El Partido Obrero Socialista Espa?ol y la uni¨®n de los socialistas
Al Partido Socialista Obrero Espa?ol le llueven las acusaciones desde todos los frentes, fen¨®meno nada nuevo, ni original. Mucho antes de que se Implantara el llamado Nuevo Estado, las mismas ramas desgajadas de su tronco se alzaron contra ¨¦l con el peor y el sucio estilo (vid. El Comunista, en su n¨²mero 34 atacaba ferozmente a los l¨ªderes del PSOE, en el a?o 1921; cit. por Aisa y Arbeloa en Historia de la UGT).En los tiempos que venimos viviendo, desde antes incluso de la desaparici¨®n de Franco, tambi¨¦n, contra ese tronco, padre leg¨ªtimo indudable del socialismo espa?ol, se alzan tambi¨¦n voces airadas que desafinan por doquier. Parece que procedieran de hijos que reclaman su parte en una herencia, en la que no puede haber causante, ni mucho menos, l¨®gicamente,causahabientes. Ni antes tuvieron eco, ni ahora lo tienen, ni lo tendr¨¢n tampoco. Porque si llegasen a tenerlo, el PSOE dejar¨ªa de ser lo que siempre ha sido, perder¨ªa su misma esencia, que se nutre en las reglas leales y claras del arte de la pol¨ªtica. En ese terreno, quien, sin ser el PSOE, est¨¦ libre de culpas, que tire la primera piedra...
JOSE CABRERA BAZAN
Catedr¨¢tico de Derecho del Trabajo de la facultad de Ciencias Pol¨ªticas y Comerciales de M¨¢laga
M¨¢s recientemente, ya iniciado el per¨ªodo ag¨®nico del franquismo, se ha acusado al PSOE de abstencionismo, de falta de solidaridad con la Oposici¨®n, cuando la verdad era que su actitud estaba motivada por su autovioulaci¨®n a esas reglas del fair play y por su negativa, a aceptar inciertas estrategias a corto plazo. Luego se ha demostrado cu¨¢nta raz¨®n asist¨ªa al PSOE. Y ya en el inmediato presente, en el que se ha acentuado la agon¨ªa (lucha) del b¨²nker franquista por negarse, a desaparecer, se acusa al partido de pactos secretos con el Gobier no, buscando con ello, se dice, jugar hegem¨®nicamente en el per¨ªodo electoral que se avecina. Ello no merece siquiera ser desmentido (Interview, n? 39, febrero 77). La pol¨ªtica del PSOE es clara y mantiene la l¨ªnea de coherencia surgida de ese su ¨²ltimo congreso, que provocara el retrato de Peridis en una vi?eta an tol¨®gica, inspirada por A. Machado. Por eso, el que ahora su secretario general haga una llamada a la uni¨®n de los socialistas a nadie puede sorprender, por que ello ha estado siempre en sus intenciones. Lo que ocurre es que, bajo el signo externo de su .sincera cordialidad, se esconde un extraordinario sentido del equilibrio y de la cordura pol¨ªtica. Es exactamente ¨¦ste, el momento oportuno de esa llamada. La reacci¨®n contraria de algunos disuena como una pataleta infantil, mientras que, por el contrario, suena a armoniosa: comprensi¨®n la reacci¨®n favorablemente positiva de otros. A quienes no llama el PSOE es a los grupos de centro-derecha para ninguna alianza electoral de signo interclasista, aunque sea para defender intereses regionales que se anteponen incluso a los aut¨¦nticos intereses socialistas.
Hora es ya de olvidar nimiedades y de limar asperezas, hechidas e hinchadas a veces de exacerbado personalismo. Hora es, ya de sentarse a dialogar y a establecer las bases de esa uni¨®n que todos los socialistas ans¨ªamos. El PSOE no monopoliza, ni pretende monopolizar, el socialismo porque sabe que ¨¦ste es una praxis diaria que han de cumplir sus militantes, desde la base a la c¨²spide. Pero s¨ª est¨¢ convencido de que en su seno caben todas las opciones, y que son tanto m¨¢s realizables cuanto m¨¢s unidos estemos los socialistas, por el l¨®gico incremento de fuerzas de su colectivo.
Por 110 dem¨¢s, ese ostracismo a que, seg¨²n se dice, el PSOE condena a su ala izquierda, sobre falso, resulta calumnioso. Entre otras razones, porque en el PSOE siempre han cabido alas de diverso signo izquierdista, y muy especialmente porque esas mismas alas son extraordinariamente disciplinadas y no vuelan alocadamente. Y siempre y sobre todo tienen presente la frase del gran l¨ªder socialista que fuera, Largo Caballero: Dentro del partido y de la UGT, todo; fuera de ellos, nada... Esta ser¨¢ la manera de que al viejo olmo, hendido por el rayo, y que lleg¨® a estar en su mitad casi podrido, con las lluvias y el sol de la libertad le sigan saliendo hojas verdes y pujantes brotes j¨®venes.
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