La nueva est¨¦tica suprematista
Alguien ha escrito que en materia de arte y de literatura nada desaparece totalmente, por m¨¢s que intenten exterminarlo las convulsiones de la moda o los imperativos de la pol¨ªtica. En este sentido, el constructivismo y el suprematismo fueron con el productivismo aut¨¦nticos puntos de avanzada del arte revolucionario en los primeros anos del siglo. Una doble reacci¨®n por parte de una burgues¨ªa afianzada en los postulados figurativos y de una revoluci¨®n de estado que confiaba exclusivamente en el realismo como sistema de comunicaci¨®n con las masas, hicieron que estas p¨¢ginas del libro de la historia del arte pasaran con gran rapidez.Pero en el transcurso del tiempo todas estas tendencias han vuelto a informar obras y actitudes est¨¦ticas, han cristalizado en una vasta gama de experiencias que reciben diversos nombres: nuevo; constructivismo, espacialismo, abstracci¨®n geom¨¦trica, pero que quiz¨¢ sea m¨¢s acertado llamar realismo de la construcci¨®n y del espacio. En esta trayectoria en la que se afirman multitud de nombres espa?oles de singular jerarqu¨ªa: Palazuela, Sampere, Fern¨¢ndez Muro, Iglesias, Ubi?a, Labra, Casado, Caruncho, se reproducen en gran medida renovados y pasados por el tamiz de mentalidades nuevas y de temperamentos art¨ªsticos diferentes los postulados con los que los artistas renovadores de las primeras d¨¦cadas del siglo intentaban hacer una pintura diferente.
En el centro difusor de arte Kandinsky se present¨® una selecci¨®n de la obra m¨¢s reciente del artista coru?¨¦s Luis Caruncho, en la que est¨¢n de manifiesto algunas de las inquietudes y los planteamientos est¨¦ticos que el artista ha ido consolidando a trav¨¦s de una serie de exposiciones en diversas provincias espa?olas.
La primera sensaci¨®n que la exposici¨®n nos produce es la de que a trav¨¦s de un manejo cada vez m¨¢s sobrio y m¨¢s escueto del material y de un juego estricto con las vicisitudes del plano, Caruncho va desembocando en un estilo propio que le separa del constructivismo propiamente dicho y de las combinaciones de materiales, formas y expresiones en las que anteriormente se mov¨ªa para irse proyectando de una forma cada vez m¨¢s directa en una manera de hacer f¨¢cilmente relacionable con el suprematismo ruso del primer tercio del siglo.
Un concepto cada vez m¨¢s decantado de los distintos elementos que forman el espacio pict¨®rico hace que en muchos de estos cuadros el artista plantee peculiares estructuras de repetici¨®n que en esencia no son sino revisiones de la idea del plano llevada a cabo desde una visi¨®n en la que el magisterio suprematista est¨¢ muy presente. Pero, sobre las antiguas lecciones de los maestros suprematistas, Caruncho instala un concepto profundamente estructural, en ocasiones el cuadro se abre como si el artista quisiera darnos cuenta de la urdimbre en la que el plano descansa y de la serie de vicisitudes a las que el plano obedece.
En otras ocasiones, el lenguaje se hace m¨¢s escueto; cuadros y rect¨¢ngulos de singular pureza se instalan y se ense?orean del espacio someti¨¦ndole a ocasionales disciplinas, y el color cuidadosamente elaborado, profundamente pensado y sentido, va confirmando todas y cada una de las oportunidades que la pintura tiene para afirmar un sistema diferente.
Nada m¨¢s lejos que estas realizaciones del paisaje estereotipado, de la naturaleza muerta obsolescente, de la figuraci¨®n que pertenece a otras culturas cronol¨®gicamente pr¨®ximas, pero emocional e intelectualmente diferentes y abismalmente separadas de la nuestra. Como en los restantes maestros y especialistas de estos realistas de la construcci¨®n y del espacio, de estos nuevos suprematistas que narran sin ret¨®rica la aventura, la posibilidad y el asentamiento del plano en el espacio, ante estos cuadros podemos tomar cualquier tipo de actitud; ahora bien, lo que no podemos discutir es que est¨¢n m¨¢s pr¨®ximos a nosotros, a nuestra civilizaci¨®n de tecnolog¨ªas e indecisiones, a nuestro mundo cada vez m¨¢s convulso que cualquier otro tipo de realizaciones y de experiencias.
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