... y en la India
UNA COALICION opositora de circunstancias ha puesto fin en la India a once a?os de poder personal de Indira Gandhi y a treinta de control parlamentario del Partido del Congreso, la formaci¨®n que ha hecho la pol¨ªtica hind¨² desde 1947, a?o de la independencia. Ni los m¨¢s optimistas opositores del r¨¦gimen de la se?ora Gandhi, acusadamente autoritario desde junio de 1975, en que decret¨® un estado de excepci¨®n que ha finalizado ayer, esperaban un triunfo tan resonante, doblemente significativo porque se produce en ausencia de un programa coherente de gobierno. Los excesos del poder han tra¨ªdo el relevo en la India, donde la heterog¨¦nea agrupaci¨®n opositora Parti Janata -en la que forman desde socialdem¨®cratas nacionalistas hasta nacionalistas derechistas- no ha tenido otra bandera que la lucha contra los abusos de autoridad cometidos al abrigo del estado de excepci¨®n, cuya culminaci¨®n ha sido un programa de esterilizaci¨®n que en muchos casos dej¨® de ser voluntario para convertirse en impuesto.Su propia aleatoriedad es el mayor peligro al que se enfrenta la coalici¨®n triunfante. La pol¨ªtica hind¨² ha estado siempre m¨¢s atenta a sustanciar las luchas entre facciones, en un pa¨ªs que es un rompecabezas ¨¦tnico y ling¨¹¨ªstico, que a delinear un proyecto de largo alcance. Las promesas de mayor libertad personal y crecimiento econ¨®mico que han inclinado el veredicto de las urnas a favor de la oposici¨®n han de hacerse efectivas por un Gobierno necesariamente inseguro de su fuerza y cohesi¨®n. Indira Gandhi ha ca¨ªdo, pero sus mecanismos de gobierno permanecen y el reto para los nuevos dirigentes es conciliar la restauraci¨®n de la democracia parlamentaria con la estabilidad imprescindible para hacerla durable.
El cambio indio, sin embargo, no agota su trascendencia dentro de sus fronteras, a pesar de que afecta a m¨¢s de seiscientos millones de seres humanos en condiciones sociales y econ¨®micas especialmente deprimidas. Sobre el subcontinente indost¨¢nico, por su situaci¨®n geogr¨¢fica y su entorno pol¨ªtico, gravitan con fuerza los intereses de Mosc¨² y Washington. La URSS ha proporcionado a la India apoyo pol¨ªtico y militar desde mediados los a?os 50, y el Partido Comunista prosovi¨¦tico ha sostenido a Indira Gandhi en las circunstancias m¨¢s adversas.
Estados Unidos, por su parte, ha sustituido la influencia pol¨ªtica por un vasto y estudiado programa de ayuda econ¨®mica, hasta el punto de que el crecimiento indio se apoya decisivamente en los cr¨¦ditos oficiales procurados por Washington y en la inversi¨®n privada norteamericana. Los puntos de mira del Este y el Oeste convergen, pues, desde ayer en la Uni¨®n India, donde un sentimiento colectivo, m¨¢s que un programa pol¨ªtico, ha derribado un poder que hab¨ªa ido mucho m¨¢s all¨¢ de lo que sus cimientos le permit¨ªan.
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