San Isidro 77, fiestas todav¨ªa impopulares
Carmen Algora, presidenta de la Asociaci¨®n de Vecinos de Valdezarza, distrito Moncloa: ?En la elaboraci¨®n del programa no se ha tenido en cuenta la opini¨®n de los vecinos. A nosotros concretamente nos hab¨ªan pedido un programa que no se ha respetado. Creo que el alcalde ha querido hacer una manl(?~)ra de cara a las pr¨®ximas elecciories en favor de Alianza Popular, pero est¨¢ claro que las fiestas de: San Isidro no son unas fiestas populares, fundamentalmente por carecer de participaci¨®n ciud.adana.?Esperanza Mart¨ªn Serrano, vocal de lajunta directiva de la Asociaci¨®n de Amas de Casa del Barrio del Lucero: ?El programa elaborado est¨¢ en la l¨ªnea del Ayuntamiento autoritario que padecemos. Como consecuencia de esta l¨ªnea surgen problemas como el de la represi¨®n sufrida por los vecinos de Malasa?a en las recientes fiestas del 2 de mayo. Independientemente del contenido del programa, hay que tener en cuenta que en ¨¦l no han participado las entidades ciudadanas. Creo que de forma. paralela a esta participaci¨®n hay que potenciar la actuaci¨®n de grupos culturales de los propios barrios, que debieran ser subvencionados por el Ayuntamiento. Es una pena que muchos de estos grupos no sean conocidos en sus propios barrios por carecer de locales y dinero. ?
Ignacio Sierra, presidente de la Asociaci¨®n Juvenil Cultural del distrito Centro: ?Las fiestas de Madrid debieran hacerlas sus entidades cludadanas, pero para elaborar este programa no se ha contado para nada ni con asociaciones de vecinos ni con j¨®venes;por ello, las pr¨®ximas fiestas de San Isidro no pueden calificarse de fiestas populares. Habr¨ªa que hacer un programa de participaci¨®n popular a trav¨¦s de comisiones abiertas desde cada entidad ciudadana. Estas comisiones deber¨ªan -marcar las l¨ªneas generales a partir de las cuales se respete la espontaneidad de los vecinos.
Si las fiestas-no se hacen as¨ª no pueden calificarse de populares.?
Antonio Fuertes, presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos del Barrio de Salamanca: ?El programa es excesivamente oficialista, como lo demuestra el hecho de que a la inauguraci¨®n de los Jardines del Descubrimiento s¨®lo se haya invitado al se?or Vaquero Turcios, mientras a un gran n¨²mero de artistas populares que tenemos en Madrid no se les ha llamado.
Unas fiestas de este tipo deben contar con una gran participaci¨®n ciudadana y el contenido debiera estar en relaci¨®n con la problem¨¢tica general de la capital de Espa?a. Lo contrario a esto no interesa a los vecinos madrile?os. ?
Ocho millones de presupuesto
El Ayuntamiento de Madrid, a trav¨¦s de su presupuesto ordinano, aporta a las fiestas de San Isidro 1977 un total de ocho millones de pesetas, que han de servir para abonar todos aquellos gastos de los que se hace directamente responsable. No entran, pues, en esta consideraci¨®n las programaciones que, aunque incluidas en el programa general de fiestas, no est¨¢n organizadas directamente por el Ayuntamiento, tales como el Festival de la Opera o las corridas de toros de la Monumental.En esta ocasi¨®n se ha dado un motivo especial para la celebraci¨®n de las fiestas de la villa: la inauguraci¨®n de la nueva plaza de Col¨®n, junto con los nuevos Jardines del Descubrimiento, que se han instalado en los terrenos que, en su d¨ªa, ocupara la Casa de la Moneda. A tal inauguraci¨®n asistir¨¢n una veintena de alcaldes de las capitales suramericanas, especialmente invitados por su colega madrile?o. Lo que al Ayuntamiento le cuesta esta representaci¨®n americana no est¨¢ todav¨ªa evaluado. El Municipio no paga los gastos de desplazamiento, pero s¨ª lo hace con los que ocasione la estancia en Madrid de los alcaldes y sus s¨¦quitos, en total, cerca de cien personas.Ante los errores que parec¨ªan evidentes en la programaci¨®n de las fiestas de San Isidro del a?o pasado, el Ayuntamiento de Madrid trat¨® de evitarlos y de buscar soluciones a un posible nuevo fracaso y, para ello, se design¨® una comisi¨®n de fiestas, en la que se incluy¨® un buen n¨²mero de informadores municipales. De ella se esperaba, cuando menos, que le diera la vuelta a las fiestas isidriles y que les devolviera el aspecto popular. Sin embargo, a la vista del programa que result¨® de tal comisi¨®n, la popularidad conseguida se ha reducido a montar una serie de castillos de fuegos artificiales en los barrios y a ofrecer a los vecinos unos conciertos de acorde¨®n. Sigue faltando un baile aut¨¦nticamente popular o una verbena de las que hicieron famoso a Madrid. ?Qui¨¦n se acuerda ya de lo que era una kermess?
Por otra parte, las fiestas populares, organizadas desde abajo, esto es, por los propios vecinos que deber¨ªan disfrutarlas no parecen haber encontrado demasiado eco en los medios oficiales. A lo mejor se trata s¨®lo de un cierto miedo a lo que ocurri¨® en Malasa?a. Pero lo cierto es que cuando un grupo de vecinos han querido organizar una fiesta popular -y sirve como ejemplo el barrio de Tercio Querol- se han encontrado con las trabas administrativas suficentes como para hacerles desistir de su empe?o. La fiesta popular sigue sin poder encontrar su marco aut¨¦ntico: el pueblo.
Ocho millones de pesetas son las presupuestadas por el Ayuntamiento para sufragar los gastos de los actos y festejos de programaci¨®n que se recogen en un fo-, lleto de 61 p¨¢ginas. ,
El apretado programa elaborado por el Ayuntamiento contempla los cl¨¢sicos toros y las actividades deportivas, conciertos de ¨®pera, exposiciones caninas, de pintura, escultura, fotograf¨ªa, filat¨¦licas, otros conciertos, otros cert¨¢menes y varios actos religiosos; a lo largo del mes y pico de fiestas, a los ni?os se dedican dos concursos de pintura, cinco representaciones teatrales de una misma obra y un certamen nacional de marionetas y t¨ªteres que durar¨¢ varios d¨ªas.El simple vistazo a la ciudad, de Norte a Sur y de Este a Oeste, cuando ya ma?ana es San Isidro, d¨ªa grande de estas fiestas ' no permite observar ning¨²n signo que revele un estado festivo de la ciudad.
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