Juicio contra seis feministas francesas que intervinieron en un aborto
Solidaridad con la maternidad de Lilas, Solidaridad con las acusadas de Aix, Nuestro enemigo principal es el patriarcado, no el capital, Aborto libre y reembolsado por la seguridad, Una mujer sin hombre es como un pez sin bicicleta, No somos recept¨¢culos, Una sola soluci¨®n, otra cosa, La violaci¨®n es un fascismo no reconocido, Vivimos en la lucha, nuestra lucha es la vida, Nuestro cuerpo nos pertenece..., dec¨ªan algunos de los slogans y carteles que exhib¨ªan las mujeres que se manifestaron el 8 de marzo en Par¨ªs, con motivo de la Jornada Internacional de Lucha de la Mujer, organizada por la Coordinaci¨®n Parisiense de Grupos de Mujeres.A ella acudieron representantes de casi todas las tendencias incluido el GLHPQ (Groupe de Liberation Homosexuel Politique Quotidien), que desfil¨® junto a las mujeres para expresar su ?contestaci¨®n? del poder machista y su lucha contra el mito de la virilidad. Hombres y mujeres homosexuales que rechazan los roles de dominaci¨®n que quieren hacer de sus deseos actos de poder o de sumisi¨®n. ?Queremos reencontrar nuestro cuerpo, descondicionados de las im¨¢genes que nos imponen el orden capitalista y la moral patriarcal.?
La manifestaci¨®n ten¨ªa un doble sentido, conmemorar el 8 de marzo, una fecha de gran significac¨ª¨®n dentro del movimiento feminista mundial, y solidarizarse con las acusadas de Aix-en-Provence, y la maternidad de Lilas.
?Qu¨¦ es la maternidad de Lilas?
Es una maternidad, pero diferente. Un lugar donde las mujeres pueden disponer de su cuerpo y expresar sus deseos, sus dudas, su voluntad de realizar la experiencia de la maternidad, como ellas lo deseen, en el ambiente que prefieran. Una maternidad que lucha contra el poder m¨¦dico ejercido sobre la sociedad, pero, sobre todo, sobre el cuerpo de la mujer, que intenta desmedicalizar el parto (la parturienta en la mayor parte de los casos no es una enferma), que pone los medios para que la madre y el hijo vivan esta experiencia en las mejores de las condiciones posibles.Lilas es una maternidad donde nacer es una fiesta, una fiesta social, puesto que nacer es un hecho individual-social, y d¨®nde la madre puede, si lo desea, estar rodeada de su familia, sus amigos, sus hijos y donde el equipo m¨¦dico presente no interviene m¨¢s que en caso de que haya problemas o de que se lo soliciten. Donde siguiendo el procedimiento del doctor Leboyer (Por un nacimiento sin violencia) se procura que, una vez terminado el parto propiamente dicho, el ni?o realice su ?nacimiento?, sin angustias, sin temores a?adidos sin sufrimientos que pueden marcarle y, desde luego, condicionarle para toda la vida.
Pero Lilas es tambi¨¦n una cl¨ªnica donde la mujer que desea abortar, puede hacerlo, tranquilamente, sin presiones sicol¨®gicas y sociales que le condicionen (y le hagan cambiar de idea), sin culpabilidades, sin angustia ni tristeza.
El caso Aix-en-Provence
Seis mujeres fueron juzgadas el d¨ªa 10 por el tribunal de Aix. Tres, acusadas de ?tentativa de aborto?, "ejercicio ilegal de la medicina" y ?pr¨¢ctica habitual del aborto desde octubre de 1975?, otras tres, por complicidad.El MLAC (Movimiento por la Liberaci¨®n del Aborto y la Contracepci¨®n), surgi¨® como una necesidad de cambiar un estado de cosas en que las v¨ªctimas eran las mujeres. El embarazo no deseado s¨®lo pod¨ªa interrumpirse o teniendo mucho dinero, o arriesgando en ello su vida, en manos de ?abortadores/as? clandestinos, en las que las mujeres se ve¨ªan sometidas a los peores tratamientos e incluso pod¨ªan perder la vida. Mientras esto ocurr¨ªa, se ejerc¨ªa una gran censura, sobre todo del lado de la Iglesia, contra los m¨¦todos ¨¢nticonceptivos pr¨¢cticos y no peligrosos. Las mujeres decidieron tomar en mano la situaci¨®n, y aprender a practicar ellas mismas el aborto, por el m¨¦todo Karman, de aspiraci¨®n, practicado corrientemente en China y Estados Unidos, precisamente por ?no m¨¦dicos?, mientras luchaban por una liberalizaci¨®n total del aborto y la contracepci¨®n.
Viene la ley Veil, legalizando el aborto. El MLAC pr¨¢cticamente desaparece, pero... tiene que volver a surgir. La ley no da posibilidad de abortar a todas las mujeres que lo desean: las menores, las extranjeras, las econ¨®micamente d¨¦biles (el aborto cuesta setecientos francos), no pueden solucionar su problema.
Por otro lado, la ?cl¨¢usula de conciencia?, que libera a los m¨¦dicos que la invoquen de la obligaci¨®n de efectuar abortos; las trabas administrativas, nunca hay sitio en los hospitales; el alargamiento, de los tr¨¢mites (hasta que, ?qu¨¦ tristeza?, se ha pasado el plazo de diez semanas de embarazo exigido por la ley: papeleo, visita m¨¦dica, visita con el sic¨®logo, con la asistente social...) hace que la mujer quede sola e impotente para dar una soluci¨®n justa a una situaci¨®n que no lo es. Visto este conjunto de circunstancias, el MLAC decide recomenzar, de nuevo en la clandestinidad, para luchar contra el poder que la medicina oficial ejerce sobre el cuerpo dela mujer, ocup¨¢ndose de todas aquellas mujeres que no est¨¢n ?acogidas por la ley? y por eso mismo son las m¨¢s necesitadas. Una vez m¨¢s han comenzado una acci¨®n colectiva en lo que concierne a la contracepci¨®n y el aborto, seg¨²n su voluntad, seg¨²n su propia legitimidad.
El MLAC opina que ?s¨®lo con una pr¨¢ctica continua del aborto, la difusi¨®n de m¨¦todos anticonceptivos eficaces, la realizaci¨®n de partos en el domicilio de la madre que lo desee (rodeada de sus amigos, etc¨¦tera), y el conocimiento del cuerpo por parte de la mujer, puede ejercerse una presi¨®n eficaz sobre la medicina para que cese de considerar el cuerpo de la mujer como objeto, sobre el cual s¨®lo ella (la medicina oficial) tiene el poder.
El ?caso Aix? es el siguiente: el 9 de octubre de 1975, una menor de diecisiete a?os, casi dieciocho, pide al MLAC de Aix ser abortada. Estaba embarazada de diez semanas (en Aix la ley se aplica s¨®lo hasta las ocho primeras semanas de embarazo). Sus padres, que la control¨¢ban estrechamente, no saben nada.
Seg¨²n la ley, no puede abortar, primero, es menor, necesita la autorizaci¨®n de sus padres (que aterran a la muchacha); segundo, el plazo ?legal Aix? ha pasado. El MLAC decide hacer el aborto. Dada la situaci¨®n, la urgencia y, desde luego, el poqu¨ªsimo tiempo disponible, puesto que, adem¨¢s, la muchacha estaba ?vigiladisima? por la familia, s¨¦ decide actuar lo m¨¢s r¨¢pidamente posible, sin la charla previa que el MLAC mantiene, un d¨ªa antes, con la mujer que desea abortar, donde se le explica en qu¨¦ consiste, se responden a todas sus cuestiones y se le tranquiliza con respecto a la seguridad del m¨¦todo, etc¨¦tera. En este caso, todo se hizo en el mismo momento.
Comenzado el aborto, cuando faltaban unos segundos para terminar, la muchacha pide que se paren. El MLAC, terriblemente respetuoso de los deseos de la mujer (el aborto se hace siempre como ¨¦sta desea),se para, y le explica que falta poqu¨ªsimo para que todo est¨¦ terminado. Le dicen tambi¨¦n que si no siguen, deber¨¢n ir al hospital, lo que supone prevenir a los padres y, desde luego, para el MLAC, una inculpaci¨®n. La muchacha insiste. Se le traslada al hospital, donde el aborto se termina. Los padres presentan denuncia. El MLAC acepta s¨®lo una inculpaci¨®n colectiva: es un acto ?comunitario de todas las mujeres?, de las seis que intervinieron.
El fiscal pide diez a?os. El final de la historia es que la menor, actualmente, est¨¢ de nuevo embarazada de cinco meses; que sus padres le han impedido abortar, y en cuanto ha cumplido la mayor¨ªa de edad le han echado de casa; que no tiene trabajo y que est¨¢ angustiada. Ha vuelto a pedir ayuda al MLAC y quiere declarar en eljuicio a favor de las acusadas. Pero ya es muy tarde.
Los m¨¦dicos de Aix-en-Provence han firmado un escrito solidariz¨¢ndose con las acusadas, en el cual dicen:
?Las mujeres que nosotros enviamos al MLAC vuelven a vernos y testimonian que lo que ha sido esencial para todas ellas es la acogida por las otras mujeres y la ayuda, de todas clases, sobre todo moral, antes, durante y tras la intervenci¨®n. Afirmamos que, estas condiciones son primordiales para que las interrupciones del embarazo sucedan bien en el terreno m¨¦dico.? (...) ?En el momento en que seis mujeres del MLAC van a ser juzgadas por ejercicio ?legal de la medicina y maniobras abortivas, queremos testimoniar que sus pr¨¢cticas se efect¨²an en las mejores condiciones t¨¦cnicas y morales, y nosotros nos solidarizamos con ellas.?
La solidaridad de las mujeres de todos los pa¨ªses con las acusadas de Aix es un paso m¨¢s hacia la transformaci¨®n de una sociedad en la que el capital oprime al proletario, pero capitalista y proletario pueden tener su oprimida particular: la mujer.
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