No todo el centro es igual
LA OCUPACION del Centro Democr¨¢tico por el Gobierno Su¨¢rez es ya un elemento dado de la situaci¨®n. De esta forma, los vaticinios acerca del significado y consecuencias de la candidatura del presidente, expresados a mediados de marzo, han recibido plena confirmaci¨®n. Aunque en un primer momento la designaci¨®n del se?or Calvo-Sotelo como jefe de la patrulla de desembarco despert¨® ciertas esperanzas de que la operaci¨®n no resultar¨ªa demasiado cruenta, el ex ministro de Obras P¨²blicas ha exhibido sus reservas de prepotencia e implacabilidad.La eficacia de la operaci¨®n de desmantelamientio del CD para su inmediata reconstrucci¨®n como UCD qued¨® reforzada por el cuidadoso timing de su ejecuci¨®n. Al quedar solamente cinco d¨ªas entre la interienci¨®n televisada del se?or Su¨¢rez y el plazo final para la presentaci¨®n de las candidaturas, el imperioso procedimiento del ?lo toma o lo deja? pudo beneficiarse de la ayuda suplementaria de un clima de ansiedades y premuras.
La reacci¨®n de los antiguos dirigentes del CD se presta a diversas e incluso contrapuestas interpretaciones.
Algunos -como el liberal se?or Larroque-, han preferido abandonar la nueva combinaci¨®n electoral antes que aceptar los ukases gubernamentales; con el costo adicional de que los invasores del terreno centrista insin¨²en que sus razones est¨¢n hechas del mismo material que las uvas verdes de la f¨¢bula. Otros se han apresurado a hacer de la necesidad virtud, transfigurando en entusiasmo su decepci¨®n y participando incluso en la defenestraci¨®n de candidatos molestos para el Poder. Por ¨²ltimo, est¨¢n los que han jugado -manteniendo su dignidad personal y pol¨ªtica- la carta del posibilismo.
?Qu¨¦ va a ocurrir despu¨¦s del 15 de junio con esa heter¨®clita combinaci¨®n? Los aspirantes a ocupar un esca?o en el Congreso o en el Senado han realizado una rentable inversi¨®n de sus ahorros pol¨ªticos al depositarlos en las cajas gubernamentales. La televisi¨®n es un mu?idor infinitamente m¨¢s eficaz que el ej¨¦rcito de electores del se?or Romero Robledo. Y todav¨ªa queda en pie, aunque formalmente haya sido desmontado, el formidable aparato caciquil que, en el ¨¢mbito municipal, fue segregando durante cuarenta a?os el sindicalismo vertical, las hermandades de labradores, las organizaciones locales del Movimiento, el monopolio de los ayuntamientos y diputaciones, el c¨®ntrol de las entidades de cr¨¦dito oficial, etc¨¦tera.
Parece que las tentativa del Poder de comprometer a los componentes de la UCD para que, tras las elecciones, renunciaran a sus siglas y se integraran en un Partido Institucional, no han prosperado. As¨ª pues, en el Congreso y el Senado van a coexistir, una vez electos, los hombres del presidente (y los nuevos voluntarios agregados) con aquellos liberales, independientes, socialdem¨®cratas y democristianos que han optado por la pol¨ªtica del ?mal menor? y han pactado con el Gobierno para entrar en las listas electorales. ?Es sensato predecir que la manera de obtener el esca?o va a convertir a los centristas ?hist¨®ricos? en peones del Gobierno? En el conflicto moral que puede plantearse, a la hora de elaborar la Constituci¨®n, entre las convicciones pol¨ªticas profundas y los compromisos electorales, ?prevalecer¨¢n ¨¦stos sobre aqu¨¦llas? No parece probable. ?Con qu¨¦ argumentos, que no sea la promesa de carteras, podr¨ªa el Gobierno imponer una disciplina de voto a los congresistas y senadores de la UCD?
De esta forma, no parece descartable, en el horizonte poselectoral, una fractura del grupo parlamentario de la UCD en torno a opciones pol¨ªticas fundamentales. Como tampoco es imposible una ruptura paralela en Alianza Popular, si no se llega a comprender qu¨¦ tienen en com¨²n el se?or Benzo y el se?or Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez, por ejemplo. Tampoco resultan muy claras lasafinidades entre el se?or Fernandez de la Mora y el se?or P¨¦rez Escolar, por otro ejemplo. De esta forma, en las futuras Cortes, mientras el sector pro gubernamental de la UCD podr¨ªa aproximarse a las zonas menos asilvestradas de AP, los liberales, democristianos y socialdem¨®cratas podr¨ªan unirse con sus afines, elegidos sin el patrocinio del Gobierno.
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