Agnes Varda y la fuerza vital femenina
Entrevista con la realizadora francesa: feminismo y cine
?Creo que es un privilegio ser mujer. Lo he pensado siempre, siempre me ha parecido que lo que ten¨ªan los hombres no era demasiado interesante, la guerra los muertos, los heridos (yo he vivido la guerra), la agresividad en el trabajo, en ganar dinero, el mandar..., nunca me ha interesado?, declara la realizadora francesa Agnes Varda. ?El proceso de devenir mujer es un proceso duro y largo, pero es la ¨²nica manera en que podremos llegar a una reconciliaci¨®n hombres y mujeres, la mayor parte de los humanos buscan la uni¨®n hombre-mujer en sus relaciones; la homosexualidad es una de las sexualidades posibles, ni condenable, ni prohibida, naturalmente, pero como soluci¨®n es minoritaria. Si las mujeres aman a los hombres perfecto, el problema es no traicionar el hecho de ser mujer. Yo se que en esta sociedad la agresividad puede ser necesaria, pero mi finalidad no es agredir, no me interesa. La batalla profunda no es la revancha. Si las mujeres tenemos suficiente fuerza, y la tenemos, para cambiar las cosas, no es para ocupar la plaza de los hombres sistem¨¢ticamente; ser mujer es, entre otras cosas rechazar este circo que los hombres han montado como sociedad. Pero si una mujer quiere ser ministro, o diplom¨¢tico o carpintero, que pueda serlo, puede que sea incluso necesario. De lo que se trata, fundamentalmente, es de cambiar una situaci¨®n injusta, unas leyes injustas. ?Esto es, pudi¨¦ramos decir, el manifiesto feminista de Agnes Varda, cineasta francesa, nacida en B¨¦lgica, autora de m¨²ltiples cortometrajes (Salut les Cubains, Uncle Yanco, Black Panthers, R¨¦ponse de femmes), y varios largometrajes, como Cleo de 5 a 7, Le Bonheur, Daguerreotypes, y que acaba de estrenar en Par¨ªs su ¨²ltima pel¨ªcula, L'une chante l'autre pas, en la que nos dice Agnes:
A. V.: Se cuenta la historia de dos chicas que se conocen en 1962, se pierden de vista y vuelven a encontrarse en 1972. Es la cr¨®nica de sus vidas paralelas hacia la felicidad de ser mujer. Pese a ser muy diferentes en car¨¢cter y situaci¨®n social, las dos sienten una necesidad semejante, la de estar de acuerdo con ellas mismas, sin enga?os, corriendo el riesgo de vivir los cl¨¢sicos acontecimientos femeninos (amor-matrimonio-maternidad) de una forma marginal.
E. F.: Agnes Varda, casada con el director Jacques Demy, es una mujer que intenta llegar hasta el fondo de sus deseos, que parte de su vivencia para contarnos una historia que se detiene en un momento de felicidad, en un verano feliz en el Midi de Francia:
A. V.: Deseo que la pel¨ªcula cuente de una forma lo m¨¢s simple posible y lo m¨¢s natural posible la similar toma de conciencia de dos mujeres diferentes, la una que estalla r¨¢pidamente, para desarrollarse y alcanzar su plenitud, y la otra que se desvictimiza lentamente para llegar a su equilibrio. Las hero¨ªnas de mi cr¨®nica realizan el feminismo que les conviene, es una conquista o, si se prefiere, una reconquista de la fuerza vital femenina, con sus privilegios, sus problemas y sus felicidades espec¨ªficas.
E. F.: La pel¨ªcula es una pel¨ªcula optimista. Supongo que lo ha hecho con toda la intenci¨®n.
A. V.: Toda la pel¨ªcula sigue el proceso interior del movimiento de liberaci¨®n de las mujeres. Este movimiento que hace que las mujeres cambien va de algo que est¨¢ estructurado cl¨¢sicamente, es decir: la madre, la puta, la chica simp¨¢tica y f¨¢cil, la intelectual, fea, que son las categor¨ªas en las que nos han estructurado y funcionan en la sociedad, hacia otra imagen diferente. El proceso de la pel¨ªcula es el de rechazar estas im¨¢genes que son bellas im¨¢genes culturales (como las que realiza el fot¨®grafo en la pel¨ªcula: la madona triste con sus hijos, la mujer nost¨¢lgica, la joven rebelde..., las mujeres de las pel¨ªculas de Bergman, y Antonioni,y otros), clich¨¦s en los que nos han encerrado, para buscar otras diferentes.
E. F.: Hay muchas mujeres que consideran su esclavitud como privilegio y confunden el ser hembra con ser mujer.
A. V.: S¨ª, pero hay mujeres que consiguen ser felices. Yo no soy desgraciada, tengo muchos problemas, mucho trabajo, pero no soy una tonta ni estoy dormida. Me he batido por el derecho a ser feliz, a disfrutar del amor, de mis hijos, de mi trabajo, he luchado para disfrutar de la amistad y, como otras muchas, los domingos limpio la casa.
Yo s¨¦ que en mayo 68 se insinuaron muchas cosas, y que mayo pas¨®. Pero el movimiento de las mujeres es la continuaci¨®n. Las mujeres nos dimos cuenta que iban a dejarnos atr¨¢s, y comenzamos nuestros propios movimientos. La historia m¨¢s interesante de los movimientos feministas es a partir de mayo 68, es en los a?os setenta en que se cristalizan cosas, con el proceso de Bobigny en favor del aborto, el MLAG, los abortos colectivos en Amsterdam, etc¨¦tera. Se crea una corriente de solidaridad entre las mujeres, que deja de ser una idea para convertirse en una realidad; tienes, por ejemplo, los grupos de mujeres que trabajan en los barrios, esto es de una enorme importancia, no es una utop¨ªa ni un sue?o hist¨®rico. No creo que todo sea correcto y feliz, pero lo que si s¨¦ es qua las mujeres han tomado conciencia de una forma fabulosa.
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