El Gobierno y el PSOE
Un golpe, modesto, a la extrema derecha; dos golpes, insistentes, a la izquierda: el Gobierno Su¨¢rez contin¨²a maniobrando con habilidad, si no con juego limpio en un clima preelectoral.La detenci¨®n, esta semana, del se?or S¨¢nchez Covisa, dirigente conocido de los ?guerrilleros de Cristo Rey?, no atestigua una gran audacia. Las violencias gratuitas, las amenazas de muerte, los actos de vandalismo impunes, de esta organizaci¨®n de extrema derecha son demasiado numerosos para que esta detenci¨®n no aparezca como un poco tard¨ªa...
Por el contrario, las zancadillas a la izquierda en 48 horas se inscriben en una estrategia que busca debilitar las formaciones pol¨ªticas salidas de una interininable y cruel clandestinidad y dar las mayores ventajas a los herederos del franquismo.
El no reconocimiento, por parte del Ministerio de la Gobiernaci¨®n, del Partido Comunista de Espa?a, no es una sorpresa.
Los dirigentes del PCE pensaban que deb¨ªan esperar el veredicto, que nada indica que ser¨¢ positivo, del Tribunal Supremo. Y se comportan como si su legalizaci¨®n fuese inevitable y han dado a conocer sus listas de candidatos a las elecciones generales. Pero el Gobierno ha introducido un elemento in¨²til de pol¨¦mica en este debate precisando que los antecedentes y los fines del PCE no permit¨ªan reconocerlo.
Es hacer referencia a la ley de Asociaciones Pol¨ªticas de 1976, que prev¨¦ el rechazo de formaciones de ?car¨¢cter totalitario?. Se puede, naturalmente, disertar sobre la verdadera naturaleza del comunismo, y en el caso de Espa?a, resaltar los antiguos documentos sangrientos de la guerra civil. El hecho es que la mayor¨ªa, si no la totalidad, de los actuales dirigentes de las formaciones moderadas o neofranquistas, que se proclamen "democr¨¢ticas? han servido a Franco, no renegando jam¨¢s de ninguno de los principios totalitarios del r¨¦gimen.
La legalizaci¨®n del sector hist¨®rico del Partido Socialista Obrero Espa?ol contribuye, por otra parte, a acrecentar el malestar entre el Gobierno y los delegados de una Oposici¨®n democr¨¢tica que ha dado, hasta el presente, pru e bas de buena voluntad y de paciencia...
Es normal que el Gobierno reconozca todas las formaciones socialistas. Conceder la misma sigla a dos fracciones rivales es explotar con ventaja las divisiones de uva izquierda que no se encuentra todav¨ªa en situaci¨®n para presentarse al gran p¨²blico.
La radicalizaci¨®n creciente de la base del PSOE ?renovado? desde noviembre ¨²ltimo no es extra?a a esta maniobra, que busca separar ?revolucionarios? y en el seno de la Oposici¨®n. Los partidarios de Felipe Gonz¨¢lez han abandonado la comisi¨®n negociadora con el Gobierno y la propia comisi¨®n insiste ccon fuerza en que uno de los puntos negociables de su programa es el reconocimiento de todos los partidos pol¨ªticos, sin exclusiones. Queriendo aislar demasiado al PCE, el Gobierno ha logrado, tal vez, una victoria p¨ªrrica.
, 26 de febrero
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