Habla el padre de un preso pol¨ªtico
Surgi¨® este nuevo concepto del ciudadano llamado preso pol¨ªtico, negado por el Poder, hasta que el clamor del pueblo le oblig¨® a reconocer su existencia, aunque no su extinci¨®n.Se logr¨® a costa de m¨¢s presos y m¨¢s sangre, un respeto profundo por parte del pueblo, para estos nuevos ciudadanos. Era, de momento, todo cuanto pretend¨ªamos en aquel entonces, los que luch¨¢bamos en favor de los presos pol¨ªticos. Pero el pueblo, reconociendo que eran los adelantados de su lucha por la justicia y la libertad, los quiso en la calle, en sus casas, con sus familias, con ellos. Se reclam¨® la amnist¨ªa.
Sus gritos no fueron escuchados desde el Poder. Por el contrario, se pretendi¨® acallarlos con una dura represi¨®n, aunque in¨²tilmente. Oportunidades para que este clamor fuera escuchado, no han faltado. La muerte de Franco, la coronaci¨®n del Rey, el deseo de cambio del refer¨¦ndum, la cesi¨®n de los derechos din¨¢sticos de don Juan en favor de su hijo don Juan Carlos, para levantarle la hipoteca que sobre ¨¦l pesaba, etc¨¦tera. Todas las ocasiones eran buenas para cerrar un ciclo hist¨®rico periclitado e iniciar una nueva andadura. Esto lo quer¨ªa el pueblo espa?ol. ?Era eso lo que quer¨ªan los que detentaban el Poder?
Hubo, claro, que ceder poco a poco, y de mala gana, algo de lo que el pueblo exig¨ªa. Surgieron estos excarcelamientos a plazos de presos pol¨ªticos, la mal llamada amnist¨ªa. Indulto de noviembre del 75. Amnist¨ªa de julio del 76. Ampliaci¨®n medidas de gracia de marzo del 77 y por fin, esto ¨²ltimo: extra?amiento. ?Palabra fea, por Dios! Aqu¨ª viene la sorpresa y extra?amiento -y la palabra tiene ahora otro significado- de los ¨²ltimos acontecimientos relacionados con la amnist¨ªa. Lo que el G¨®bierno neg¨® a una exigencia de reconciliaci¨®n, lo ha aceptado ?y bien venido sea!, ante unos muertos, muertos est¨¦riles, que no deb¨ªan haber sido y ante un problema de orden p¨²blico. Soluciones a medias, que a nadie conforman. Semillas de nuevos enfrentamientos.
Los prisioneros del antiguo r¨¦gimen franquista deben ser amnistiados, cualquiera que sea su lugar de nacimiento. En caso contrario, este llamado camino hacia la democracia, es s¨®lo un mal disimulado continuismo. Y a los espa?oles nos gusta conocer las cosas por su verdadero nombre.
27 mayo
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