Maurice Matieu
Que un pintor franc¨¦s descubra a su paisano Matisse a trav¨¦s del m¨¢s decadente pop americano entra?a, posiblemente, el colmo de la paradoja, como absurdo parece que mal entienda la planimetr¨ªa del color que los ¨®rficos, sus compatriotas, regalaron en bandeja a los j¨®venes pintores del otro lado del charco, o int¨¦rprete a manera de andamiajes de alba?iler¨ªa las esquem¨¢ticas y din¨¢micas estructuras formales de su tambi¨¦n compatriota L¨¦ger.Tras la inicial experiencia brit¨¢nica, la actitud m¨¢s l¨²cida, frente al ¨²ltimo y decadente pop made in USA, sin duda que ha sido la de Valerio Adami. En vez de recuperar de la aventura americana cuanto en ella hab¨ªa de europeo, el joven pintor italiano ha acertado a volver a la fuente originar¨ªa de ac¨¢ de los mares, a la definici¨®n .crom¨¢tica y formal del plano por el plano en que la escena cotidiana se desguaza y recompone como pura y nueva angulaci¨®n del entomo.
Maurice Matieu
Galer¨ªa Theo.Marqu¨¦s de la Ensenada, 2.
Toda la moderna tradici¨®n, europea, que no hab¨ªa dejado de dar granados frutos en su Italia natal (Boccioni, Severini..., y especialmente Sant'Elia) y m¨¢s a¨²n. en la vecina Francia (¨®rficos y postcubistas, Villon y L¨¦ger.... presididos todos por el omnipresente Matisse), e incluso, en la obra de nuestro Pablo Palazuelo.... es redescubierta por Adami y reconformada a, su modo, por v¨ªa de una nueva figuraci¨®n que nada realmente debe al pop americano.
Propongo el ejemplo de Valerio Adarni por se?alar, coet¨¢no e incluso m¨¢s joven, la ant¨ªtesis del franc¨¦s de nuestro caso: un prop¨®sito de desandar el camino, de desenmara?ar la madeja, a la busca de un punto de origen que esclarezca y oriente, sin olvido de ajenas experiencias, nuevas posibilidades de figuraci¨®n, nuevas y nuevas formalizaciones y perspectivas de la realidad cotidiana
Ahora, precisamente, que en Europa se est¨¢ dando todo un renacimiento neofigurativo, de origen -valga la redundancia- eminenternente europeo, f¨¢cil de ejemplificar en el citado Adami o en nuestros Gordillo, Alcole¨¢, Gless..., el franc¨¦s Maurice Matieu se propone descubrir las Am¨¦ricas en los despojos. de una tradici¨®n genuinamente enraizada en su propia patria. ?No es acaso desatino recuperar a Matisse a trav¨¦s, por ejemplo, de Wesselmann o Rosenquist?
Sobre una trama geom¨¦trica harto primaria o escolar (la sistem¨¢tica reiteraci¨®n del hex¨¢gono, por m uy primera figura perfecta que sea, llega a la obsesi¨®n o al agobio), el empleo que Matieu hace del color resulta confuso y contradictorio: la un¨ªvoca y arbitraria combinaci¨®n de las tonalidades puras y complementarias convierten sus obras en verdaderos carteles (con el grav¨ªsimo reparo de que el espectador no acierta a discernir lo que anuncian o pretenden divulgar).
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