La amnist¨ªa y la violencia
Miembro del Partido Nacionalista Vasco
El d¨ªa 11 de enero pasado los se?ores Felipe Gonz¨¢lez, Ant¨®n Canyellas, Joaqu¨ªn Satr¨²stegui y Julio de J¨¢uregui, en nombre de la comisi¨®n de los partidos democr¨¢ticos, sostuvimos una entrevista con el presidente del Gobierno don Adolfo Su¨¢rez, que dur¨® tres horas, y en la que se trataron dos temas: el de la amnist¨ªa y el de la legalizaci¨®n de todos los partidos pol¨ªticos.
Expusimos, razonamos y pedimos al jefe del Gobierno que se otorgara una amnist¨ªa de todos los hechos y delitos de intencionalidad pol¨ªtica ocurridos entre el 18 de julio de 1936 y el 15 de diciembre de 1976 en que se aprob¨® la reforma pol¨ªtica, la cual devolv¨ªa la soberan¨ªa al pueblo. Nuestra visi¨®n no se limitaba a la amnist¨ªa de los hechos y delitos cometidos en el ¨²ltimo per¨ªodo de esta ¨¦poca, claramente se?alada, entre las fechas antes mencionadas.
Entendimos que no bastaban los indultos anteriores, ni la prescripci¨®n de los delitos y las penas, por el mero transcurso de treinta a?os. Se necesitaba un gran acto solemne que perdonara y olvidara todos los cr¨ªmenes y barbaridades cometidas por los dos bandos de la guerra civil, antes de ella, en ella y despu¨¦s de ella, hasta nuestros d¨ªas.
Este gran perd¨®n y olvido s¨®lo pod¨ªa hacerlo el Rey, el jefe de Estado, que no hab¨ªa participado en ninguno de los dos bandos de la guerra civil, ni en sus consecuencias. Hecho en nombre de la paz y de la reconciliaci¨®n, hubiera sido el primer t¨ªtulo de honor y de gloria del comienzo de un reinado. Con esta amnist¨ªa se hubiera perdonado y olvidado a .los que mataron al presidente Companys, y al presidente Carrero; a Garc¨ªa Lorca y a Mu?oz Seca; al ministro de la Gobernaci¨®n Salazar-Alonso y al ministro de la Gobernaci¨®n Zugazagoit¨ªa; a las v¨ªctimas de Paracuellos y a los muertos de Badajoz; al general Fanjul y al general Pita, a todos los que cometieron cr¨ªmenes y barbaridades en ambos bandos.
El perd¨®n y la amnist¨ªa de un per¨ªodo tan dram¨¢tico, exige que todos se traguen miles de sapos y miles de culebras, pero la piedad, la paz y la convivencia de las nuevas generaciones, as¨ª lo exige.
Desgraciadamente, el presidente Su¨¢rez, aunque propicio por su buen natural, y su generosidad, a esta soluci¨®n, no vio la grandeza del servicio qu¨¦ podr¨ªa prestar al Rey y al pueblo con est¨¦ real decreto-ley, de amnist¨ªa total, o vi¨¦ndolo, no se atrevi¨® a ello. Objeto de presiones de unos y otros, sin percatarse de la gran autoridad que ten¨ªa su Gobierno, por la con fianza del jefe de Estado y por el asentimiento del pueblo a toda acci¨®n encaminada a pasar, en paz y sosiego de un r¨¦gimen autoritario a un r¨¦gimen democr¨¢tico, desech¨® lo que hubiera resuelto de una vez el problema, y opt¨® por una ampliaci¨®n limitada de la amnist¨ªa, por indultos parciales, por soluciones t¨¦cnicamente dif¨ªciles, en los que el problema, reducido en su volumen, queda enconado y sin resolver. Por la aplicaci¨®n del real decreto-ley de Amnist¨ªa y del real decreto de Indulto de 14 de marzo, han sido puestos en libertad, 74 presos pol¨ªticos vascos, lo cual es importante y de estimar. Pero quedan otros presos condenados y otros pendientes de juicio en la c¨¢rcel y quedan los exiliados que no pueden volver en las circunstancias actuales. Queda el problema en pie, aunque reducido en su cuant¨ªa. Esto lo puede resolver el Rey y la transmisi¨®n de t¨ªtulos y situaciones que le ha hecho el decano de los exiliados, su se?or padre, el conde de Barcelona, podr¨ªa constituir una ocasi¨®n adecuada y propicia.
Hay cierta hostilidad para la amnist¨ªa de los llamados delitos de sangre. T¨¦ngase en cuenta que la guerra civil fue el delito de sangre m¨¢s enorme que registra la historia de Europa y no se olvide que los delitos pol¨ªticos son principalmente los delitos de sedicci¨®n, de rebeli¨®n, de ataque a las altas instituciones del Estado, al Gobierno, al Parlamento, etc¨¦tera, y que en todos estos actos, siempre hay v¨ªctimas entre los que atacan al Estado y los que defienden. As¨ª ha sido siempre.
Y a los que en mi pa¨ªs, trabajan y luchan por la amnist¨ªa, me atrever¨ªa a decirles que me parece bien que se env¨ªen comisiones representativas para entrevistarse con el presidente Su¨¢rez y con el Rey; y que se realicen actos y movilizaciones en favor de la amnist¨ªa, siempre que sean pac¨ªficas y sin violencias, pero que sean. conscientes de que no nos hallamos en un r¨¦gimen democr¨¢tico en que la fuerza p¨²blica act¨²a para proteger y garantizar el ejercicio de los derechos ciudadanos de petici¨®n y de manifestaci¨®n, sino para prohibirlos (Aberri Eguna, primero de mayo, peticiones de amnist¨ªa). Y en este contexto, no basta con protestar y exigir responsabilidades a los que han tirado con bala y han matado a varios ciudadanos. Es preciso no organizar actos, que, en la situaci¨®n presente, sabemos conducen a enfrentamientos con la fuerza p¨²blica que pueden causar muertos y heridos entre los ciudadanos.
Trabajemos por liberar de las c¨¢rceles a los presos pol¨ªticos, y para que puedan volver los exiliados, pero no pagando el precio de cinco o seis muertos, por cada semana de lucha por la amnist¨ªa.
Y a los que m¨¢s que la amnist¨ªa les interesa una permanente lucha revolucionaria, creyendo que con acciones callejeras, barricadas y violencias, van a conseguir realizar la revoluci¨®n y la conquista del Poder, les decimos los que hemos conocido la Monarqu¨ªa de Alfonso XIII, la dictadura del general Primo de Rivera, la Rep¨²blica, la guerra civil, el r¨¦gimen de Franco y el comienzo de la Monarqu¨ªa de Juan Carlos I que, detr¨¢s de esa agitaci¨®n inconsciente, est¨¢, no el triunfo de la revoluci¨®n proletaria, sino el triunfo del golpe de Estado a lo chileno o a lo argentino. Por el voto popular, alcanzan el poder los dem¨®cratas, los socialistas, los nacionalistas vascos. Por la fuerza y la violencia, solo lo han logrado, los franquistas.
Volviendo a nuestro tema de la amnist¨ªa, si ni el Gobierno ni el Rey resuelven r¨¢pidamente este problema, faltan pocas semanas para que las Cortes que salgan de las elecciones del 15 de junio pr¨®ximo, aprueben como primera ley, la ley de la Amnist¨ªa. Ser¨¢ la obra y el m¨¦rito de los representantes del pueblo.
Por ello es preciso ir a las elecciones y adem¨¢s ganarlas, para lograr de verdad, la libertad, la amnist¨ªa y la autonom¨ªa.
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