La proporcionalidad se respeta mejor en los grandes distritos electorales
Hemos visto ya, en un trabajo anterior (v¨¦ase EL PAIS, 17-3-77) que la f¨®rmula de la media mayor de Hondt, anunciada por el Gobierno para la distribuci¨®n de los esca?os del Congreso, tiende a favorecer a los partidos grandes y medianos, en detrimento de los peque?os, con la intenci¨®n de que no sean muchos los partidos representados en la futura C¨¢mara.
Hoy queremos estudiar la influencia del tama?o de las circunscripciones electorales, como otro de los factores clave para establecer si el sistema de elecci¨®n del futuro Congreso respetar¨¢ o no el principio de proporcionalidad y, por tanto, si ser¨¢ imparcial o no respecto a la traducci¨®n en esca?os de los votos conseguidos por cada partido.Lo primero que es preciso aclarar es que al hablar de tama?o de una circunscripci¨®n no estamos refiri¨¦ndonos al n¨²mero de kil¨®metros cuadrados de la provincia en, cuesti¨®n, sino al n¨²mero de diputados asignados a la misma; por ejemplo, Avila o Huesca son circunscripciones de peque?o tama?o, puesto que eligen s¨®lo tres diputados, mientras Barcelona es de gran tama?o, ya que tiene asignados 33 esca?os.
Cuando los distritos electorales tienen un solo diputado cada uno, la proporcionalidad es imposible, convirti¨¦ndose el sistema en mayoritario. En efecto, la esencia de la elecci¨®n mayoritaria es que s¨®lo un candidato o una lista de partido tiene derecho a los esca?os de la circunscripci¨®n de que se trate, perdi¨¦ndose todos los votos otorgados a otros candidatos o a otras listas de partido; en cambio, la esencia del sistema proporcional consiste en que, adem¨¢s de otorgar esca?o al partido con mayor n¨²mero de votos, se aprovechan los votos de los dem¨¢s para concederles alg¨²n diputado.
En este sentido, es claro que Ceuta y Melilla son dos distritos sin posibilidad de elecci¨®n proporcional, puesto que tienen asignado un diputado cada una, Como dice Douglas W. Rae: ?A medida que aumenta el n¨²mero de esca?os de cada distrito, aumenta tambi¨¦n la probabilidad de que toda f¨®rmula determinada se acerque a la proporcionalidad, porque el mayor n¨²mero de esca?os establece una combinaci¨®n m¨¢s flexible de premios con los que dar cuenta de la relativa fuerza electoral de los partidos,?.
A nadie se oculta la importancia de este detalle; de la proporcionalidad depende que s¨®lo un partido, o varios, tengan acceso al Congreso en cada provincia y, por tanto, una cancha mayor o menor para el juego pol¨ªtico legal.
Seg¨²n varios t¨¦cnicos electorales, el principio de proporcionalidad comienza a respetarse mejor a partir de seis diputados por circunscripci¨®n, y alcanza el ¨®ptimo en los de 15-20. Casos como los de Soria, Guadalajara, Segovia, Teruel, Palencia, Avila y Huesca, que s¨®lo pueden elegir tres diputados cada una, est¨¢n en el l¨ªmite en que un sistema proporcional se convierte en mayoritario. De acuerdo con el anuncio del Go bierno -y a falta de la redacci¨®n definitiva, necesaria para confirmar estas tesis provisionales-, un total de 138 diputados, correspondientes a 33 circunscripciones van a ser elegidos en distritos que tienen de uno a seis esca?os.
Para entender la posible influencia de este sistema, es preciso relacionarlo con la f¨®rmula anunciada por el Gobierno para la distribuci¨®n de esca?os. Esta tiende a favorecer ¨¢ los partidos grandes., como es sabido; a ello podemos agregar, tras haber estudiado la incidencia del tama?o de los distritos, que la parcialidad en favor de aqu¨¦llos es alta en provincias con menos de seis diputados, y que esa parcialidad se acercar¨¢ m¨¢s a la imparcialidad en provincias con una cifra de esca?os superior a esta ¨²ltima.
En resumen, el efecto combinado de la f¨®rmula de la media mayor para la. distribuci¨®n de esca?os y del peque?o tama?o de una considerable cantidad de distritos electorales nos conduce a pensar que la multiplicaci¨®n de partidos con representaci¨®n parlamentar¨ªa es casi imposible. Podr¨¢n legalizarse docenas y docenas de grupos y partidos (numerosos sectores han puesto el grito en el cielo, por ello), pero la barrera de los mecanismos electorales mencionados a los que hay que sumar el m¨ªnimo del 3% de votos a nivel provincial- hace poco relevante ese dato, al confrontarlo con las f¨®rmulas ideadas para reducir todo lo posible la fragmentaci¨®n de la futura C¨¢mara.
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