La feminista Colombine
Uno de los signos del momento es el intento de rellenar el hueco que censuras y estimaciones impuestas trazaron en el panorama literario en la l¨ªnea de 1936. El efecto no se limit¨® a los escritores relacionados directamente con la guerra civil, sino a muchos otros cuyo ideario o tendencias pod¨ªan hacer presumibles simpat¨ªas o tangencias con un modo intelectual que se pretend¨ªa borrar.
Tal es el caso, entre tantos, de aquella valiente mujer, Carmen de Burgos, que us¨® el seud¨®nimo, de sabor modernista, de Colombine. Ella, en un ambiente, si no hostil poco f¨¢cil para una mujer, quiso salir adelante en un medio intelectual, que salvo escasas excepciones, se consideraba predio masculino.
Carmen de Burgos, defensora de la mujer
Elizabeth Starcevic
I. La emigraci¨®n republicana II. Guerra v pol¨ªtica III. Revistas, pensamiento. Educaci¨®n.
Biblioteca de temas almerienses
Madrid, 1976.
Carmen de Burgos logr¨® conquistar una consideraci¨®n intelectual y social a pesar de su an¨®mala situaci¨®n de mujer provinciana instalada en Madrid, separada de su marido. Lo consigui¨® gracias a una ingente labor de periodismo y cultivo de la narrativa, junto a una tarea de profesora de la Escuela Normal de Maestras, que contribuir¨ªa a desviar su imagen del concepto de bohemia, tan mal sonante para los medios burgueses.
Mas lo importante en Carmen de Burgos no es ya su labor de narradora —dentro de un concepto realista por los caminos de los sucesores de Felipe Trigo o Zamacois, dicho a grandes rasgos, para entendernos—, sino la audacia de lanzar a sus cuentos y novelas temas de un feminismo combativo, como los del divorcio, la separaci¨®n conyugal, la injusta postura del C¨®digo Penal ante el adulterio, etc¨¦tera. Republicana y feminista, sus ideas y el modo de expresarlas exig¨ªa un estudio tanto como su valor de narradora hoy oscurecido quiz¨¢ por alguna presi¨®n de las ideas sobre los temas, aparte de lo atrevido y oficialmente impopular de algunos de ¨¦stos.
Hay que agradecer a Elizabeth Starcevic la llamada de atenci¨®n que significa su trabajo, aunque hasta ahora no hace m¨¢s que acercarse a lo que el tema exige. (Entre otras cosas, analiza los cuentos, pero deja para posterior estudio novelas como Quiero vivir mi vida, que prolog¨® Gregorio Mara?¨®n; La malcasada, El abogado, El art¨ªculo 438, etc¨¦tera.)
Interesantes conversaciones con familiares o personas que conocieron a la escritora habr¨ªan de completarse con una m¨¢s amplia rebusca en la prensa o en lecturas tan de primera mano como las a¨²n in¨¦ditas memorias de Rafael Cansinos Ass¨¦ns asiduo participante en las veladas literarias que durante a?os celebr¨® Carmen de Burgos en su casa. (La autora nos dice que trabaja actualmente en una ampliaci¨®n y profundizaci¨®n del tema, que esperamos nos d¨¦ el retrato vivo de esta gran mujer en toda su magnitud.)
El escritor almeriense Jos¨¦ Miguel Naveros —paisano y pariente de Colombine— llama la atenci¨®n en p¨¢ginas preliminares acerca de lo que fue la postura libre y combativa de Carmen de Burgos en un tiempo en que pocas mujeres se atrev¨ªan a mostrarse defensoras de sus derechos, con un ritmo vital que califica de desbordante.
Babelia
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