Una profunda aproximaci¨®n cultural a M¨¦xico

Ser¨ªa deseable que los asesores del presidente Su¨¢rez hubieran incluido -como parece ineludible- esta gran sorpresa de Marta Portal entre las lecturas del viaje restaurador del se?or Su¨¢rez al gran pa¨ªs hermano que anta?o se denomin¨® nada menos que Nueva Espa?a. Junto con las obras de fondo debidas a la intuici¨®n magistral del profesor Mario Hern¨¢ndez S¨¢nchez-Barba y el an¨¢lisis hist¨®rico-literario-soc¨ªol¨®gico de la laureada novelista espa?ola, certeramente apoyada por la Fundaci¨®n Juan March, constituye una admirable trilog¨ªa que podr¨¢ demostrar a nuestros amigos de M¨¦xico, tan justamente agradecidos a la Espa?a que hasta ayer mismo era el exilio, el inter¨¦s con que se ha seguido la b¨²squeda de sus ra¨ªces desde la Espa?a que ayer mismo ha dejado de ser el interior.

La caracter¨ªstica principal de esta obra es el equilibrio de su triple enfoque -literario, sociol¨®gico, hist¨®rico- desde la recreaci¨®n de un m¨¦todo riguroso de -an¨¢lisis y bajo el impulso de una mantenida fuerza de intuici¨®n. En la primera parte Marta Portal combina la penetraci¨®n te¨®rica-, la evocaci¨®n hist¨®rica -quiz¨¢ demasiado sobreentendida en sus momentos de dif¨ªcil transici¨®n- y el establecimiento de una metodolog¨ªa sencilla y convincente. La cultura mexicana como tal se deriva del movimiento revolucionario, que result¨® ser una anagn¨®risis cultural, una explosi¨®n de identidad. La revoluci¨®n de la segunda d¨¦cada de nuestro siglo fue el reencuentro con la independencia cultural de M¨¦xico.

La explosi¨®n popular revolucionaria se verti¨® en moldes culturales espa?oles y europeos: historicismo, modernismo, orteguismo.

Para su metodolog¨ªa, Marta Portal emplea, simult¨¢nea y sucesivamente, tres aproximaciones: el contenido aparente, la connotaci¨®n, la recuperaci¨®n del mito revolucionario en sus or¨ªgenes. Y centra la discusi¨®n en un esquema hist¨®rico acelerado, profundo, en presencia de un an¨¢lisis de la confusa dial¨¦ctica colonial-liberadora, neocolonial-liberal-conservadora, que dej¨® a M¨¦xico, tras la congelaci¨®n de? porfirismo, ante ese estallido de la realidad que fue la revoluci¨®n y la crisis institucional que la ha prolongado y cuestionado. Transici¨®n a la segunda parte: el proceso pol¨ªtico queda acotado por el lenguaje p¨²blico ante la actitud de los novelistas, que act¨²an no como comparsas sino corno un aut¨¦ntico coro del proceso de mitificaci¨®n.

Esa segunda parte es una amplia exposici¨®n individual, pero concatenada, de los principales autores y sistemas narrativos en torno a la revoluci¨®n mexicana. Hay tres, cap¨ªtulos estelares: los que se dedican a Mart¨ªn Luis Guzm¨¢n, Jos¨¦ Vasconcelos y Carlos Fuentes. Se da raz¨®n, adem¨¢s, de Azuela, Nelly Campobello, Gregorio L¨®pez y Fuentes, Rafael F. Mu?oz, Jos¨¦ Rub¨¦n Romero, Francisco Urquizo, Mauricio Magdaleno, Jos¨¦ Mancisidor, Jos¨¦ Revueltas, Agust¨ªn Y¨¢?ez, Juan Rulfo, la novela indigenista de los cincuenta, Elena Garro, Ibarg¨¹engoitia., Fernando del Paso, Ele Poniatowska.

En una tercera parte, sint¨¦tica, Marta Portal detecta las coordenadas de situaci¨®n que centran toda la informaci¨®n conceptual y personal anterior. Analiza el significado de los factores temporales y espaciales en el contexto de la narrativa revolucionaria; el biograf¨ªsmo, la tensi¨®n de la capital y las provincias, la idea nacional, las ideolog¨ªas, el indigenismo, el erotismo, la ausencia de intimismo religioso y la presencia de la muerte.

No se puede reducir a esquemas l¨®gicos un fen¨®meno saturnal como es la revoluci¨®n mexicana. Hab¨ªa que aproximarse a ella desde dentro, pero tambi¨¦n desde las fuentes expresivas en que se verti¨® espont¨¢neamente su interpretaci¨®n originaria. Es lo que ha intentado y realizado Marta Portal en su espl¨¦ndido equilibrio de an¨¢lisis y s¨ªntesis, de cr¨ªtica y de comprensi¨®n.