Tras de Blas

?(.. ) Tiene raz¨®n el notario jefe de Fuerza Nueva y nadie va a imputarle a ¨¦l, ni le ha imputado, los delitos que hayan podido cometer los que en alg¨²n momento fueron sus allegados. Pero habr¨¢ de reconocer el se?or Pi?ar que no deja de ser inquietante para el pa¨ªs -Espa?a-, como deber¨ªa serlo para quienes se profesan m¨¢s patriotas que la Patria, el que una organizaci¨®n que se erige en defensora de los valores hispanos haya sido vivero de hombres de mano y pistola. Lo menos que se puede decir de una entidad en cuyo caldo se cultivan Cesarskys y Lerdos, Garc¨ªas Juli¨¢ y Fern¨¢ndez Guazas es que resulta altamente peligrosa para la convivencia nacional.A menos que su eximio dirigente se haya pasado al enemigo, a esa inmensa cohorte de extranjeros que tanto nos odian desde Felipe II y que pretenden a veces que en la esencial del espa?ol est¨¢n la violencia y la intransigencia.

Entretanto, por aquello. de la?localizaci¨®n geogr¨¢fica?, polic¨ªa y jueces parecen dispuestos a seguir escuchando al se?or Pi?ar para que les explique de d¨®nde viene y a d¨®nde va esa ?Fuerza Nueva?, tan presta a descargar en cabeza ajena y a es conder la propia cuando la impunidad termina.

Las autoridades se muestran, pues, dispuesta a llevar las investigaciones hasta sus ¨²ltimas consecuencias. Una de ellas resulta ya obvia: la disoluci¨®n de un grupo que, en nombre de los m¨¢s altos destinos patrios, ha demostrado estar empe?ado en rebajar el nombre de Espa?a a la altura de un Chicago de los a?os 30.?

28 marzo