La leyenda negra de Espa?a en Cuba
Reci¨¦n celebrada la efem¨¦rides de su n¨²mero cien, la revista oficial cubana de cultura Casa de las Am¨¦ricas, que dirige el poeta y ensayista Roberto Fern¨¢ndez Retamar, ha publicado un largo texto de este escritor donde, con tanta lucidez como amor a Espa?a, no exento de rigor cr¨ªtico, se analizan las causas, se debelan los errores y se advierte sobre los peligros conceptuales y culturales de la archic¨¦lebre leyenda negra antiespa?ola, feroz campa?a adversa que marca, desde el siglo XVI, la imagen de nuestro pa¨ªs y que fue lanzada y potenciada por los imperialismos europeos para demoler y sustituir al espa?ol.
El estudio de Fern¨¢ndez Retamar parte de premisas certeras, opuestas a las tradicionales defensas que ha hecho siempre del tema la reacci¨®n espa?ola Incapacitada (dicha reacci¨®n) para aprehender el verdadero n¨²cleo del asunto, todo se le vuelve injurias a otras naciones y una retah¨ªla de alabanzas a glorias herrumbrosas y grandezas de utiler¨ªa, mientras se denigra a figuras y realizaciones verdaderamente admirables de Espa?a, como Bartolom¨¦ de Las Casas.
Invoca el cubano a Pierre Vilar, F. Ortiz, A. Lipzchutz y Laurette Sejourn¨¦ para fundamentar un rasgo esencial de su alegato contra la leyenda negra de la actuaci¨®n espa?ola en Am¨¦rica: En comparaci¨®n con las depredaciones de Holanda, Francia, Inglaterra, Alemania, B¨¦lgica o Estados Unidos, si algo distingue a la conquista espa?ola no es la proporci¨®n de cr¨ªmenes, en lo que ninguna de aquellas naciones se deja aventajar, sino la proporci¨®n de escr¨²pulos. Las conquistas realizadas por tales pa¨ªses tampoco carecieron de asesinatos o destrucciones; de lo que s¨ª carecieron fue de hombres como de Las Casas y de pol¨¦micas internas como las que encendieron los dominicos y sacudieron al imperio espa?ol sobre la legitimidad de la conquista. En tal sentido, Retamar vapulea una declaraci¨®n hecha por J. P. Sartre en el 72, relativa a la Cuba actual y a su ?af¨¢n de resucitar su antigua cultura, que infortunadamente es espa?ola?. ?Por qu¨¦ infortunadamente?, se pregunta Retamar, y de talla: ?Ser¨ªa acaso una fortuna que esa antigua cultura fuese holandesa, como le ocurre a Surinam, inglesa como a Jamaica o francesa como a Hait¨ª?;?en qu¨¦ ha favorecido a esos pa¨ªses remitirse a una cultura metropolitana no espa?ola?
Como Antonio Machado, el escritor cubano distingue entre ?las dos Espa?as? y pasa revista a la fuerza de los logros hist¨®ricos, pol¨ªticos y culturales de la Espa?a positiva, para concluir: ?A santo de qu¨¦ los inficionados por la leyenda negra van a venir a decirnos que los errores y horrores de la Espa?a reaccionaria deben hacernos olvidar que ¨¦sa es tambi¨¦n una herencia (o una l¨ªnea paralela) nuestra, o hacernos avergonzar de ella? ?Tiene alg¨²n sentido inhabilitar la creaci¨®n cultural de un pa¨ªs por los espantos que, en un momento dado, hayan cometido sectores de aquel pa¨ªs?
La almendra ideol¨®gica del importante texto que nos ocupa presenta razonadamente a la leyenda negra como a una operaci¨®n de denuncia aparente y ocultaci¨®n real: la ocultaci¨®n y exculpaci¨®n del doble y general pecado europeo capitalismo-colonialismo, cuya responsabilidad decidieron arrojar sobre una sola naci¨®n, Espa?a, cuantas la combat¨ªan. R¨¦plica de la negra, y sin m¨¢s valor, aunque con intenci¨®n complementaria a la de aqu¨¦lla, es la leyenda blanca, creadora de las expresiones Occidente o cultura occidental, quintaesencia de todos los esplendores del hombre, seg¨²n sus propagadores europeos y a la que el socialismo, sin negar sus valores verdaderos, aclarar¨ªa y enjuiciar¨ªa.
No caben en una breve rese?a alusiones ni aproximadas al desfile de argumentaciones, al respaldo bibliogr¨¢fico y cient¨ªfico, al reluciente afecto por la Espa?a nuestra —como Retamar la llama—, a las largas derivaciones, sustanciosas lateralidades y firmezas, esgrimidas por el cubano en ?Contra la Leyenda Negra? y sus catorce p¨¢ginas a doble columna. Tal vez pudo tambi¨¦n mencionar, en apoyo de su defensa, puntos ya tocados por Octavio Paz, E. de la Souch¨¦re o Karl Brauwitz, como el del mestizaje o el menor ¨ªndice de racismo presentado, respecto al de otros pa¨ªses, por la conquista espa?ola en Am¨¦rica.
Babelia
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