Guerra de nervios entre los terroristas y el Gobierno holand¨¦s
Una verdadera ?guerra de nervios? ha estallado entre secuestradores y Gobierno, en torno al doble secuestro por nacionalistas moluque?os de un tren paralizado en las cercan¨ªas de Assen, en Holanda, con unas cincuenta personas en su interior, y cien ni?os y maestros en una escuela, en el pueblo de Smilde.
A primera hora de la tarde del jueves los nacionalistas moluque?os que ocupan la escuela, permitieron la libertad de una ni?a enferma de siete a?os y posteriormente la de otras tres.Los cinco moluque?os que controlan el tren, acompa?ados de una mujer; parecen ser los cerebros de la operaci¨®n terrorista. Anoche abrieron una puerta dejando salir a un hombre con los ojos vendados, las manos atadas y una soga en el cuello. Despu¨¦s de un paseo de media hora, siempre atado con una cuerda al tren, el hombre fue obligado a volver al interior del mismo tren. Esta ma?ana repitieron la operaci¨®n.
?Medidas de intimidaci¨®n? ?Amenaza real de ejecutar a los rehenes, si no tienen la libertad de veinti¨²n nacionalistas moluque?os actualmente condenados por haber provocado actos violentos, en pro de una recuperaci¨®n de la independencia de las islas Molucas del sur, hoy gobernadas por Indonesia?
Las condiciones de vida en el tren son duras. El calor en el interior es de treinta grados, en unos d¨ªas de pleno sol. Los V¨ªveres escasean ante la intransigencia de los secuestradores que impiden todo acceso al tren.
En la escuela, aparte la liberaci¨®n de las cuatro ni?as, contin¨²a el status quo. Hay noticias, desde el martes, de que van a liberar a los ni?os mas peque?os. Las ambulancias esperan. Los marines est¨¢n dispuestos en posici¨®n de ataque, pero todo contin¨²a inm¨®vil para evitar un derramamiento de sangre.
El comit¨¦ interministerial de crisis continu¨® reunido en permanencia en La Haya, y facilita muy pocos detalles de una discreta negociaci¨®n. Un equipo de siquiatras mantiene todos los contactos telef¨®nicos con los moluque?os.
La prensa holandesa destaca las declaraciones dram¨¢ticas de una mujer que tiene a su marido secuestrado en el tren de Assen y a sus dos hijos retenidos en la escuela de Smilde. La sangfe fr¨ªa de los padres de los ni?os retenidos en la escuela peligra de alterarse, despu¨¦s de m¨¢s de ochenta horas de tensi¨®n.
El Gobierno holand¨¦s parece seguir la misma t¨¢ctica que en 1975, durante el secuestro de un tren de Beilen y el consulado de Indonesia en Armsterdam: ganar tiempo. ?Hasta cu¨¢ndo? Es imposible saberlo.
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