Berlanga y "Gulliver"
Tama?o natural era seguramente la pel¨ªcula m¨¢s esperada de este certamen. Sus casi tres largos a?os de problemas con la censura, m¨¢s el nombre de Berlariga, hab¨ªan hecho de ella poco menos que un filme europeo y maldito que al parecer hoy va a pasar definitivamente a las pantallas comerciales.La historia, que en lo que a la an¨¦cdota se refiere, cuenta el amor de un hombre y una mu?eca, el amor infantil al parecer, de un hombre ya maduro, encierra en su fondo problemas m¨¢s sutiles y bastante actuales. El tema como en Elisa, vida m¨ªa o El anacoreta tambi¨¦n debido a Rafael Azcona, es el del hombre que busca la soledad, que se busca a s¨ª mismo, huyendo de la vida en sociedad, de su trabajo y de la existencia conyugal.Mas, lo que en El anacoreta se resolv¨ªa a trav¨¦s de la farsa, aqu¨ª se nos ofrece, fundamentalmente, a trav¨¦s de una especial poes¨ªa donde esa soledad del protagonista con su juguete complementario se va mostrando progresivamente hasta acabar devor¨¢ndole. Pues esta mu?eca, perfecta compa?era y mujer objeto ideal con la que el protagonista charla, hace el amor, odia y persigue, vienen a convertirse en mujer real espejo objetivo de sus actos y sus frustraciones. Lo que empez¨® en soledad acaba por convertirse en amor ritual, es decir, en destrucci¨®n, en af¨¢n de dominio, subjetivo y temible.
Entre erotismo y humor, con alusiones a momentos po¨¦ticos, a veces demasiado repetidos, la historia quiz¨¢ demasiado breve para lo que se le exige, llega a su final, donde lo agrio y grotesco acaban d¨¢ndole un giro inesperado.
Aqu¨ª tambi¨¦n como en el filme antes aludido hay gentes que intentan romperla soledad del protagonista. Los que en uno eran familiares o vecinos, en esta ocasi¨®n son emigrantes espa?oles. La negra versi¨®n que de ellos se nos da, resulta bastante estremecedora. Aparte del protagonista, parecen los ¨²nicos obsesionados por el sexo. Puede que sea as¨ª, tal como Berlanga afirma; posiblemente sufran fuera de su pa¨ªs tales inhibiciones, lo malo es la forma, por no decir el tono, el color de toda esa secuencia a ellos dedicada, en la que se nos ofrece una nueva versi¨®n de la famosa Espa?a negra, presentada, como alguien comentaba al acabar la proyecci¨®n, no tal como es, sino tal como les gusta vernos a gran parte de los espectadores franceses.
Marginaci¨®n
Gulliver -este Gulliver-, es una historia dedicada a los marg¨ªnados, seg¨²n su autor. En realidad tal marginaci¨®n no aparece muy clara en lo que a los protagonistas se refiere: un grupo de enanos que vive en un pueblo perdido donde se recluyen cada a?o para preparar sus espect¨¢culos. Es una marginaci¨®n querida e incluso laboral, si se quiere. Dominados por uno de ellos, tampoco aparece demasiado evidente, salvo en las palabras, el tipo de vida a que su segundo amo y se?or -un recluso fugado en ocasi¨®n de un accidente-, va a dedicarles, aunque se entiende que van a pasar de un sistema a otro de Gobierno. El autor y realizador asegura que el filme trata sobre las relaciones de poder, mas la verdad es que tales relaciones se hallan dadas a nivel circense. Evidentemente realizar una historia con tal troupe, Fern¨¢n G¨®mez, un castillo donde vive la querida del enano jefe y un pueblo desierto, reiulta tentador, llenar todo ello con el sentido antes aludido, precisa un poco m¨¢s, y las im¨¢genes o las palabras, s¨®lo en contadas ocasiones lo consiguen.
Hay momentos logrados en lo que se refiere a farsa m¨¢s o menos desgarrada, donde parece que la historia o el drama va a encontrar por fin el camino, si no del p¨²blico al menos de s¨ª misma, pero la reiteraci¨®n, los tiempos muertos o las palabras vac¨ªas, borran cualquier tensi¨®n dram¨¢tica, e incluso los apuntes de erotismo.
De todas formas, en el pan¨®rama actual de nuestro cine, este filme con su fe¨ªsmo aparente, su factura abigarrada, donde se mezclan lo barroco y lo fant¨¢stico, merece la pena verse como ejemplo a su vez, dentro de una marginaci¨®n pretendida, de un tipo de cmie marginado.
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