Dos clases de pol¨ªtica y la espera de Saura
ENVIADO ESPECIAL Con Una jornada particular de Ettore Scola, segundo filme a concurso por Italia, parece como si al fin el camino hacia el palmar¨¦s se fuera perfilando con una historia en cierto modo nueva y coherente y una Sof¨ªa Loren buena actriz.
Su personaje popular no cae en ninguno de los t¨®picos al uso con el de su oponente, que encarna a un locutor de radio homosexual, perseguido y a punto de ser desterrado por las leyes fascistas.
Aparte de la factura excelente del filme cuyo tempo lento debe ser comprendido en lo que intenta, lo que m¨¢s llama la atenci¨®n en ¨¦l es su mesura. Sexo, y pol¨ªtica aparecen perfectamente conjugados, el uno dado como en sordina, el otro a trav¨¦s de la voz de la radio que trasmite la llegada de Hitler a la Italia del Duce. Hay una delicada iron¨ªa en el paralelismo de ambas acciones: la que se ve, donde el conflicto va progresando hacia un final imposible, a medida que los dos personajes se definen, y la otra que s¨®lo se oye, descrita en tonos ret¨®ricos habituales en los reg¨ªmenes autoritarios.
La Jornada particular en la que el locutor a punto de partir para el destierro conoce y convive un d¨ªa con su vecina de patio, a su vez mentalizada y maltratada por un marido machista y una maternidad excesiva, est¨¢ contada de forma excelente con una fotograf¨ªa en tonos sepia que, como los encuadres o la pura t¨¦cnica, aluden al tiempo en que se desarrolla la acci¨®n, haci¨¦ndonos pasar sin esfuerzo de? documental con que se inicia la historia hasta la parte de ficci¨®n que constituye el relato.
Tambi¨¦n son excelentes las anotaciones de humor que abren y cierran ¨¦ste, el fervor unas veces interesado y otras real o ingenuo de ciertos estamentos populares por el Duce, todo cuanto de circo y fiesta rode¨® ciertas jornadas de un r¨¦gimen que elevara a su creador m¨¢s all¨¢ del mito, del h¨¦roe y del hombre.
Cuentos de Budapest
Respecto a Cuentos de Budapest, de Istvan Szabo, s¨®lo cabe decir lo de siempre. Realizado en un pa¨ªs socialista, en este caso Hungr¨ªa, su tema, su estilo, e incluso los resultados son los habituales, bien distintos al tipo de cine que por aqu¨ª se produce y exhibe.Aparte de directrices m¨¢s o menos obligadas, quiz¨¢ el p¨²blico para quien se realiza, goce, aprenda o se enriquezca con tales historias entre parternales, sentimentales y tiernas. Esta vez se trata de un tranv¨ªa que un grupo de hombres y mujeres supervivientes de la guerra, escogen como hogar ambulante para llegar a una ciudad. La moraleja consiste en la necesidad de mantenerse unidos para conseguirlo, para conseguir algo en la vida, de no cejar, aportando cada cual el peque?o esfuerzo en la medida de sus posibilidades por encima de cualquier vicisitud o desaliento. Correctamente realizada y fotografiada e incluso con buenos consejos dirigidos directamente al p¨²blico, el filme se cierra con un final simb¨®lico en el que otras gentes empujan a otros tranv¨ªas parecidos. No se nos dice a d¨®nde. Se supone que hacia la misma ciudad, una ciudad justa, digna y laboriosa. No se nos dice si tambi¨¦n m¨¢s libre.
La vuelta de Garcilaso
Aunque s¨®lo sea al amparo de algunos de sus versos, ha vuelto Garcilaso a Cannes al cabo de los siglos. Ha vuelto muy cerca del lugar donde cayera herido de, muerte, camino de Frejus, herido m¨¢s por la prisa del emperador que por la piedra lanzada desde lo alto de una torre por un pu?ado de soldados franceses. Ha vuelto de la mano de Carlos Saura y su filme Elisa, vida m¨ªa, en cuyos versos le reconocemos y a la sombra de cuyo recuerdo se ha realizado esta pel¨ªcula en la que Espa?a tiene puesta su esperanza para los premios de este a?o. El diario del festival ya ha hablado algo en tal sentido y la cr¨ªtica ensalza, por su parte, ?la magistral interpretaci¨®n de Fernando Rey?, as¨ª como ?la sensibilidad de Geraldine Chaplin?.Sin embargo, a¨²n queda mucho cine por delante, lo mejor quiz¨¢ de los lotes americano e italiano. Ambos clanes poderosos han montado sus puestos de mando en el coraz¨®n de esta feria de la imagen, y cada d¨ªa siembran calzadas y peri¨®dicos de opiniones, entrevistas y fotos. Carlo Ponti habla de un nuevo realismo a prop¨®sito de su ¨²ltimo filme, se retrata con su mujer y Mastroianni y, por si fuera poco, otro italiano preside el jurado: Roberto Rossellini, para quien, hace unos a?os y, seg¨²n sus propias palabras, el cine estaba muerto, pero que debe haber resucitado, a juzgar por el tono de sant¨®n pomposo con que pontifica en las ruedas de prensa.
?Bang?
El filme de Jan Troell, autor conocido del p¨²blico espa?ol a trav¨¦s de sus obras sobre los emigrantes suecos en Estados Unidos, se presenta esta vez con un tema totalmente distinto, pero que encaja bastante bien en la tem¨¢tica de este certamen. Su t¨ªtulo, Bang, alude al paso de la barrera del sonido y en el plano particular, al de la cuarentena o, por mejor decirlo, la edad madura del hombre. Su protagonista, un profesor de liceo aislado de los dem¨¢s, incapaz de relacionarse de un modo total y normal en especial con las mujeres, empezando por la propia, de la que acabar¨¢ separ¨¢ndose.En teor¨ªa todo va bien. Los diversos planos en los que se desarrolla el filme dentro del estilo de la narrativa actual se hallan bien contados, pero no bien estructurados, lo cual, aparte de la confusi¨®n correspondiente, supone un lastre que s¨®lo con esfuerzo consigue salvar el p¨²blico. El autor afirma haber querido hacer un filme divertido, bello e intelectual.
Vagos conceptos cuyo sentido suele variar en relaci¨®n con los diversos tipos de. espectadores. Divertido no es mucho, salvo alguno que otro hallazgo, y resulta de una belleza un poco fr¨ªa y convencional. Puede que el calificativo de intelectual le vaya m¨¢s, aunque ello no le exima, por supuesto, de la obligaci¨®n de llegar al gran p¨²blico, es decir, de romper esa incomunicaci¨®n a la que tanto aluden los filmes de este certamen.
Babelia
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