Escaso entusiasmo en B¨¦lgica ante las pr¨®ximas elecciones
A una semana de las elecciones anticipadas, la campa?a electoral sufre el par¨¦ntesis de las vacaciones de Pascua. Los partidos pol¨ªticos preparan la ofensiva final para convencer al elector antes del pr¨®ximo domingo, fecha de la consulta electoral obligatoria, para los belgas mayores de veinti¨²n a?os.Las elecciones, que llegan con un a?o de adelanto en relaci¨®n con el t¨¦rmino de la legislatura normal, no entusiasman al ciudadano de este pa¨ªs. Las expresiones ?todo seguir¨¢ igual? o ?las dificultades continuar¨¢n? son corrientes entre la opini¨®n p¨²blica.
B¨¦lgica ha demostrado en las ¨²ltimas consultas electorales contar con cierta estabilidad en el voto. Flandes es, un feudo de la Democracia Cristiana, y Valonia cuenta con atractivo para los socialistas. A mitad del camino se mueven las formaciones liberales y los federalistas. Los comunistas y la extrema izquierda son minoritarios.
A pesar ala estabilidad del voto, tres factores prometen dar cierto ambiente a la cita electoral: los problemas sociales, surgidos de la crisis econ¨®mica, la radicalizaci¨®n de ciertos partidos y la problem¨¢tica de la zona de Bruselas, en el contexto de la lucha regional o federalista, entre las dos grandes comunidades ling¨¹¨ªsticas del pa¨ªs.
El voto sindical
La crisis afecta a B¨¦lgica como a todos los pa¨ªses industrializados. Por vez primera las dos grandes centrales sindicales, de inspiraci¨®n socialista y socialcristiana, formaron recientemente un frente com¨²n en defensa de sus intereses. Una serie de huelgas que movilizaron durante tres viernes a m¨¢s de medi¨® mill¨®n de personas contribuyeron en parte a la actual crisis pol¨ªtica que ha conducido a la anticipaci¨®n de las elecciones.
?C¨®mo votar¨¢n los trabajadores? Es probable que terminen aline¨¢ndose en sus partidos tradici¨®nales. Sin embargo contar¨¢n con alternativas en peque?as formaciones, que desde los maoistas hasta los cristianos de izquierda, se presentan como ?verdaderos defensores de la clase trabajadora?.
Las grandes corrientes ideol¨®gicas tradicionales conservar¨¢n probablemente sus niveles cl¨¢sicos. Los social cristianos (al que pertenece el primer ministro saliente, Leo Tindemans) prometen reformas sociales, pero acuden a las urnas con la mala imagen, obligada por la crisis, de haber tenido que aumentar los impuestos a pocas semanas de los comicios.
Los socialistas acusan a los cristianos flamencos
Los socialistas radicalizan su acci¨®n contra el Gobierno cristiano liberal y acusan, principalmente, a los social cristianos flamencos de constituir un ?Estado CVP?, es decir, de controlar la pol¨ªtica belga. Es probable que los socialistas formen parte de la nueva coalici¨®n de ?salvaci¨®n nacional?, que unir¨ªa, una vez m¨¢s, a socialistas y socialcristianos en el poder.
Los liberales constituyen una inc¨®gnita. Hay que recordar su p¨¦rdida de electores en los ¨²ltimos tiempos, aunque pueden remontar la pendiente, sobre todo en ciertas zonas del pa¨ªs donde bresentan personalidades de primer orden.
A la batalla ideol¨®gica de partidos hay que sumar la batalla ling¨¹¨ªstica que da origen a partidos regionalistas o federalistas, defensores de una independencia para Flandes, o de un federalismo que tenga en cuenta la realidad de las tres zonas definidas del pa¨ªs: Flandes, Valonia y la aglomeraci¨®n bruselense. Aunque sus votos ser¨¢n menos importantes, a escala nacional, que los partidos tradicionales, alguna de las tres formaciones federalistas podr¨ªa servir de complemento para una futura coalici¨®n gubernamental.
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