Plenitud del grado elemental
Concisa, precisa y refractada ir¨®nicamente dentro de su misma l¨ªnea ideal de encantamiento -la convivencia c¨ªvica, el amor humano suficiente-, la poes¨ªa de Angel Gonz¨¢lez ofrece ahora, como lenta destilaci¨®n reflexiva, unas pruebas de autor. Para quien quiera comprobarlas, si falta le hac¨ªa, despu¨¦s de esos libros po¨¦ticos y en conciencia que son Sin esperanza, con convencimiento y Tratado de urbanismo.
Ya la madurez, el tono seguro ejercitado como al tanteo -tono menor elegido voluntariamente de logros que llevan a pensar en un Brecht desenga?ado y zumb¨®n- son el rasgo definitorio desde el primer poema de esta Muestra de algunos procedimientos narrativos y de las actitudes sentimentales que habitualmente comportan.
Angel Alvarez
Muestra de algunos procedimientos narrativos y de las actitudes sentimentales que habitualmente comportan. Ediciones Turner. 1976
El poeta reasume un itinerario personal desde la distancia; para m¨ª, resulta evidente que la estancia en Estados Unidos acent¨²a la refracci¨®n ya apuntada respecto al propio instrumental y a ese oficio de poeta que Gonz¨¢lez -sospechoso y furtivo como todo rapsoda- quiere seguir verificando, impenitente y tenaz.
Es un libro oxigenante. Los poemas de Angel Gonz¨¢lez, a la verdad, lo han sido siempre, pero aqu¨ª la ventilaci¨®n aumenta irisando las l¨ªneas conformadoras del volumen, sus fracturas y sus juegos, sus apuestas y la implacable comprobaci¨®n del paso del tiempo en el poeta.
En el poeta. En ese campo baten sus impulsos la ilusi¨®n y el pesimismo, el horizonte ideal y las interrupciones del camino. Pero no se trata de subjetivismo a palo seco -o dulce-, como tampoco de una objetividad insistente, denunciatoria de los enemigos, de las injusticias.
Este libro es como un canto de frontera machadiano, en espl¨¦ndida resoluci¨®n de un discurso personal. Chirr¨ªa el dentro por las presiones del fuera; y el fuera, lo externo irreductible, resulta desbancado a pesar de todo por la nota de protesta y de reproche que el yo po¨¦tico, irreductible tambi¨¦n, asesta a lo establecido.
?Que no es una f¨®rmula original? Cierto. Tampoco las originalidades son lo m¨¢s necesario en un tiempo de prosa y de balances, de sublimaci¨®n formal en los ant¨ªpodas del verbo cotidiano, absortos en el manipulado delicuescente de las palabras.
Es este el libro m¨¢s sugerente y libre de Angel Gonz¨¢lez, porque su laconismo bastante ofrece el periplo de la navegaci¨®n: Poemas eleg¨ªacos; Poemas ¨¦picos y narrativos; Poemas sin sentido; Notas de un viajero. Estas son las cuatro partes, las cuatro perspectivas, mejor desde las cuales ritma la persona po¨¦tica del autor su aventura personal de los a?os recientes.
En el conjunto, sigue proyect¨¢ndose aquel tono de lapidaria alusi¨®n que para mi quintaesencia el final de ?Discurso a los j¨®venes? (dentro de Sin esperanza con convencimiento): Seguid as¨ª, / hijos m¨ªos, l y yo os prometo / paz y patria feliz, / orden, / silencio. Para no eludir nada, la alusi¨®n siempre. Alusi¨®n melanc¨®lica hacia el c¨®mplice lector, en el pa¨ªs donde impera el tacitismo. Pero ahora, con la doble mirada del tiempo transcurrido con una ardorosa tristeza que redime de alg¨²n modo esa formul¨¢ci¨®n sociopol¨ªtica (?tacitismo?) de Aranguren. En ¨¦l desenga?o po¨¦tico alienta todav¨ªa el poeta, es decir -por lo menos-, la fe en la relaci¨®n que establecen las palabras. Cercano al silencio (o dando esa sensaci¨®n), el discurso de Angel Gonz¨¢lez se ha adelgazado y hecho m¨¢s penetrante que en ning¨²n otro de sus libros.
Creo que ?A mano amada? resumir¨ªa estas aproximaciones que en mi simpat¨ªa despiertan los poemas de Muestra de... Jugando de manera elemental con la paronomasia, a este pa¨ªs de mano alzada y ?a mano armada?, se le propone la sutil supresi¨®n -ya no tan elemental- de la guerrera erre. Libro para releer, su onda expansiva es una lecci¨®n de distancia y acercamiento, de c¨®mo, para ver, la lejan¨ªa puede suministrar esa fuente de reflexi¨®n inagotable que es el considerar. Considerando en fr¨ªo, imparcialmente..., dijo Vallejo. Desde el registro irrenunciable de las limitaciones y el cansancio que la vida conlleva, Angel Gonz¨¢lez sigue reparando tambi¨¦n las resquebrajaduras del edificio y abogando asimismo por la dignidad de esa quimera entre todas que es, al fin y al cabo, tambi¨¦n la vida.
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