Los contubernios internacionales
El tiempo es mal enemigo del cine, y s¨®lo las obras sobresalientes, los escasos productos geniales que aparecen de vez en cuando, logran salir indemnes de la prueba cruel y decisiva de dejar transcurrir, unos pocos a?os entre la realizaci¨®n y el estreno. Los hisp¨¢nicos somos tan masoquistas que hemos dejado para despu¨¦s -ocho a?os, en este caso que nos ocupa ahora- un 70 % de la producci¨®n cinematogr¨¢fica mundial, sin duda por el noble y laudable prop¨®sito de realizar experimentos sobre la sicolog¨ªa de la percepci¨®n y ejercitar una paciencia infinita. Tenemos que agradecer a nuestros censores de toda la vida, a las autoridades y fuerzas vivas, su magn¨ªfica preocupaci¨®n por la integridad moral de nuestras convicciones, y su tutela ejemplar.Ver, aqu¨ª, ahora, esta Bob, Carol y etc... apenas si tiene el menor sentido, y no porque la obra sea enteramente desde?able -que no lo es - sino porque se trata de un producto de circunstancias, estrictamente coyuntural, realizado para aprovechar comercialmente el giro espectacular de los ciudadanos americanos desde una sociedad matriarcal y judeocristiana hasta la sociedad permisiva -o complaciente, si queremos traducir de una forma menos b¨¢rbara- que hoy disfrutan. Ha pasado tanto tiempo desde aquello que el pretendido esc¨¢ndalo original ha dado paso a una divertida sonrisa sobre inocentes escarceos intercoyungales que acaban, como debe de ser, con el triunfo de la moral eterna.
Bob & Carol & Ted & Alice
Director: Paul Mazursky, Gui¨®n: P. Mazurskyy Larry Tucker. Fotograf¨ªa: Charles E. Lang. Musica: Quincy Jones. Int¨¦rpretes: Robert Culp, Nathalie Wood, Elliott Gould, Dyan Cannon. Estreno en v. o., en el Pompeya
Hasta nuestra Celtiberia inmutable ha superado aquella etapa -los que la hayan superado, claro- para plantearse otros problemas m¨¢s serios que el jocoso intercambio de parejas, o las org¨ªas en petit comit¨¦. Mazursky es un director interesante y sensible, pero en esta su primera obra s¨®lo se propuso confeccionar un producto vendible y h¨¢bil, con un gui¨®n astuto que jam¨¢s cuestiona los temas fundamentales, y que pide la complicidad del espectador peque?o burgu¨¦s para hacerle entrar en este juego inofensivo de la nueva frontera sexual.
Si la pel¨ªcula conserva todav¨ªa alg¨²n atractivo es gracias a la espl¨¦ndida labor de los actores, capaces de hacer cre¨ªbles unos personajes t¨®picos, y de mantener ese ritmo inconfundible de la comedia americana.
Babelia
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