La mayor¨ªa volver¨¢ a unirse en la segunda vuelta, gane quien gane
Cualquier sitio es bueno para hacer campa?a electoral. Ayer, Georges Marchais dijo en Madrid que si ?la clase obrera no hubiera sido desalojada del poder en 1947, hoy no habr¨ªa en Francia un mill¨®n de parados, ni la tasa de inflacci¨®n alcanzar¨ªa el 10 % anual, ni existir¨ªan escuchas telef¨®nicas.?.Los comunistas franceses pretenden ahora, diez d¨ªas antes de las elecciones, municipales, acelerar sus alardes propagand¨ªsticos a favor del programa com¨²n y de la izquierda unida. Esta unidad, a derecha e izquierda, es dif¨ªcil.
Hoy se cierra el plazo para la presentaci¨®n de listas de candidatos en las elecciones municipales y es de esperar que estos comicios, cuyo car¨¢cter pol¨ªtico nadie pone hoy en duda, sirvan para aclarar las cosas definitivamente en los dos bloques.
Por de pronto, en el terreno de la mayor¨ªa, tanto la carta de los ministros gaullistas entregada por Olivier Guichard a Raymond Barre, como la respuesta del primer ministro, marcan los l¨ªmites de juego en que se mover¨¢n giscardianos y chiraquistas en Par¨ªs y provincias, y tal vez asegure la neutralidad del presidente de la Rep¨²blica, aunque sobre ese particular los gaullistas ortodoxos son m¨¢s bien esc¨¦pticos.
?Bajemos a la arena y veamos las cosas tal como son -acaba de decir el n¨²mero dos del partido de Chirac-. Nuestra pretensi¨®n principal es frenar a la izquierda unida e impedir que nuestro pa¨ªs caiga en el colectivismo. Nosotros no hostilizamos al se?or d'Ornano, aunque siempre hayamos considerado que su candidatura divide las fuerzas de la mayor¨ªa. Y pretendemos que, en la segunda vuelta, gane quien gane (Chirac o d?Ornano), la mayor¨ªa recupere su cohesi¨®n, y derrote a la izquierda.?
Tan loables intenciones chocan con las reticencias de Lecanuet y de Poniatowski, que en los ¨²ltimos d¨ªas se destacaron por sus cr¨ªticas a la candidatura gaullista. Lecanuet es partidario de ?ampliar la mayor¨ªa? con la integraci¨®n de otras fuerzas que hasta ahora se hallaban en el centro izquierda. En esa direcci¨®n parece que se orientan algunos consejeros del presidente de la Rep¨²blica, y s¨®lo a s¨ª se explicar¨ªa la rehabilitaci¨®n de dos personalidades antag¨®nicas (se enfrentaron en Burdeos) como son Jacques Chaban Delmas y Jean Jacques Servan Schreiber. Ambos son enemigos irreconciliables de Chirac.
Tampoco en los rangos de la izquierda la situaci¨®n se presenta favorable a la uni¨®n. En Marsella, por ejemplo, el l¨ªder socialista Gast¨®n Deferre parece que ha renunciado a establecer listas comunes con los comunistas. Y a lo largo de las ¨²ltimas semanas no han faltado tensiones y pol¨¦micas entre los firmantes del programa com¨²n. Es dif¨ªcil decir con exactitud cu¨¢l ser¨¢ el candidato favorito de la Uni¨®n de la Izquierda en caso de que la mayor¨ªa ganase. El otro d¨ªa, Fran?ois Mitterrand defendi¨® el ?derecho de Chirac? a presentar su candidatura fuera de las listas giscardianas. Tal vez el l¨ªder socialista intente con esta defensa de doble filo delimitar bien los bandos en lucha: a un lado, la coalici¨®n de izquierda, al otro, la derecha pura y dura de Chirac. Y en medio, el ambiguo candidato presidencial que ser¨ªa ?ni carne ni pescado?. Tal estrategia no parece adaptarse por ahora al creciente sentimiento colectivo que en Par¨ªs da como vencedor a d'Ornano, seg¨²n las ¨²ltimas encuestas. En caso de que as¨ª fuera en la primera vuelta, el d¨ªa 20, Chirac y sus amigos sacrificar¨ªan sus prevenciones y, todos a una, apoyar¨ªan al actual ministro de Industria.
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