La estabilidad pol¨ªtica depende de la unidad socialista
Secretario general de la Federaci¨®n Socialdem¨®crataEl socialismo, una de las dos grandes corrientes del pensa miento sociopol¨ªtico occidental, es necesariamente una mezcla de muy vario origen tem¨¢tico e hist¨®rico.
Su creencia en la posibilidad de que el hombre constituya en el futuro un para¨ªso terrenal, proviene del utopismo filos¨®fico y sociol¨®gico del siglo XVIII.
Su motivaci¨®n de que para llegar a este para¨ªso es preciso que los hombres tengan una motivaci¨®n solidaria y una finalidad egalitaria, formulaci¨®n que es contradictoria con la de las utop¨ªas cl¨¢sicas, se debe a que este sentido ¨¦tico fue una aportaci¨®n previa del radicalismo cristiano del siglo XVII.
Su fe en que el m¨¦todo m¨¢s eficaz para dirigir el esfuerzo humano hacia ese fin es la sustituci¨®n del voluntarismo pol¨ªtico por la previsi¨®n correcta de la evoluci¨®n social, y la actuaci¨®n pol¨ªtica m¨¢s coherente con ella es producto del socialismo cient¨ªfico marxista del XIX.
Su sentido, pragm¨¢tico moderno, socialdem¨®crata, contrario al revolucionario originario, no se debe al reformismo y revisionismo marxistas de finales del XIX, sino al aporte fabiano del XX, que ha probado que, en la larga marcha hacia la socializaci¨®n en la libertad, nada es m¨¢s irreversible que el ¨¦xito pol¨ªtico; a su vez, producto estricto del consensodemocr¨¢tico en los fines intermedios para alcanzarla y de la eficacia t¨¦cnica en la aplicaci¨®n de medios para obtenerlos.
Su orientaci¨®n antiburocr¨¢tica ¨²ltima es resultado de la revisi¨®n cient¨ªfica de los criterios de intervenci¨®n socialdem¨®cratas tradicionales: gran Estado, gran empresa, gran sindicato, gran planificaci¨®n. La descentralizaci¨®n y la intervenci¨®n y planificaci¨®n indirectas que recomienda son las soluciones m¨¢s eficaces y menos alienantes de acci¨®n social que ha encontrado la ciencia social moderna.
Comunidad
Estos diversos componentes, subsisten, en gran medida, dentro del pensamiento socialista actual. Su heterogeneidad da lugar, dentro de ¨¦l, a grupos de opini¨®n diferenciados. De hecho, todos los partidos socialistas europeos los contienen, en distinta proporci¨®n, seg¨²n sea su grado de desarrollo cultural y tecnol¨®gico.
Dada su diversidad y, a veces, su obvio antagonismo te¨®rico y pr¨¢ctico, es imprescindible preguntarse: ?Qu¨¦ es lo que los mantiene unidos?
No es s¨®lo su sentido pr¨¢ctico. Es obvio, que s¨®lo la uni¨®n les da fuerza precisa para poder alcanzar su objeto, que es elevar sus sociedades a niveles crecientes de progreso, libertad y solidaridad. Pero es poco prudente quedarse a esos niveles de comprensi¨®n. La utilidad es muy mala explicaci¨®n de conductas sociales de larga duraci¨®n.
Lo ¨²nico que integra establemente a largo plazo a todas esas diferentes aportaciones, frente a las tensiones disgregadoras de la historia, es el efecto de un trazo esencial, com¨²n a todas ellas. Se trata de la concepci¨®n socialista de la interrelaci¨®n entre el hombre y la sociedad. Noci¨®n que pervade todos los diferentes desarrollos y los mantiene inexorablemente unidos en su enfrentamiento, inevitable, contra la otra concepci¨®n de la sociedad dominante en el mundo: el individualismo laico y confesional.
Para un individualista, la sociedad es un mero agregado de individuos, cuya finalidad es satisfacer los deseos soberanos de sus componentes, sin m¨¢s limitaci¨®n que la que exige el disfrute, del libre uso de su propiedad. Un socialista cree que el hombre y los hombres son producto de la evoluci¨®n social, y que su m¨¢ximo deber es servir al desarrollo de ¨¦sta, sin m¨¢s limitaci¨®n que la que exige el respeto de su libre opini¨®n y decisi¨®n.
En su l¨ªmite hist¨®rico ambas concepciones pueden converger hacia f¨®rmulas pr¨¢cticas de organizaci¨®n social coincidentes. Pero en cada situaci¨®n concreta el enfoque es radicalmente contrario. El socialista trasciende individualmente sirviendo los intereses de los dem¨¢s; el individualista, buscando el propio.
Este enfoque vital com¨²n, que es lo que une a los socialistas hist¨®ricamente, cualquiera que sea su orientaci¨®n, es el que falta en Espa?a.
Necesidad
Pocas veces ha necesitado Espa?a m¨¢s que hoy de un socialismo amplio, diversificado, pragm¨¢tico y eficaz, porque s¨®lo ese socialismo puede sacarla de la grave crisis en que se encuentra.
Sin un socialismo democr¨¢tico potente y sensato en las Cortes, que apoye la Monarqu¨ªa como instrumento para la instauraci¨®n de la democracia, ser¨¢ muy dif¨ªcil evitar que ¨¦sta se instrunientalice como una forma seudodemocr¨¢tica de sost¨¦n del pasado; con el peligro revolucionario y contrarrevolucionario que ello implica. Y los efectos negativos que todo ello puede suponer para el pa¨ªs.
En efecto, sin una representaci¨®n fuerte de un socialismo democr¨¢tico eficaz en el Gobierno, basado en su poder parlamentario, ser¨¢, a su vez, imposible, que la Monarqu¨ªa pueda realizar la reforma econ¨®mica que el pa¨ªs precisa. Para superar la crisis, impedir que la Monarqu¨ªa se hunda con ella, y que la democracia retroceda, como consecuencia, hace falta instaurar una pol¨ªtica econ¨®mica, con un caudal de sacrificio y justicia tales que s¨®lo puede aportar el socialismo.
Frente a esta necesidad, la realidad es pavorosa. Nunca ha existido en Espa?a una mayor fragmentaci¨®n socialista: socialdem¨®cratas, socialistas obreros, socialistas populares, socialistas de las nacionalidades y regiones, son opciones aisladas, que adem¨¢s, sufren fragmentaciones internas.
-En las breves semanas que quedan antes de las elecciones es imprescindible, por tanto, que los socialistas se integren en una ¨²nica opci¨®n electoral. Todo el mundo consciente, cualquiera que sea su credo, tiene la obligaci¨®n moral de colaborar en el inmenso esfuerzo, de racionalidad y solidaridad, que supone superar las dificultades existentes para la integraci¨®n socialista. Especialmente los socialistas.
Para facilitar esa uni¨®n es necesario analizar las causas de su fragmentaci¨®n presente y apuntar como pueden superarse.
Disgregaci¨®n
Las causas de la desintegraci¨®n del socialismo espa?ol presente son objetivas y profundas.
Tiene poco que ver con las razones subjetivas qu¨¦ habitualmente se discuten. Existe, por supuesto, disparidad entre ejecutivas y bases; oportunismo electoral en las ejecutivas y testimonialismo excesivo en las bases; protagonismos en la mayor parte de los l¨ªderes y falta de dedicaci¨®n en los militantes. Pero estos defectos no son distintivos del socialismo: los padecen todos los partidos pol¨ªticos actuales, por ser, necesariamente, g¨¦rmenes de su futura configuraci¨®n.
La raz¨®n b¨¢sica, objetiva, de su fragmentaci¨®n ha sido la represi¨®n de los ¨²ltimos cuarenta a?os, que ha sido especialmente efectiva contra el socialismo. Primero, porque el socialismo, como partido democr¨¢tico de masas, no puede, y no ha podido, funcionar en la clandestinidad, lo que ha roto su disciplina organizativa. Segundo, y m¨¢s importante, porque la pol¨ªtica educativa recibida ha impedido que el sentimiento cultural de solidaridad permitiera contrapesar las dificultades reorganizativas del socialismo atomizado por el franquismo.
En efecto, durante cuarenta a?os, la educaci¨®n espa?ola se ha especializado excluyentemente bajo el enfoque individualista, impidiendo la difusi¨®n de toda la ciencia y cultura de enfoque socialista. Fruto de esta deseducaci¨®n, todo el socialismo actual padece formas agudas de desviacionismo individualista.
En este desviacionismo individualista subyacente, el que fuerza a los grupos socialistas a formas antisolidarias ,incluso monop¨®licas, de conducta, totalmente contradictorias con su, esp¨ªritu de fraternidad existencial. La corrosi¨®n individualista es la que fuerza a los diferentes socialistas a desear concurrir m¨¢s que a colaborar; la que les obliga a destacar diferencias m¨¢s que comunidades; la que les condena a seguir purismos dogm¨¢ticos divergentes. Ese desviacionismo individualista paralizante es lo que tenemos que superar en las pr¨®ximas semanas los socialistas. Nuestra tarea concreta es reducir, en un mes, el efecto desintegrante de la educaci¨®n de cuarenta a?os.
El resto del pa¨ªs y del mundo, que est¨¦n conscientes de la necesidad de un socialismo competente y potente, tiene que colaborar al proceso de unificaci¨®n. Al menos inhibi¨¦ndose y frenando sus bien intencionadas, pero err¨®neas, manipulaciones de diversos grupos socialistas, que han reforzado el est¨¦ril enfrentamiento de los mismos. Porque gran parte del oportunismo, antagonismo y radicalizaci¨®n equ¨ªvoca que han experimentado los partidos socialistas en los ¨²ltimos a?os (su disgregaci¨®n de orden subjetivo) han sido efecto de las manipulaciones externas que, debido a su corrosi¨®n individualista (disgregaci¨®n objetiva), no han sabido evitar.
De facto, estas manipulaciones, lejos de potenciar, han desacreditado la imagen del socialismo espa?ol. Ha creado im¨¢genes falsas de todos sus grupos:
El PSOE, llevado de su esp¨ªritu patri¨®tico, ha sido manipulado por el SPD alem¨¢n y el Gobierno espa?ol, en forma. contradictoria. El SPD alem¨¢n, repitiendo su t¨¢ctica portuguesa, lo ha montado, primero, sobre una base radical de izquierda (para frenar una amenaza potencia? comunista); despu¨¦s, cuando la amenaza no se ha materializado, lo ha intentado mover hacia su derecha, para ocupar el espacio vac¨ªo que hab¨ªa creado en el espectro pol¨ªtico del centro-izquierda. El Gobierno espa?ol, con la connivencia internacional, lo ha utilizado como agente de relaciones p¨²blicas internacionales y cabeza de fila nacionalista de la izquierda, asign¨¢ndole, desde el principio, el papel opuesto de socialismo moderado. Las dos acciones, contradictorias, se han autocongelado, defraudando injustamente a sus promotores y desdibujando, tambi¨¦n injustamente, su imagen, -lo que perjudica tanto a ¨¦l como al resto del socialismo.
A su vez, la manipulaci¨®n del PSOE ha inducido la del PSOE (h), PSP y FPS y FSD.
El PSOE (h), para romper el complot asfixiante que supon¨ªa el monopolio oficial de hecho del PSOE, ha tenido que seguir tr¨¢mites, t¨¢cticas y alianzas que han inducido a los analistas superficiales a crearle una imagen de socialismo amarillo, incompatible con sus millones de a?os de c¨¢rcel y exilio. Actualmente, tras su legalizaci¨®n, el PSOE (h) vuelve a sus posiciones tradicionales, lo que choca con la imagen que se le ha creado, confundiendo adicionalmente la opini¨®n p¨²blica.
Frente al mismo problema, el PSP opt¨® por una defensa basada en la radicalizaci¨®n te¨®rica a su izquierda, coherente con su posici¨®n ¨¦tica, pero incompatible con su tradici¨®n pol¨ªtica y composici¨®n sociol¨®gica, que ahora, tras el destronamiento formal del PSOE, tiene que revisar r¨¢pida y dif¨ªcilmente, sin que afecte su clara imagen testimonial.
Por su parte, la FPS se vio obligada a acentuar excesivamente la tem¨¢tica nacionalista, con el claro peligro de enfrentar la clase proletaria inmigrada, en unos casos, y de resultar ut¨®pica en regiones de menos conciencia regional. T¨¢ctica que, afortunadamente, est¨¢ corrigiendo, mediante pactos con el PSOE, en unos casos, y con el PSP, en otros.
Finalmente, la manipulaci¨®n indirecta m¨¢s fuerte ha sido la sufrida por la Social Democracia. Ideol¨®gicamente, se la ha querido transformar en una simbiosis antinatural de liberalismo (individualista) y socialismo. Pol¨ªticamente, se la ha intentado comprar, con votos f¨¢ciles, para constituir la orla, rosa de un centro-democr¨¢tico-cristiano-Iiberal.
Hay razones para pensar que la manipulaci¨®n externa que ha creado la disgregaci¨®n subjetiva del socialismo espa?ol va a terminar.
Hoy las maniobras del pasado, que ten¨ªan una funci¨®n aseguradora del capitalismo, parecen superadas. En parte porque es opini¨®n general que la derecha conservadora- franquista y la confesional-liberal va a ganar las elecciones; en parte, porque se sabe tambi¨¦n que la izquierda moderada y radical quiere la paz, el orden y el progreso.
Esto va a permitir que todos los partidos socialistas puedan volver a sus posiciones reales. Tras la nueva confusi¨®n de cambios de imagen que ello su pondr¨¢ cabe esperar que cada uno encuentre su nido te¨®rico real. Tambi¨¦n cabe esperar que los socialistas, al verse pr¨®ximos, en sus posiciones aut¨¦nticas, frente a los dem¨¢s, sigan el instinto de la solidaridad frente a su racionalizaci¨®n desviacionista individualista. De todo ello es posible esperar que surja una tendencia fuerte a la uni¨®n socialista. Tendencia que hay que potenciar.
Unificaci¨®n
Probablemente esa tendencia hacia la unidad provendr¨¢ de las bases m¨¢s intuitivas, menos dogm¨¢ticas, menos traumatiza das por el desviacionismo individualista, purista y exclusivista de los dirigentes.
Su ¨¦xito o fracaso depender¨¢ de la revaluaci¨®n cr¨ªtica de los dirigentes, de la presi¨®n interna y externa que la condicione y de la forma organizativa que se proponga para la uni¨®n.
Conf¨ªo y deseo en que las bases se rebelen contra la disgregaci¨®n y exijan la, unidad de los diferentes partidos socialistas.
Espero que la Monarqu¨ªa, el Gobierno, la internacional Socialista y los Gobiernos extranjeros se den cuenta que la estabilizaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica del pa¨ªs es imposible sin la unidad socialista y que, aprendiendo de sus errores pasados, la fomenten efectivamente: ayudando a todos por igual, que es lo socialista en lugar de forzar a la aceptaci¨®n de una f¨®rmula -preestablecida, que es no s¨®lo individualista, sino dictatorial. Apoyando la intuici¨®n de las bases, en lugar del an¨¢lisis desviacionista de sus dirigentes. Confiando, en definitiva, en el gran pueblo espa?ol (?qu¨¦ gran vasallo!), m¨¢s que en sus l¨ªderes (si hubiera buen se?or), y forzando a ¨¦stos a pensar en el pa¨ªs a trav¨¦s de una concepci¨®n socialista.
Finalmente, entiendo que la ¨²nica f¨®rmula organizativa que tiene posibilidades de propiciar, en tan corto plazo, la unidad socialista, porque evita la mayor parte de los factores de desintegraci¨®n subjetiva anteriores, y se ancla m¨¢s firmemente en la causa objetiva cr¨ªtica de la uni¨®n, por que es el n¨²cleo del pensamiento socialista, ser¨ªa la constituci¨®n de una Confederaci¨®n Socialista Democr¨¢tica, basada sobre la igualdad y la solidaridad en libertad.
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