El humor atacante y festivo

El humor novelesco de Alvaro de Laiglesia es extraordinariamente prol¨ªfico y El sobrino de Dios figura en un lugar m¨¢s que trig¨¦simo de sus novelas publicadas sin desmayo en el arranque narrativo, en sus t¨ªtulos y en su desarrollo. Lo que en tantos humoristas se desboca sobre el art¨ªculo, en Alvaro de Laiglesia se orienta hacia la narrativa y la forma que, si externamente se manifiesta siempre como de novela, no pocas veces se trata de narraci¨®n breve agrandada mediante lo que podr¨ªamos llamar el humorismo colateral. A veces el tema cobra volumen de esta forma del mismo modo que en las revistas teatrales aparecen los n¨²meros musicales, mediante la simple alusi¨®n. Por ejemplo, se habla de un pariente en Cuba y las vicetiples irrumpen sin m¨¢s con una rumba.En las novelas de Alvaro de Laiglesia, que es uno de los humoristas m¨¢s amplios de la actualidad, el humor desborda por las costuras de la acci¨®n y en cuanto de esta surge un tema exento, el inciso humorista surge y si por una parte detiene la acci¨®n, como el tr¨¢fico un guardia, por el otro permite pasar un chorro de humor no menos ¨²til.

Pero hay que reconocer que esta precisi¨®n sobre la estructura de las novelas de nuestro autor no impide reconocer que es el m¨¢s narrativo de nuestros humoristas. Alvaro de Laiglesia tiene un humor facecioso y en el protagonista de su novela no pinta sino lo que se llama un chalao que llega a figurarse m¨¢s concomitancias divinas que las que como hombre hecho a la imagen y semejanza de Dios, seg¨²n la precisi¨®n b¨ªblica, le corresponden por clasificaci¨®n. Esta circunstancia es pr¨¢cticamente la que produce el sesgo desde donde fluir¨¢ el chorro humorista del autor, desde las circunstancias de su concepci¨®n seudoang¨¦lica a sus andanzas por la vida con la formaci¨®n de un discipulado que en realidad acaba por formar una banda que labora el butron. Porque el pobre protagonista del nepotismo divino, forzado por las circunstancias, termina en las prietas filas de la delincuencia. El humor de Alvaro de Laiglesia funciona siempre, es quiz¨¢s uno de los m¨¢s activos y din¨¢micos -si no el que m¨¢s- de los que pintan por el corro humor¨ªstico literario, agresivo y ecl¨¦ctico a la vez, porque no espera que se insin¨²e en el lector como un gas hilarante, sino que variados medios de ataque, la irreverencia, el taco, la puesta en rid¨ªculo, la cr¨ªtica de las costumbres, la cosquilla sobre la rutina, la bomba explosiva sobre el conservadurismo. Todo, en fin, lo que hizo de Alvaro de Laiglesia l'enfant terrible del humor espa?ol y que no ha dejado de serlo al cabo de los a?os y de las novelas que van puntuando su paso. Es bien caracter¨ªstico de esta labor ?El sobrino de Dios? desarrollando la an¨¦cdota central, realmente graciosa por su tensi¨®n entre la apariencia y la realidad con sus habituales medios colaterales. El volumen se completa hasta su final con algunas narraciones breves fuera del corpus principal, pero la base y n¨²cleo fundamental est¨¢ en la novela que rese?amos, dentro del humorismo eficaz, pr¨®digo y trepidante del autor.