Ment¨ªs oficial a una escisi¨®n en el PC Checoslovaco
El enfrentamiento entre los firmantes de Carta 77 y el poder de Praga ha vuelto a estallar. Por un lado, Vasil Bilak, representante de las tendencias intransigentes del r¨¦gimen checoslovaco, acus¨® de agentes exteriores a los firmantes del documento, y por otro, Hacek y Patocka, portavoces de la Carta, enviaron una carta al Parlamento donde defienden sus posiciones.
Entretanto, las reacciones exteriores a las medidas contra los disidentes checoslovacos o las consecuencias de tales medidas no se hacen esperar. Las dos ¨²ltimas proceden de Estados Unidos. En primer lugar, la embajada de este pa¨ªs en Praga protest¨® por el trato de que fue objeto en la frontera el periodista Leslie Collit, a quien se le incaut¨® material que hab¨ªa reunido de sus entrevistas con disidentes checoslovacos. Por otro lado, Leonard Bernstein, conocido compositor norteamericano, se neg¨® a dirigir un concierto en la capital checoslovaca en tanto las autoridades mantengan su actual trato con los defensores de los derechos humanos.Bilak, uno de los secretarios del comit¨¦ central del PC Checoslovaco, desminti¨® que el partido padezca graves tens tones internas a causa de los disidentes. Esas especulaciones son gratuitas. En cuanto a los sectores cr¨ªticos de su pa¨ªs, Bilak, dijo: Los autores de la Carta se quejan ante sus mecenas de que se les aplica una, dura represi¨®n. En realidad lo que les excita es que nuestro pueblo les haya calificado de agentes. Estos individuos son los mismos, como son los mismos los peri¨®dicos occidentales que, en 1968, lanzaron una verdadera campa?a de difamaci¨®n contra 99 trabajadores de Praga que proclamaron en una carta su fidelidad a la URSS, son los mismos Kohouts, Havels, Vaculik,s, que exigieron entonces que se expatriase a estos trabajadores. Si ahora tratamos de enviar a estos traidores a Austria, en atenci¨®n al generoso asilo del canciller Kreisky,y a las facilidades otorgadas por nuestros gobernantes, estos individuos ponen el grito en el cielo y exclaman que los deportamos.
Entretanto, los portavoces de Carta 77 Hajek y Patocka, han entregado a la prensa occidental una carta con fecha de ayer, martes, y remitida al fiscal general del Estado, para que la haga llegar al Parlamento. En este escrito repiten que su postura no contraviene en nada la Constituci¨®n checoslovaca, ni el fiscal ha podido demostrar hasta ahora que su contenido lesione los intereses del Estado o de la sociedad socialistas. El que los tribunales cualesquiera ¨®rganos administrativos de Checoslovaquia no se hayan manifestado contra las reclamaciones sobre violaciones de la carta de los derechos humanos y de las leyes en vigor -comentan los portavoces- demuestra que la cr¨ªtica vertida en el manifiesto es adecuada.
Hajek y Patocka desmienten tambi¨¦n que hubiesen entregado el texto de la Carta 77 a los corresponsales occidentales antes de haberlo hecho llegar al Gobierno. En cuanto a la carta hecha
p¨²blica ayer. por primera vez. el movimiento contestatario critica
la entrada de las tropas del Pacto de Varsovia en Praga, en 1968.
RDA
Mientras tanto, en la RDA se producen las primeras dudas so, bre la viabilidad de la conferencia de Belgrado y se trata de analizar si el concepto ?derechos humanos? habr¨¢ de privar en la segunda cumbre general para la seguridad y distensi¨®n en Europa, el pr¨®ximo verano. El Instituto de Filosof¨ªa de la Academia de Ciencias de la RDA se Inclina por recuperar una definici¨®n tradicional en los pa¨ªses socialistas. El profesor Klenner, del citado centro, comenta en la revista Einheit (Unidad) que los derechos humanos, como ocurre con todo derecho, reflejan y realizan intereses de clase. No son, pues, valores fundamentales que puedan interpretarse fuera de un contexto temporal. La realizaci¨®n de los derechos humanos debe venir a trav¨¦s de la lucha de clases.En cuanto a reacciones exteriores respecto de los sucesos en Europa oriental, el Partido Comunista Dan¨¦s considera un m¨¦todo totalmente falso el elegido por los Gobiernos socialistas para reprimir la corriente cr¨ªtica de sus pa¨ªses: Para nosotros -dice el jefe del PC Dan¨¦s, Jespersen-, no son v¨¢lidos ni los procedimientos violentos, ni las c¨¢rceles ni las expulsiones, sino ¨²nicamente el m¨¦todo que signifique una ampliaci¨®n del margen de libertad
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