El negocio deportivo
El ciclismo profesional es un negocio -deportivo, se entiende- como todos los deportes profesionales. El ejemplo box¨ªstico ya lo tenemos en este campo cada dos por tres y da pena s¨®lo mencionarlo. Ser¨ªa curioso, por ejemplo, saber d¨®nde termin¨® el inter¨¦s de Clay en retener su t¨ªtulo ante el ?desconocido? Evangelista, y d¨®nde emp¨¦z¨® la impotencia de un campe¨®n en plena decadencia. La consecuencia, eso s¨ª, no ha podido ser mejor para los directamente implicados, y ah¨ª est¨¢ el punto que permite inspirar una vez m¨¢s todas las sospechas: Clay espera ahora a Ken Norton con otro pu?ado de millones de d¨®lares por medio y Evangelista, que al final se sali¨® con la suya, ha sembrado ante s¨ª un porvenir de millones de pesetas, si es un poco inteligente. Miel sobre hojuelas. Y los promotores, mecenas-intermediarios de lujo, tan felices.Pues lo del ciclismo, otro deporte duro a golpes distintos, es algo parecido. Su eterno problema del doping, sin ir m¨¢s lejos, no acaba nunca de quedar claro y todo porque, se diga lo que se diga, no hay cuerpo humano que resista lo exigido en el ciclismo profesional sin estimularse de alguna forma. Los organizadores quieren espect¨¢culo a base de esfuerzos y kil¨®metros, y los corredores los deben hacer para ganar dinero. Cuesti¨®n aparte es que unos abusen del doping y otros no. O que la efedrina, que da positivo en los controles, est¨¦ en casi todos los jarabes anticatarrales, que puede tomar hasta un ni?o. Lo ideal, pues, ser¨ªa un an¨¢lisis cuantitativo, mientras no se descubran nuevos m¨¦todos contra los m¨¢s modernos dopantes, caso de las transfusiones sangu¨ªneas, que hasta ha denunciado en el f¨²tbol Beckenbauer.
Donde no hubo necesidad de casi ning¨²n esfuerzo fue en la ¨²ltima Vuelta a Espa?a, carrera lamentable en todos los sentidos. Hoy, cuando empieza el Giro y al, pensar en el pr¨®ximo Tour, se nota a¨²n m¨¢s. Todas se plantean como negocio, naturalmente, pero lo intolerable es que ¨¦ste prevalezca sobre el inter¨¦s deportivo. No se puede enga?ar al aficionado con traer s¨®lo a Maertens y a un Oca?a acabado a ¨²ltima hora, deprisa y corriendo, y que anuncia, adem¨¢s, su retirada en plena carrera para justificarse. No se puede consentir que se acorte el itinerario m¨¢s que nunca y que aparte de los obligados equipos espa?oles por aquello de que les interesa correr la Vuelta a cualquier precio por la publicidad, se rellene con unos equipos extranjeros comparsas y rid¨ªculos.
Y no hay disculpas. Con dinero, justamente con ganar menos dinero, esa organizaci¨®n, que adem¨¢s est¨¢ subvencionada oficialmente, se podr¨ªan haber contratado los hombres apropiados para dar inter¨¦s a la carrera. Y por muchas coincidencias de fechas que se diesen con otras -la disculpa de siempre-, nadie habr¨ªa tomado a broma el ?paseo? de Maertens. En el Giro seguro que ser¨¢ bien distinto. Aunque el negocio -deportivo, se entiende-, siempre sea el negocio, claro.
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