El canciller Helmut Schmidt, en Madrid
El canciller alem¨¢n visita Espa?a en breve viaje de descanso y hace un alto en Madrid para mantener conversaciones de alto nivel.Las relaciones hispano-germanas pasan por una fase de reconsideraci¨®n general, tras el cambio de r¨¦gimen en Espa?a y la nunca del todo explicada sustituci¨®n en Alemania del aperturista Brandt por el moderado Schmidt en la primavera del 74.
Alemania aparece en este momento hist¨®rico como el pa¨ªs l¨ªder del bloque europeo, tras una competencia con Francia saldada recientemente a favor de Bonn. Tres factores b¨¢sicos han inclinado la balanza a favor de la hegemon¨ªa continental alemana: su equilibrio interior, apoyado en su pacto social mantenido desde 1949; su salud econ¨®mica, simbolizada en el 4% de inflaci¨®n en el ¨²ltimo a?o; y su condici¨®n de aliado preferente de Estados Unidos y defensor de las tesis norteamericanas en la mesa europea, poco partidaria de la sumisi¨®n.
Las embajadas madrile?as de los dos vecinos del Rin han observado con permanente atenci¨®n el proceso espa?ol tras la muerte del general Franco. Observaci¨®n atenta que no ha dejado de crear alguna incomodidad, y hasta alguna nota verbal. Por lo dem¨¢s, est¨¢ claro que las relaciones espa?olas con los dos pa¨ªses son buenas, al margen de todo eufemismo diplom¨¢tico.
Schmidt es un pol¨ªtico m¨¢s seguro y menos imaginativo que Brandt. Cuando este ¨²ltimo desapareci¨® de la escena, los comunistas occidentales se?alaron como causa remota una escasa afici¨®n a consultar con los aliados su innovadora pol¨ªtica de apertura al Este. Una acusaci¨®n de espionaje, que envolv¨ªa a un colaborador directo del entonces canciller, puso a ¨¦ste en trance de dimitir. El suceso actu¨® como un aparato de relojer¨ªa, y nunca fue cre¨ªdo del todo. El sustituto de Brandt, que hoy visita Madrid, es un pol¨ªtico medio, seguro, antiguo conocedor de la maquinaria econ¨®mica mundial. No es ciertamente un renovador, sino un experto de buen olfato y, mano firme, excelente piloto en la navegaci¨®n inestable.
Se asegura que Brandt, presidente de la Internacional Socialista e invitado de honor de Felipe Gonz¨¢lez en el congreso madrile?o del PSOE, no moder¨® su lenguaje al calificar al renacido socialismo espa?ol: maximalista, doctrinario, inmaduro y, sin humildad fueron palabras incluidas en el diagn¨®stico del estadista alem¨¢n.
La socialdemocracia que gobierna en Bonn juega a fondo para extender su influencia en el ¨¢rea europea. Ser¨ªa una hipocres¨ªa y una puerilidad ignorar el car¨¢cter internacional con que operan hoy, en Occidente, todas las fuerzas pol¨ªticas, desde los conservadores hasta los marxistas. Y no tiene sentido que aqu¨ª protagonicemos un esc¨¢ndalo por un hecho cierto y natural como es la expansi¨®n de las ideolog¨ªas mundiales por encima de las fronteras.
Por eso, en unas conversaciones entre los Gobiernos de Alemania y Espa?a tiene que estar presente la actitud de la socialdemocracia hacia el socialismo espa?ol.
Los distintos partidos socialistas de nuestro pa¨ªs mantienen contacto, intercambio y apoyo con los hermanos mayores del continente, y esa relaci¨®n es visible en el caso del partido del se?or Schmidt
Hay otros aspectos, menos visibles pero m¨¢s determinantes, en la actual relaci¨®n hispano-alemana. Bonn ha mantenido su prop¨®sito de respaldar diplom¨¢ticamente la salida espa?ola hacia la democracia. Pero ha advertido tambi¨¦n que considerar¨¢ un preocupante factor de desequilibrio cualquier interrupci¨®n del propio proceso democratizador.
En el terreno estrat¨¦gico, Bonn propugna el ingreso espa?ol en la Alianza Atl¨¢ntica, aunque ello modifique la actual relaci¨®n bilateral, intensa en materia a¨¦rea y en el despliegue de sistemas de control. Ambos dispositivos han creado v¨ªnculos de buena colaboraci¨®n entre los Estados Mayores de ambos pa¨ªses.
Hay, por ¨²ltimo, la relaci¨®n econ¨®mica, cap¨ªtulo primordial en la agenda de la conversaci¨®n: Espa?a es una potencia intermedia con un peso seis veces menor que la alemana. Nuestro futuro econ¨®mico inmediato es dif¨ªcil, pero al canciller Schmidt parecen interesarle m¨¢s las transformaciones rigurosas que los remedios provisionales.
La RFA es hoy en d¨ªa la primera potencia econ¨®mica europea; la fortaleza de su moneda la convierte en fuente de apoyo a los pa¨ªses que, como Italia, Gran Breta?a o Espa?a precisan de ayuda exterior.
Adem¨¢s de apoyo crediticio, la cooperaci¨®n alemana podr¨ªa ser decisiva en el prop¨®sito espa?ol de acelerar el ingreso en la Comunidad. De conseguirlo, parte de las dificultades que ahora obstaculizan la venta de productos espa?oles en los mercados europeos desaparecer¨ªan, con la consiguiente mejora en nuestro d¨¦ficit comercial.
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