Una oficiosidad algo cara

Aunque en la ¨¦poca en que vivimos es dif¨ªcil sorprenderse por nada, una m¨ªnima noticia en la prensa me ha llamado de tal modo la atenci¨®n, que me ha impulsado a dirigirme a usted. A mi modo de ver y desgraciadamente, simboliza una forma de llevar los asuntos p¨²blicos bien triste para Espa?a. La noticia a que me refiero es el anuncio del cambio de nombre de Iberia L¨ªneas A¨¦reas de Espa?a, a?adi¨¦ndole el adjetivo de ?reales?.Todos los d¨ªas se nos repite hasta la sociedad, y con harta raz¨®n, la inexcusable necesidad de una austeridad m¨¢xima en el gasto a todos los niveles. Pues bien, en esta precaria situaci¨®n, una alta personalidad de Iberia o del INI tiene la peregrina iniciativa de modificar el nombre de nuestra primera compa?¨ªa de aviaci¨®n. Es de suponer que esas personas ignoran menos que nadie el tremendo gasto que supone, en una entidad con las dimensiones de Iberia, esa medida que obliga a cambiar t¨ªtulos, carteles, impresos, r¨®tulos, etc¨¦tera. ?Cu¨¢l puede ser la raz¨®n que justifique el gasto? El calificativo no puede a?adir un ¨¢pice al bien ganado prestigio de Iberia, ni va a mejorar el servicio a los aparatos o a los usuarios, ni pienso que vaya a aumentar el n¨²mero de pasajeros. ?Entonces? Entonces puede caber el ser mal pensado y ocurr¨ªrsele a uno si quienes han propuesto tan genial idea no estar¨¢n buscando la utilidad de declararse m¨¢s mon¨¢rquicos que nadie.

Y aqu¨ª quisiera salir al paso de quienes pudieran pensar que lo expuesto sobre el tema es consecuencia de unas ideas pol¨ªticas determinadas, haciendo ver que en toda Europa, y con la sola excepci¨®n de los holandeses, a pesar de ser pa¨ªses con sentimientos mon¨¢rquicos menos discontinuos que los nuestros, las dem¨¢s monarqu¨ªas no han considerado necesario subrayar la circunstancia mon¨¢rquica en los nombres de sus compa?¨ªas nacionales de aviaci¨®n.