Canciones y recuerdos
Tras el ¨¦xito de Erase una vez en Hollywood, no resultaba dif¨ªcil pronosticar la aparici¨®n de esta segunda parte, encomendada a Gene Kelly e interpretada, por ¨¦l mismo, en colaboraci¨®n con Fred Astaire en los n¨²meros destinados a enlazar entre s¨ª las distintas secuencias de archivo.Si la nostalgia supone, la m¨¢s de las veces, la a?oranza de otros tiempos o amigos, tales amigos se nos dan aqu¨ª en sus mejores momentos, en la d¨¦cada feliz de los a?os cincuenta.
No s¨®lo se trata de exhumar n¨²meros musicales, ese apartado fundamental en el cine americano, creado sobre la base de nombres, ya cl¨¢sicos hoy, de esa dorada dinast¨ªa que va desde el mismo Fred Astaire hasta las fantas¨ªas acu¨¢ticas de Esther Williams. Hollywood, Hollywood incluye tambi¨¦n una serie de escenas fundamentales de los artistas de la Metro, representantes fundamentales de un modo de hacer, de los filmes de estrellas a¨²n en plena vigencia en estos a?os. Ver repetir la misma escena, con las mismas palabras, con id¨¦ntico adem¨¢n, a multitud de actores que en su tiempo marcaron, la moda en el vestir, en el hablar, en el modo de amar o de encender un cigarrillo, es un lujo que s¨®lo un cine universal y completo puede permitirse, haci¨¦ndolo, adem¨¢s, con, un gesto de iron¨ªa capaz de borrar toda grandielocuencia.
Hollywood, Hollywood
Direcci¨®n: Gene Kelly. Fotograf¨ªa: George Folsey. Sonido: Bill Edmondson. M¨²sica: Nelson Riddle, Howard Dietz y Saul Chaplin. Int¨¦rpretes: Greta Garbo, Katherine Hepburn, Ginger Rogers, Jean Harlow, Gene Kelly, Fred Astaire, Clark Gable, Maurice Chevalier, Bing Crosby, etc¨¦tera. Color. EE. UU. Musical. 1976. Local de estreno: Palafox
Del drama a la comedia, del musical a los filmes de humor, Hollywood lo fue todo, y as¨ª puede apreciarse en la segunda parte de esta su biograf¨ªa. En cuanto a humor espont¨¢neo, renovador, disparatado, la escena famosa del camarote de los Hermanos Marx. sobrevive a¨²n con la misma vigencia que el rostro inconfundible de Greta Garbo dominando en torn¨® a s¨ª, a toda una generaci¨®n de actores famosos en su tiempo. Esta generaci¨®n, que influy¨® de modo decisiv¨® en los espectadores, en la burgues¨ªa media de todos los pa¨ªses, cuando la televisi¨®n a¨²n no se?oreaba los hogares, es la protagonista m¨²ltiple de este mosaico de rostros y m¨²sicas, por encima de las actuaciones individuales. En la pantalla viene a quedar como fiel testimonio de una ¨¦poca en la que, m¨¢s all¨¢ de las escuelas nacionales, Hollywood era el cine por antonomasia, un arte de evasi¨®n a medias entre la fantas¨ªa sentimental y el espect¨¢culo.
En tal sentido, esta segunda entrega, esta segunda muestra de los archivos de la Metro viene a ser una b¨²squeda m¨¢s de un tiempo gozado y perdido, un repaso al viejo ¨¢lbum de los retratos de una gran familia cinernatogr¨¢fica, iluminados a golpe de humor, amor y canciones, unas vigentes y otras olvidadas, nombres que llevan en torno un halo de recuerdo y melancol¨ªa, resucitados por un cierto tiempo como premio a su af¨¢n por permanecer, a su lucha por no hacerse viejos como ese Fred Astaire, que a sus casi ochenta a?os, vive y baila entre secuencia y secuencia, confundido con su propia imagen, con sus propios recuerdos, s¨ªmbolo y muestra de una eterna juventud, con su pelo canoso, su cuerpo enjuto, su coraz¨®n invicto y la terrible resistencia de sus piernas.
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