ahora nunca explicitada con claridad: que Andreotti obtenga de los sindicatos- italianos una especie de ?contrato social?, similar al brit¨¢nico, por el cual los gremios se comprometan a no exigir aumentos salariales hasta comienzos de 1979. ltalia tambi¨¦n tendr¨ªa que aceptar la formaci¨®n de un frente petrolero com¨²n con los dem¨¢s miembros de la CEE.En relaci¨®n con la primera de las condiciones citadas en los medios diplom¨¢ticos europeos ligados al socialismo italiano, se cree que Andreotti lleva a Bonn una carta de triunfo: la supuesta promesa del se?or Pajetta, miembro del comit¨¦ ejecutivo del Partido Comunista ltaliano y uno de los principales inspiradores pol¨ªticos del se?or Berlinguer, en el sentido de que el PC est¨¢ dispuesto propiciar un entendimiento, t¨¢cito o expreso, de los sindicatos con el Gobierno en materia salarial.
No obstante, Bonn ha seguido insistiendo, durante las ¨²ltimas semanas de 1976 -especialmente en ocasi¨®n de la visita de Forlani-, en su preocupaci¨®n respecto del eurocomunismo de Berlinguer, al que en Bonn se le atribuye el prop¨®sito de provocar, aunque indirectamente, la ca¨ªda de Andreotti. En ese sentido, la pol¨¦mica que acaba de iniciar Pajetta con la Uni¨®n Sovi¨¦tica estar¨ªa s¨®lo destinada a tranquilizar a los alemanes y a los norteamericanos. Pero Brandt ya le habr¨ªa se?alado a Craxi, secretario general del PSI, que la coincidencia de esas pol¨¦micas con las necesidades financieras italianas resultan, por lo menos, demasiado sospechosas.
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