El presidente y las elecciones

?(...) En las actuales circunstancias, el advenimiento de la democracia de junio no vendr¨¢ de la mano de los partidos pol¨ªticos. Ser¨¢n los l¨ªderes pol¨ªticos los que instalar¨¢n el marco democr¨¢tico y consolidar¨¢n despu¨¦s los partidos pol¨ªticos que sirvan de cauce y nutrici¨®n al sistema democr¨¢tico. No puede ser de otra manera. La democracia espa?ola ser¨¢ de integraci¨®n o no ser¨¢ nada. El espect¨¢culo de los partidos parece sugerir y atribular con un morbo fatal de disgregaci¨®n el futuro pol¨ªtico de nuestra varia, desigual, complicada y vacilante, pero ¨²nica, comunidad nacional. Por ello, el papel m¨¢s alto se reserva a aquellos hombres que den la medida del actual requerimiento hist¨®rico, sobreponi¨¦ndose a la fuerza centr¨ªfuga de los partidos y consigan convocar junto a s¨ª a la mayor¨ªa del pueblo. Decimos sobreponerse a los partidos, no sustituir a los partidos. Con car¨¢cter ejemplar, aunque para bien de este pa¨ªs no exclusivo, el presidente Su¨¢rez ha conseguido conjuntar las notas que, le presentan como pol¨ªtico de Estado, no de facci¨®n. En una medida dif¨ªcil de delimitar, el presidente es creaci¨®n de s¨ª mismo y creaci¨®n colectiva del pueblo espa?ol. Es una creaci¨®n inconsciente y sabia, que responde al reflejo del profundo deseo de integraci¨®n en estos momentos en que la disgregaci¨®n amaga como el riesgo mas severo para nuestro pr¨®ximo destino. El ¨¦xito del presidenle es haberdado la sensaci¨®n de que su labor integradora ha ido mucho m¨¢s all¨¢ del inter¨¦s personal. Quien de modo sustancial y duradero capitaliza su gesti¨®n es, primero, Espa?a, y despu¨¦s, ¨ªntimamente fundida, esa abstracci¨®n tangible que es la Corona. (...)? 20 marzo