"La canci¨®n del lamento", de Mahlerr
Teatro RealOrquesta y Coro de RTVE. Dr.: L. Cobos. Solistas: Leoz, Rayner Cook, Malone y Stafford.?Das klagende Lied?, de Mahler. 24, 25 de abril
Con la primera audici¨®n madrile?a de La canci¨®n del lamento, de Mahler, ha clausurado su temporada del Real la Orquesta y Coro de RTVE. Dirigi¨® Jes¨²s L¨®pez Cobos, con unos resultados de primer orden. Seguro, conocedor, pleno de nervio, el joven maestro espa?ol, cuyos ¨¦xitos internacionales se vienen produciendo sin cesar desde hace unos a?os, nos dio un Mahler expresivo, brillante, contrastado y clarificado.
Como se trata de un director tan avezado en la ¨®pera como en el mundo sinf¨®nico, L¨®pez Cobos pudo desentra?ar, para evidenciarlos, todos los secretos de una partitura que tiene tanto de instrumental como de dram¨¢tica. Podr¨ªamos decir que, en cierto modo, La canci¨®n del lamento representa el teatro musical -sin escena- que Mahler -director oper¨ªstico- no lleg¨® a realizar. Incluso el mayor inter¨¦s de esta obra, resucitada no hace mucho seg¨²n el planteamiento inicial de su autor, en tres partes, reside en que, junto a su contenido dram¨¢tico, presente en otras partituras mahlerianas, posee tambi¨¦n una estructura dram¨¢tica lineal.
Seguimos un argumento, adivinamos una acci¨®n al hilo de la vieja leyenda recogida por Beclistein y adaptada por Mahler e interpretada desde un doble punto de vista: la narraci¨®n y la introspecci¨®n psicol¨®gica. De ah¨ª que, ya en 1880, el compositor sit¨²e la herencia rom¨¢ntica a las puertas mismas del m¨¢s abierto expresionismo. Solistas, coros y la siempre fascinante orquestaci¨®n de Mahler -que tanto atra¨ªa a un m¨²sico distante de sus supuestos est¨¦ticos, como Manuel de Falla- se integran de manera total en ese mundo rico, complejo y misterioso en el que los ecos de Heine se mezclan con las inquietudes freudianas.
Asunto que merece unas palabras es el de la resurrecci¨®n, de Das klagende Lied en su forma actual. Personalmente, se me antoja operaci¨®n de evidente infidelidad. No lo ser¨ªa si se tratase del descubrimiento de una partitura in¨¦dita del autor que, a¨²n no incluida por ¨¦l en cat¨¢logo, contribuir¨ªa al conocimiento de suprehistoria biogr¨¢fica.
Pero el caso de La canci¨®n del lamento es muy diferente. Mahler se plantea su estructura en tres partes y, antes de dar al p¨²blico su obra -la que ¨¦l mismo consideraba como la primera verdaderamente mahleriana-, prescinde de la primera secci¨®n, rehace por dos veces las otras partes y as¨ª la estrena y publica. Con la operaci¨®n actual, realizada progresivamente gracias al hijo de Ros¨¦, a los mecenas americanos Osborn y a Pierre Boulez, venimos a enmendar la plana al compositor, desandando el camino que ¨¦l anduvo. Ser¨ªa algo as¨ª como publicar ahora la primera versi¨®n de La vida breve, o sustituir El sombrero de tres picos por su antecesora El corregidor y la molinera. Con el inconveniente, en el caso de Mahler, de tener que niezclar una primera parte, en estado inicial, con otras sometidas a sucesivas transformaciones a lo largo de una d¨¦cada, gracias a las cuales, Mahler alcanza ya la definici¨®n de su personalidad, lo que s¨®lo conceptualmente se da en la primera parte. Pienso, adem¨¢s, que la recuperaci¨®n de la denominada Walderm?rchen perjudica al conjunto, alarg¨¢ndolo en medida no suficientemente justificada
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