Mart¨ªn Luis Guzm¨¢n y la revoluci¨®n mexicana
Con Mart¨ªn Luis Guzm¨¢n ha desaparecido un testigo y un cronista de la revoluci¨®n mexicana. Hab¨ªa nacido en 1887 en Chihuahua, y acaba de fallecer en la capital mexicana. En las obras que le dieron fama, El ¨¢guila y la serpiente, La sombra del caudillo, publicada la primera en 1928 y la segunda al a?o siguiente (reeditada en Madrid por Aguilar dos a?os despu¨¦s) se divulgaron hechos y hombres de la revoluci¨®n, en paralelo con Los de abajo, que si bien se escribiera diez a?os antes, s¨®lo por estas fechas alcanz¨® su fama y difusi¨®n.Participante en la revoluci¨®n (fue uno de los j¨®venes que formaron en el renovador y trascendental Ateneo de la Juventud), se uni¨® con entusiasmo al movimiento maderista frente a la dictadura de Porfirio D¨ªaz, form¨® luego en las filas villistas hasta la derrota del jefe de la Divisi¨®n del Norte por el general Obreg¨®n. Apartado de la lucha, y residente en Estados Unidos, publica La querella de M¨¦xico (1915). Posteriormente residi¨® largo tiempo en Espa?a, donde hizo una intensa vida period¨ªstica y pol¨ªtica. Puede recordarse la an¨¦cdota de que fue la persona que el 14 de abril de 1931 lleg¨® a la Granja del Henar diciendo haber visto una bandera republicana ondeando en el Palacio de Comunicaciones, con lo que el caf¨¦ se vaci¨® de tertulias y se inici¨® el movimiento popular en las calles.
En el peri¨®dico El Sol lleg¨® a ser editorialista y gerente en los d¨ªas de influencia d¨¦ Manuel Aza?a -del que fue gran amigo-. Public¨® tambi¨¦n en ese tiempo una de aquellas atrayentes y serias biograf¨ªas de la colecci¨®n de vidas espa?olas e hispanoamericanas del siglo XIX, Mina el mozo.
Vuelto a M¨¦xico, en 104 se ocup¨® hasta el ¨²ltimo d¨ªa -la muerte le sorprendi¨® en su mesa de trabajo- en tareas literarias y funciones de Gobierno. Particip¨® en la famosa revista Romance, lazo de uni¨®n entre mexicanos y exiliados, y public¨® una extensa Memoria de Pancho Villa, donde pretend¨ªa dotar de alcance pol¨ªtico a las haza?as casi m¨ªticas de Doroteo Arango. Pose¨ªa el Premio Nacional de Artes y Ciencias, que le fue otorgado en 1958.
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