De ecolog¨ªa

Perm¨ªtame felicitarle por el soberbio art¨ªculo de A.S.H. sobre ECOTAJE (EL PAIS, 15 de febrero).Sin desde?ar el positivo efecto que tiene la mentalizaci¨®n del ciudadano particular sobre el tema (por ejemplo, ?qu¨¦ har¨¢ el propietario de este peri¨®dico con ¨¦l?, ?lo echar¨¢ a perder mezcl¨¢ndolo con toda clase de desperdicios en la ba sura o,junt¨¢ndolo con m¨¢s papeles conseguir¨¢ que se recicle en nueva pasta con ahorro de vidas de ¨¢rboles?), creo que tambi¨¦n en Espa?a ha quedado atr¨¢s el tiempo de las cartas colectivas, de los mensajes pat¨¦ticos de F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente, de las t¨ªmidas asociaciones tipo ADENA, de usar la contaminaci¨®n y degradaci¨®n del medio ambiente como t¨®pico intrascendente. Es menester pasar a la acci¨®n, violenta, sin duda, desde el punto de mira de los gigantescos intereses que hacen oro de la inmundicia. Frente a la violencia de una situaci¨®n defacto, otra violencia bien dirigida y consciente. ?O es que se pregunt¨® en 1950 a los residentes de Madrid si deseaban que su ciudad se volviese inhabitable al cabo de veinte a?os? ?Alguien cont¨® con los pescadores o con los ba?istas antes de lanzar fl¨²or, detergentes, mercurio, insecticidas, aceites y mil lindezas m¨¢s a los r¨ªos? ?Se le consulta al pac¨ªfico transe¨²nte acerca de los decibelios que soportar¨ªa o, expeditivamente, se le atruena desde motos y coches de ni?o-bien y desde camiones atestados de Coca-Cola? ?No, no y no! Todo se hizo y se hace violen tamente. Pol¨ªtica de hechos consumados seguidos de hip¨®crita lamentaci¨®n.

Por todo ello, no me sorprender¨ªa la aparici¨®n entre nosotros de una guerrilla naturalista, a modo de ecotaje, integrada por j¨®venes intransigentes.